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Eutanasia, una mirada más allá de la ciencia y la fe


Enviado por   •  18 de Marzo de 2019  •  Trabajo  •  1.321 Palabras (6 Páginas)  •  101 Visitas

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Eutanasia, una mirada más allá de la ciencia y la fe

El presente ensayo tiene como objetivo primordial presentar al lector la incidencia que tiene la eutanasia en la sociedad actual, teniendo en cuenta las diversas perspectivas de los actores involucrados. Entonces, ¿se la puede considerar como un derecho? o simplemente ¿una acción que busca arrebatarle la vida a un ser humano?

En los últimos años, se ha observado el aumento de la esperanza de vida a nivel mundial, sin embargo, esto también ha provocado un aumento proporcional en la complejidad de la atención de enfermos terminales y los dilemas éticos relacionados. (Carrasco; Crispi, 2016). De esta manera, en la ciencia médica han aparecido nuevos procedimientos que buscan de alguna forma facilitarle la existencia a personas que padecen dichas enfermedades terminales.

Con base en lo anterior, un claro ejemplo de ello, ha sido la eutanasia, del griego eu – thanatos, cuyo significado etimológico se traduce en “buen morir”, se ha convertido en uno de los grandes temas de la bioética, con el cual se deben enfrentar los médicos en su práctica cotidiana. (Carrasco; Crispi, 2016).

Durante el siglo XX, durante el Tercer Reich (El Gran Imperio Alemán), el término se había ganado la connotación negativa cuando fue utilizado de forma inadecuada en las políticas nazis dirigidas a eliminar vidas que, desde su punto de vista, no valían la pena ser vividas. (Siqueira-Batista; Schramm, 2005). Sin embargo, con el transcurso del tiempo y gracias a la desmitificación de la palabra, las discusiones sobre el tema salieron a flote nuevamente, y su práctica se encuentra permitida en algunos países, entre ellos Colombia.

No obstante, a pesar de que este procedimiento aparece épocas atrás, existe una falta de consenso con respecto a su terminología, lo cual se ha visto reflejado en la dificultad del dialogo transparente y claro de sociedad civil y la comunidad médica. (Carrasco; Crispi, 2016).

Teniendo en cuenta lo anterior, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la eutanasia como “la acción deliberada que realiza una persona con la intención de provocar la muerte sin dolor, a otro sujeto, o no prevenir la muerte por causa natural, en caso de enfermedad terminal o coma irreversible”. (OMS, s.f).

Para que ello pueda realizarse la persona debe estar pasando por un sufrimiento físico, emocional o espiritual que no tenga cura y sea incontrolable, por lo cual el objetivo de este procedimiento será aliviar la situación descrita anteriormente; por ejemplo, cáncer avanzado, demencia, insuficiencia severa de órganos vitales, entre otros. De esta manera, estas personas son consideradas enfermos terminales, quienes además padecen una condición patológica grave, de carácter progresivo e irreversible que ya no tiene opciones de tratamiento al momento del diagnóstico, y tiene un plazo breve generalmente menor a seis meses. (Rev. méd. Chile, 2000).

No obstante, actualmente se ha dividido el término en dos componentes eutanasia activa, por una parte; y eutanasia pasiva, por otra parte. El primero de ellos hace referencia al acto médico de terminar con la vida de un paciente, bajo la voluntad del mismo paciente, bajo las condiciones mencionadas anteriormente y la normativa que lo regula en cada país. (De Wachter, 1989). Hoy en día esta práctica está legalizada en cuatro países del mundo, entre ellos Colombia. Por otra parte, el segundo componente está ligado con el acto médico de retirar, suspender o no iniciar un tratamiento que se limita a prolongar la vida del paciente en condición de enfermedad terminal o irreversible. (Garrard; Wilkinson, 2005; Simon et al. 2008).

A lo anterior se suman, tres tipos de eutanasia que han descrito en varias investigaciones, primero se encuentra la eutanasia voluntaria que hace referencia a cuando se realiza con el consentimiento del propio paciente (Guerra, 2013); en segundo lugar, se encuentra la eutanasia involuntaria, la cual se practica en contra de la voluntad del paciente, quien manifiesta su deseo expreso de no morir (Conferencia Episcopal Española, 1993); y por último, la eutanasia no voluntaria, la cual se practica no constando el consentimiento del paciente, que no puede manifestar ningún deseo, como sucede en casos de niños y pacientes que no han expresado directamente su consentimiento informado. (Tomás y Garrido, 2007).

Sin embargo, a pesar de que la ciencia médica la considera como un acto que trata de mejorar la calidad de vida de la familia de los pacientes y aliviar el sufrimiento de los pacientes en dichas condiciones, como se vio anteriormente, la religión católica principalmente, tiene un punto de vista diferente, ya que para esta es considerada como una violación de gravedad a la ley de Dios, ya que es precisamente él quien tiene la potestad de dar y quitar la vida de un individuo, y no otra persona, en este caso un médico. Así lo describen las sagradas escrituras: “Tú tienes el poder sobre la vida y sobre la muerte, haces bajar a las puertas del Hades y de allí subir” (Libro de la sabiduría, 16: 13; Tobit, 13:2).

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