Fiebre amarilla.

VERA ROBLES JORGE ANDRÉS

REPORTE FIEBRE AMARILLA EN MAZATLÁN

A finales del Siglo XIX  Mazatlán estuvo a la vista del mundo, ya que era considerada una de las ciudades con mayor progreso en México, a pesar de ello la realidad era otra, ya que su población sufría distintas carencias, sobre todo salubres dentro de las que se destacan el vivir entre las aguas negras, el lodo, el agua estancada y los olores que estas provocaban, las aguas negras carecían de la canalización adecuada, por lo cual se desbordaban.

El problema no era algo que nadie notara, por lo cual las autoridades municipales se la pasaban discutiendo proyectos higiénicos que ayudaran a poder aliviar dicha situación, pero siempre al final de largas discusiones no se llegaba a ningún acuerdo para poder remediar la situación. La falta de unión entre el gobierno y los habitantes contribuyeron a que se desarrollaran enfermedades infecciosas, mismas que podrían propagarse debido a la falta de higiene.

A pesar de que la falta de higiene en Mazatlán era una de las principales causas que propiciaron que se transmitiera la fiebre amarilla, hay un plus que fue la expansión que tuvo Mazatlán como se mencionó al principio, ya que fue el intercambio exterior el que propicio que la enfermedad se transmitiera de Panamá a Mazatlán. Cabe resaltar que a pesar de las medidas que se tomaron, años después de la fiebre amarilla vendría la peste bubónica, por lo cual podría decirse que no se aprendió la lección.

Lo anterior podría quedar simplemente como algo que sucedió en el pasado y simplemente queda como un hecho histórico, pero no todo termina ahí, ya que como se mencionó en el párrafo anterior, años después siguieron con medidas insalubres y nuevamente volvieron a ser víctimas de enfermedades infecciosas, las cuales pusieron ser tratadas con las medidas que habían quedado como históricas, y se volvieron a retomar para poder solucionar ese nuevo problema que había sido solucionado con anterioridad.

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