Fiestas De A Independencia

La fachada de las fiestas de la independencia.

Una vez culminadas las fiestas de la independencia, queda en mi un sin sabor, una mezcla de engaños y desigualdades, que me llevan a pensar en el sentido de dichos festejos. ¿Acaso son estas las fiestas del 11 de noviembre o son espectáculos realizados para unos grupos elite?, ¿son estas fiestas hechas para ilustres personajes del país y empresarios adinerados o son realizadas para el pueblo? Y esto sin mencionar la disparidad existente entre el Reinado nacional de la belleza y el Reinado popular.

Durante las fiestas de la independencia, se vuelve cotidiano el enfoque por parte de los medios hacia las reinas nacionales, desde tarimas en donde se expone la belleza como una joya de gran valor, hasta secciones completas dedicadas exclusivamente al reinado Nacional. Y es que esto no es más que el resultado de un juego de poderes mediáticos y adquisitivos, en el cual terminamos siendo absorbidos y cayendo en el mismo, pues los propios cartageneros nos convertimos en los esclavos de cientos de turistas que visitan la ciudad para esas fechas.

El menosprecio hacia las aspirantes populares por parte de las aspirantes al reinado nacional durante los eventos se hace evidente, así lo manifiesta Gladys Rueda de Cervantes, exreina popular del año de 1964, y del mismo modo lo asegura Eliana Vargas Llerena, representante del barrio Nelson Mandela en el presente año. Pero este complejo megalómano de las candidatas nacionales, culmina por ser acogido de la misma manera por el pueblo, ya que los mismos cartageneros menospreciamos a nuestras reinas, tildándolas de que no están a la altura de las otras candidatas.

Cartagena sin lugar a dudas es el mejor escenario para ejemplificar la ciudad del simulacro de Baudrillard, y en las fiestas se disfraza con su máximo esplendor, colocándose el traje típico de la Cartagena alegre y bella, abriendo las puertas a personajes adinerados, en fiestas exclusivamente excluyentes, incluso convirtien

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do muchos de los desfiles populares en tarimas pagas con precios elevados.

Nos hemos acostumbrado a que nuestra ciudad se ha convertido en territorio de foráneos, y esto deja de lado a una celebración que conmemora no solo nuestra independencia y nuestra lucha, si no también nuestras raíces, que poco a poco han pasado a ser meras huellas almacenadas en nuestros recuerdos.

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