Farmacología y tratamiento de la enfermedad de Parkinson
Enviado por Paola_rodriguez • 31 de Mayo de 2018 • Documentos de Investigación • 12.352 Palabras (50 Páginas) • 211 Visitas
Farmacología y tratamiento de la enfermedad de Parkinson
El tratamiento farmacológico de la enfermedad de Parkinson es, hasta ahora, de tipo sintomático y no causal. El arsenal terapéutico no modifica, aparentemente, la evolución natural de la enfermedad, pero provee un alivio sintomático significativo que permite una calidad de vida aceptable y adecuada, lo cual ha significado una modificación en la expectativa de vida.
Birkmayer, y luego Barbeau (1961), postulan el uso de precursores de Dopamina (DA), como la L-dopa, en el tratamiento de la afección. Es Cotzias (1967) quien, con el empleo de dosis más elevadas, confirma la efectividad de dicho enfoque de forma definitiva.
La L-dopa, asociada a inhibidores de la dopa-decarboxilasa periférica, constituye sin lugar a dudas el fármaco más efectivo para el alivio de la sintomatología parkinsoniana. Sin embargo, su uso prolongado provoca una serie de modificaciones en la respuesta terapéutica (fluctuaciones en el rendimiento, reducción en la respuesta, disminución del margen terapéutico y diquinesias), que junto con los efectos colaterales gastrointestinales y psiquiátricos son las limitaciones más importantes para su uso.
La búsqueda de alternativas terapéuticas en años más recientes ha resultado en la síntesis de agonistas DA derivados del ergot y otros no ergot (algunos aún en etapa experimental) que por sus características farmacodinámicas y farmacocinéticas tienen una menor incidencia que algunos de los fenómenos antes mencionados y otros fármacos que ocupan un lugar secundario en el arsenal terapéutico de la enfermedad de Parkinson.
Las limitaciones existentes en el tratamiento, algunas de ellas inducidas por el uso crónico de fármacos altamente activos como la L-dopa/inhibidores de la dopa decarboxilasa, hacen necesario un planteo adecuado de la estrategia terapéutica a seguir, incluyendo la conveniencia de postergar o no el inicio del tratamiento.
*Aquellos que abogan por el inicio tardío de la terapéutica con L-dopa optan por fármacos menos activos, como los anticolinérgicos o la amantadina, para manejar sintomáticamente al paciente hasta tanto sea necesario recurrir a drogas más efectivas.
Una opción válida, sobre todo en pacientes en estadios tempranos de la enfermedad o con signología leve o moderada, es el empleo de agonistas DA que, por su diferente mecanismo de acción y vida media más prolongada que la L-dopa, no inducen (o lo hacen en menor medida) fluctuaciones o disquinesias. Sin embargo, su elevado costo, la necesidad de utilizar dosis altas para alcanzar efectos comparables a los de la L-dopa, algunos efectos colaterales que aparecen más a menudo con su uso (hipotensión ortostática, trastornos psiquiátricos) y una declinación en su eficacia más allá de los dos años, restringen en cierta medida su uso amplio.
Otra alternativa que se ha postulado recientemente es el uso, desde el comienzo, de la asociación de Ldopa/IDDC con agonistas DA en dosis menores que las que se emplean cuando son administradas separadamente. Esto permitiría aprovechar las ventajas de cada una de ellas y minimizar sus inconvenientes al mismo tiempo.
La clasificación más adecuada de los fármacos antiparkinsonianos es la siguiente:
I. L-dopa asociada a Inhibidores de la Dopa Decarboxilasa periférica (IDDC)
II. Agonistas dopaminérgicos
III. Inhibidores de la monoaminoxidasa B (IMAO B)
IV. Inhibidores de la Catecol-O-Metil-Transferasa (COMT)
V. Anticolinérgicos
VI. Clorhidrato de amantadina
VII. Fármacos de empleo asociado
VIII. Vacaciones de medicación
Se analizarán separadamente sus efectos, mecanismos de acción e indicaciones:
I. Levodopa (L-Dopa / IDDC)
La L-dopa (L-3, 4-dihidroxifenilalanina) es un aminoácido aromático precursor de la dopamina utilizado por vía oral, asociado a inhibidores de la L-aminoácido aromático-decarboxilasa (IDDC) para evitar su degradación periférica, con la concomitante reducción de los efectos colaterales provocados por su transformación sistémica a dopamina (náuseas y vómitos, arritmias cardíacas, etc.). Asimismo, al evitar su degradación periférica, se logran niveles plasmáticos de L-dopa que pueden llegar al cerebro, puesto que la dopamina no atraviesa la barrera hematoencefálica.
Metabolismo
La metabolización de la L-dopa se cumple por cuatro vías principales:
a) Decarboxilación
b) O-metilación
c)Transaminación
d)Oxidación
El principal camino metabólico de la L-dopa es la decarboxilación por parte de la L-aminoácido aromático-decarboxilasa enzima que se encuentra universalmente distribuida en los tejidos; el intestino, el hígado y los riñones son los sitios más importantes de decarboxilación. Debido a este factor, la L-dopa se administra actualmente combinada con inhibidores periféricos de la dopa decarboxilasa, como la carbidopa y la benzerazida.
Estas sustancias no atraviesan la barrera hematoencefálica, de manera que sólo actúan evitando la degradación periférica de la L-dopa.
El 69 % de los metabolitos urinarios corresponden a la dopamina, al ácido homovanílico (HVA) y al ácido dihidroxifenilacético (DOPAC). Menos del 5 % es hidroxilada a noradrenalina y luego metabolizada a ácido vanilmandélico (VMA). Alrededor de un 10 % de la L-dopa administrada es transformada a 3-O-metildopa por acción de la COMT (catecol-metiltransferasa). La 3-O-metildopa tiene una vida media plasmática de 15 horas, lo que causa una acumulación de este metabolito durante el tratamiento crónico.
La transaminación y la oxidación como pasos metabólicos adicionales no son de gran significación. La tirosina-aminotransferasa puede utilizar a la Ldopa como sustrato; los productos terminales de esta vía que se eliminan por la orina son el vanilpiruvato, vanillactato y el ácido 2,4,5-trihidroxifenilacético. Se supone que una parte mínima de la L-dopa administrada puede ser oxidada a melanina, y la aparición de cisteinildopa en la orina de pacientes parkinsonianos sugiere la existencia de un proceso de oxidación con un intermediario de tipo dopaquinona.
Farmacocinética
Algunos aspectos farmacocinéticos relacionados con la absorción, biodisponibilidad, transporte y distribución de la L-dopa tienen gran relevancia en el manejo terapéutico. La L-dopa no es absorbida en el nivel gástrico, sino en la primera porción del intestino delgado, pero factores tales como el tiempo de vaciamiento gástrico pueden entorpecer o retrasar su absorción. Varios factores pueden determinar la mayor lentitud del vaciamiento gástrico: excesiva secreción ácida, administración concomitante con comidas copiosas, uso de anticolinérgicos o antidepresivos tricíclicos y transformación de la L-dopa a dopamina por la decarboxilasa periférica.
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