Expedición HMS Challenger Introducción y Contexto Histórico
Enviado por Ana Herráez Pérez • 20 de Enero de 2018 • Trabajo • 2.505 Palabras (11 Páginas) • 307 Visitas
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ÍNDICE
Resumen………………………………………………………………………………………………………………………………2
Introducción y Contexto Histórico………………………………………………………………………………………..2
La Expedición……………………………………………………………………………………………………………………….2
Materiales y Métodos………………………………………………………………………………………………………….5
Resultados y Discusión………………………………………………………………………………………………………..8
Conclusiones………………………………………………………………………………………………………………………10
Bibliografía…………………………………………………………………………………………………………………………10
RESUMEN
En la sociedad victoriana del siglo XIX, la dependencia de la religión para dar respuesta a las grandes preguntas que surgían daba paso a la ciencia como camino para responder a esas preguntas. Una de las grandes cuestiones de la época eran las profundidades de los océanos. En un contexto en el que el fondo del mar es desconocido, y la teoría Azoica es la creencia popular, se gestó el proyecto de un viaje científico a lo largo de todo el mundo, para estudiar los océanos y sus profundidades. Durante la expedición H.M.S Challenger se tomaron diferentes variables físicas, químicas y biológicas (sondas, medidas de temperatura, ácido carbónico en agua, ejemplares de plantas y animales, entre otras).
Esta expedición, así como los resultados que trajo consigo fueron el origen de la oceanografía, además de aportar los datos necesarios para realizar mapas del fondo marino y determinar más de 4.000 especies desconocidas hasta el momento.
Palabras Clave: Oceanografía, cuenca oceánica, corbeta, sonda, temperatura, dragado.
INTRODUCCIÓN Y CONTEXTO HISTÓRICO
Edward Forbes, naturalista inglés y presidente de la Sociedad Geológica de Londres, formuló en 1842 la teoría azoica, en la que postulaba que la vida a partir de profundidades superiores a 500 metros era imposible debido a las bajas temperaturas, la ausencia de luz y la alta presión.
Posteriormente Darwin, gracias a su viaje científico en el Beagle, planteó la existencia de formas de vida en las profundidades marinas.
Tras el trabajo de Charles Darwin, en 1859, la sociedad londinense de finales del siglo XIX propuso un viaje oceanográfico alrededor del mundo, explorando todos los mares del mundo y efectuando numerosas recolecciones a grandes profundidades. La Royal Society de Londres se encargó de impulsar dicha expedición y la marina inglesa (Royal Navy) aportó la corbeta HMS Challenger y la tripulación.
LA EXPEDICIÓN
La expedición oceanográfica del Challenger tuvo lugar del 7 de diciembre de 1872 al 26 de mayo de 1876. Durante el viaje se recorrieron 127.600 km (68.890 millas náuticas), se reunieron observaciones de 362 estaciones, y se hicieron 492 sondeos y 133 dragados (The Editors of Encyclopædia Britannica, 2013). Consistió en un viaje oceanográfico alrededor del mundo, efectuando numerosas recolecciones a grandes profundidades. Entre ellas, destacan las importantes recolecciones de las proximidades de la Isla Robinson Crusoe, cuando del 13 al 15 de noviembre del año 1875 anclaron en Bahía Cumberland, en su trayecto de Tahiti a Valparaíso. (())
Chales Wyville Thompson, sucesor de Forbes en la cátedra de Historia Natural de la Universidad de Edimburgo y eminente científico británico, fue el precursor del proyecto del viaje, que se proponía buscar esas formar de vida planteadas por Darwin, además de topografiar el fondo del océano para proyectar cables submarinos de comunicación transatlánticos.
Los objetivos de la expedición se pueden resumir en los siguientes (Alonso, 2015):
- Investigar las condiciones físicas (profundidad, temperatura, corrientes marinas, densidad, condiciones de luz, etc) de las profundidades del mar en las grandes cuencas oceánicas.
- Determinar, a diferentes profundidades, la composición química del agua (materia orgánica y otras partículas en suspensión).
- Establecer el carácter físico y químico de los depósitos de los fondos oceánicos, así como las fuentes de estos depósitos.
- Investigar la distribución de la vida a diferentes profundidades y en el fondo marino.
Para llevar a cabo, por tanto, la investigación del estado físico y las condiciones biológicas de las grandes cuencas oceánicas, se propuso una ruta definida, que permitía examinar muchos de los principales fenómenos oceánicos incluyendo las corrientes ecuatoriales, algunas condiciones biológicas del mar de las Antillas, la fauna de las profundidades del sur Atlántico y de las fronteras del Mar Antártico, entre otros (Thomson & Murray, 1885)
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Figura 1: Ruta de la expedición H.M.S Challenger. Fuente: Revista de Buceo ACUSUB.
La corbeta de madera HMS Challenger, de aproximadamente 61 metros (200 pies) de largo, 12 (40 pies) de ancho y tres mástiles, era originalmente una nave de guerra británica, que contaba con 17 cañones y un motor de más de 1.234 caballos. Fue modificada para realizar la expedición oceánica: se sacó la munición y 15 de los cañones del barco, y se adaptó para las investigaciones científicas: se equipó con laboratorios, salas de trabajo, una plataforma para el dragado, redes de arrastre y almacenes, además de un telégrafo para permitir la comunicación (Bishop et al., 2003). La razón por la que se eligió esta nave era su dualidad operacional, como velero de tres mástiles equipado con máquina de vapor, la mayor parte del trayecto utilizó las velas, facilitando las paradas de recolección de datos, y empleaba los propulsores de vapor durante las operaciones de dragado (Mehnazd, 2015; Bishop et al., 2003).
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Figura 2: Corbeta H.M.S. Challenger. Fuente: The Voyage of H.M.S. Challenger 1873-1876
El capitán George Strong Nares, experimentado oficial de topografía, fue puesto al mando de la expedición por la Comisión de almirantazgo (Voyage C2), y la tripulación se componía de casi 270 miembros de diferentes procedencias, de ellos 240 eran marineros y 23 oficiales. El equipo científico, de 6 personas, fue liderado por Thomson, en colaboración con William Benjamin Carpenter, y contaba con un dibujante para ilustrar los seres vivos encontrados. Al finalizar el viaje en 1876, solo quedaban 144 miembros de la tripulación original: el capitán Nares abandonó la misión en 1875, siendo sustituido por el capitán Frank Thomson, acompañado de otros cinco miembros que también se fueron. Varios miembros de la tripulación fueron desertando en diferentes puertos de escala, sobre todo en Australia. Además 10 miembros murieron durante el viaje y 26 se quedaron en hospitales o no pudieron continuar el viaje. (Thomson & Murray, 1885)
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