Fenomedo de la muerte y tanatología
Enviado por 232612 • 10 de Noviembre de 2018 • Ensayo • 4.551 Palabras (19 Páginas) • 152 Visitas
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Equipo 4 Tema 5
BIOÉTICA Y TANATOLOGÍA 01/07/2018
TEMA:
Dignidad del morir del hombre
Bases de tanatología
POR:
Corona Vargas María del Rosario
Domínguez Soriano Nallely
Lobato Zúñiga Aleidys Ximena
Mondragón Landeros Maribel
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 3
DIGNIDAD DEL MORIR DEL HOMBRE 3
EL MORIR COMO UN “ACTO HUMANO” 4
MEDICINA PALIATIVA 4
BASES DE TANATOLOGÍA 5
ESTRATEGIAS 7
EL DUELO 7
ACOMPAÑAMIENTO 11
CONCLUSIÓN 13
BIBLIOGRAFÍA 14
INTRODUCCIÓN
- El hombre como ente biológico, está sometido leyes fisicoquímicas y biológicas de la naturaleza que rigen para el resto de las criaturas vivientes. La ciencia y la filosofía no se excluyen mutuamente por lo que cabe reconocer que la especie humana posee unas características muy especiales y que la diferencian de todos los demás seres vivos “una realidad indisoluble de cuerpo y alma “.
- El hombre por su singularidad corpóreo- espiritual es superior al resto de los seres de la naturaleza por su espiritualidad, es el único que vive su vida conscientemente, pregunta sobre su vida y sobre la propia existencia del mundo que lo rodea; por ello se considera que el ser humano es un ser personal, autoconsciente y ético.
- El concepto de persona es central en cualquier tema bioético en la que ha de sedimentarse la consideración de su dignidad y autonomía, así como la protección de estas cualidades del sujeto a quien aplique. En su mayoría las personas no se preparan para realizar un duelo sano ante la pérdida de un ser querido e incluso en ocasiones la cultura, costumbres familiares, una mala comunicación y prejuicios, llegan a ser barreras para la elaboración de un duelo sano
DIGNIDAD DEL MORIR DEL HOMBRE
La vida es un proceso en el que existe un intercambio continuo de materia y energía, se inicia desde el momento de la concepción, pasa por las fases de crecimiento, reproducción para perpetuar la especie, y de deterioro progresivo que termina con la muerte. Una muerte digna es el hecho y el derecho a finalizar la vida voluntariamente sin sufrimiento, cuando la ciencia médica nada puede hacer para la curación de una enfermedad mortal. Este proceso depende de la integridad orgánica y funcional del individuo, puede transcurrir en forma tranquila y placentera, o bien, con la interferencia de obstáculos de la más diversa índole.
El Derecho a morir dignamente fue reconocido por el Consejo de Europa en el Debate de la Asamblea el 25 de junio de 1999 sobre la Protección de los Derechos Humanos y la Dignidad de los Enfermos Terminales y Moribundos. El mismo se extiende a las siguientes facetas:
1) proporcionar una información veraz y completa
2) garantizar que ningún enfermo terminal sea médicamente tratado contra su voluntad
3) asegurar que se respetará el rechazo a un determinado tratamiento médico
4) recibir los cuidados necesarios dirigidos para conllevar de la forma más confortable el proceso de enfermedad y muerte
5) recibir el tratamiento para combatir el dolor físico, aunque acorte la vida
6) recibir el apoyo psicológico
EL MORIR COMO UN “ACTO HUMANO”
Lo que aquí se entiende por “derecho a una muerte digna” es el derecho a vivir (humanamente) la propia muerte. La muerte no podría ser considerada como un fenómeno meramente pasivo, que ocurre en nosotros y frente al cual permanecemos impotentes (“acto del hombre”), sino como un “acto humano”, es decir, como un acto en el que nuestra libertad podría intervenir en alguna medida.
En relación a nuestra propia muerte, lo único que podría estar sujeto a la libertad es la actitud que adoptemos ante ella. De acuerdo con esta observación, no siempre es fácil para los pacientes llegar a una actitud interior de aceptación, que les permita morir en paz.
MEDICINA PALIATIVA
La medicina se ha concebido tradicionalmente como una “relación de ayuda” al que sufre. Lo que la sociedad espera de los médicos es que, atentos al sufrimiento de una persona, apliquen sus capacidades y toda la ciencia disponible para aliviarla. Se concibió como una respuesta positiva frente a la problemática existencial que lleva a algunas personas a pedir la eutanasia.
La medicina contemporánea ha respondido ofreciendo las terapias paliativas, que la OMS define como “la atención activa y completa de los pacientes cuya enfermedad no responde al tratamiento curativo”.
Es importante el control del dolor y de los demás síntomas, como también de los problemas psicológicos, sociales y espirituales. El tratamiento paliativo tiene por objeto facilitar al paciente y a su familia la mejor calidad de vida posible.
El respeto a la dignidad del enfermo, en quien sólo se aplicarán medidas proporcionadas u ordinarias, procedimientos y medicamentos inocuos, sencillos con el menor riesgo, costo y molestias posibles, medidas paliativas orientadas a suprimir el dolor y el sufrimiento del enfermo, permite evitar el encarnizamiento terapéutico.
La Eutanasia, el Suicidio Asistido o la Muerte Digna son conceptos que muy a menudo se confunden. Muerte Digna y Eutanasia se deben diferenciar, por las características propias de la tipología de cada uno de ellos en donde se debe distinguir:
Eutanasia: El término eutanasia de acuerdo con su etimología significa “buena muerte”, la muerte se debe aceptar como un hecho natural e inevitable, como el fin del ciclo vital y desde el punto de vista biológico, técnico, social y moral. Es conveniente diferenciar la eutanasia pasiva de la activa, ya que tienen diferentes implicaciones legales y éticas.
Eutanasia pasiva: El evitar molestias, dolor y sufrimiento a los pacientes se ha invocado como motivo o justificación, no se aplica ninguna droga ni se realiza ningún procedimiento que termine con la vida del enfermo, el deceso ocurre por el deterioro progresivo y la evolución natural de la enfermedad. Se retiran todas las medidas extraordinarias o desproporcionadas, que representan un riesgo para el enfermo, pero se continúa con las medidas ordinarias o proporcionadas, como: alimentación, hidratación, movilización, aseo, fisioterapia, administración de analgésicos, etc. y se deja que la enfermedad tenga su evolución natural.
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