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FHAyCS - UADER - Didáctica de la Educación Física - Análisis critico - Categoría “cuerpo”


Enviado por   •  4 de Junio de 2022  •  Ensayo  •  6.055 Palabras (25 Páginas)  •  46 Visitas

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Análisis critico - categoría “cuerpo”

Universidad Autónoma de Entre Ríos

Facultad de Humanidades Artes y Ciencias Sociales

Profesorado de Educación Inicial

Pamela Itatí Espona

Junio 2021

 

El presente trabajo tiene como tema central, la categoría “cuerpo”, es decir, como se ha ido concibiendo a través del tiempo, que ideologías atravesó, como influyo la pedagogía en ello, como incidió la cultura, la sociedad, la política y la ciencia, y que representaciones se tiene de este concepto al que denominamos “cuerpo”.

Desde el programa desarrollado en la cátedra Didáctica de la Educación Física y seleccionando algunos aportes realizados por Rozengardt Rodolfo en su texto” Problematización pedagógica en torno a la Educación Física, el cuerpo y la escuela” correspondiente a las jornadas de Cuerpo y Cultura de la UNLP (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata). He realizado un análisis a modo crítico, respecto a la historia de la categoría “cuerpo” y de su relación en el espacio de la Educación Física y las instituciones, partiendo de que el concepto de cuerpo y su significancia ha tenido a lo largo de la historia variadas concepciones, en parte impuestas y en parte construidas socialmente hasta el día de hoy. Volviendo en el tiempo, al discurso pedagógico moderno de los siglos  XVII / XIX y posteriormente al sistema de instrucción escolar masivo obligatorio que se llevo a cabo desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad, como es que no apuntaban al desarrollo intelectual, sino que se centraron en el área “cuerpo”.

Hasta entonces, los cuerpos infantiles junto a técnicas y procedimientos imposibles de separar de la existencia corporal se traducían,  por ejemplo a:  el control del cuerpo al entrar a la escuela, la presentación corporal frente al maestro, la postura corporal de los niños/ñas ante las diferentes lecciones que aprendían, la posición del cuerpo durante la escritura, el control del cuerpo al salir de la escuela, el uso de “cierta” vestimenta con “determinadas” medidas o colores, entre otras cualidades. Fueron los grandes pedagogos de entre los siglos XVII y XIX como: Rousseau, Comenius, entre otros,  que en ese entonces contribuyeron a configurar un discurso pedagógico moderno que abarcaría enunciados, problemas y prioridades diferentes, en el cual coincidían en la necesidad de “controlar y regular” los cuerpos infantiles.

El cuerpo, una categoría que atravesaría progresivamente por diversas concepciones se convertía primeramente en la idea de cuerpo como cuerpo y alma construida sobre dos finalidades contrapuestas sobre la sexualidad, buscando eliminar toda relación con el goce. Luego con la modernidad, la razón funda la ciencia moderna que separa el estudio orgánico y fisiológico del cuerpo, del estudio del alma. Los paradigmas van cambiando y el cuerpo es tomado en cierto punto como mercancía, es decir había que disciplinarlo y someterlo, por ejemplo: para el trabajo.

Pablo Scharagrodsky, nos hace reflexionar sobre concepciones que van mas allá de una teoría social, aquel campo del saber conformado por el ideal de un grupo de autores que coinciden en que los cuerpos son construcciones sociales y culturales situadas en la historia. Scharagrodsky nos invita a pensar en “los cuerpos” en su “diversidad” más allá de su composición fisiológica, como solo ha trascendido a través de los años. En este sentido, la institución escolar ha contribuido a desestimar el cuerpo para la formación integral del ser humano, al acorralarlo en la lógica de la dicotomía mente/cuerpo. Esto es posible, dada la parcelación de saberes, con lo cual se ha pretendido asignar trincheras a cada asignatura: por un lado, las que se ocupan del cuerpo, y por el otro, aquellas a las cuales les corresponde la mente. Esta contradicción cuerpo/mente ha permitido la configuración de un “imaginario escolar” donde prevalece la superioridad de lo mental sobre lo corporal. Como premisa de dicho imaginario escolar es necesario entonces, apropiarse del “saber teórico” para avanzar en la escuela. De esta manera, se ha conformado un grupo de asignaturas de primera, de segunda y hasta de tercera categoría, considerando su importancia para el rendimiento del estudiante. Siendo aquellas, como la educación física, las artes y otras similares, adherentes al curriculum escolar. La realidad del área “cuerpo” apunta a una disciplina que solo acorrala la “formación del cuerpo” en una asignatura escolar (la Educación Física); en la cual el resto de las asignaturas son depositarias de  variados conocimientos teóricos e intelectuales.

Esta pedagogización del cuerpo, que toma a la Educación Física como una apartado, ha desvirtuado su carácter formador, poniendo en foco otros aspectos que no contribuyen con la finalidad de la asignatura y que podría decirse que es algo lógico dentro de una sociedad cegada por el consumismo y el brillo del deporte de élite y el profesionalismo, pero que ciertamente no entran en esta imagen todos los sujetos sociales, olvidada por el resto de las asignaturas escolares y asumida desde un punto de vista técnico,  esto  da lugar a la adquisición de los patrones de movimientos, en particular para el cuerpo de los que son considerados “menos hábiles” físicamente, limitando el desarrollo de las posibilidades corporales de dichos estudiantes. Por otro lado, a pesar de la marcada presencia de lo corporal en los Contenidos Curriculares, en especial en la Educación Inicial y Educación Básica, la escuela continúa desestimando la actividad motriz “el cuerpo” por la adquisición de saberes. Concebir el aprendizaje desde los aportes de Bourdieu, P. diría del mismo, como un proceso global e holístico donde ineludiblemente interviene el cuerpo, de manera que lo aprendido, no sólo se sabe, sino que configura el ser y la identidad con la cultura y la clase social

El cuerpo que llegamos a ser la “corporeidad” en que nos constituimos, no es aquél de nuestro nacimiento, sino el que se “enriquece” con la intervención de los adultos significativos, especialmente la madre, también la experiencia con los demás, la interrelación con el entorno y este ámbito institucional al que concurrimos y en el que nos formamos luego de nuestro hogar. La apropiación de las posibilidades corporales también forma parte como base de una educación para la vida, no es responsabilidad sólo de una asignatura que se encarga de la pedagogización del cuerpo, sino un compromiso y una necesidad para la formación de futuros ciudadanos en una realidad que se vuelve cada vez más compleja, cambiante y diversa. La corporeidad es una construcción permanente que las personas hacen de sí mismas, que no solo se compone de factores fisiológicos, sino que también, de factores anímicos, sentimientos, vivencias, experiencias que atraviesan al individuo al “ser” e incluso lo marcan, positivamente o negativamente.

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