GANADERA EXTENSIVA Y SUS EFECTOS

LA GANADERA EXTENSIVA Y SUS EFECTOS SOBRE EL AGRO COLOM BIANO

La ganadería extensiva y sus efectos en el sector agropecuario es uno de los temas mas importantes al hablar de este sector, pues dicha actividad de manera desmedida acarrea al largo plazo más problemas que beneficios al medio ambiente, al sector, a la economía y por ende al bienestar social. El solo hecho de que la tierra se concentre en las manos de unos cuantos genera problemas como el de la desigualdad, además, al ser la tierra explotada con la ganadería extensiva se pierde la capacidad de explotar el potencial productivo de la tierra y se incrementa la deforestación.

Según el Instituto Geográfico Agustín Codazzi en Colombia la tierra apta para la ganadería asciende a 21,1 millones de hectáreas, pero para 2019 eran explotadas alrededor de 39,2 millones de hectáreas, una cifra realmente alarmante que demuestra las deficiencias presentes en el sector agropecuario. La ganadería extensiva por ende tiene efecto directo sobre el uso productivo de los suelos en el país. La ganadería extensiva puede deberse a factores como la alta concentración de la tierra en las manos de unos pocos, el desplazamiento forzado por el conflicto armado que se ha vivido las últimas décadas en el territorio nacional, y a la ineficiencia y debilidad de la tributación e institucionalidad rural.

Un análisis realizado por el Oxfam en 2016 informa que en Latinoamérica Colombia es el país con mayor concentración en la tenencia de tierra. Según dicho análisis El 1 % de las fincas de mayor tamaño tienen en su poder el 81 % de la tierra colombiana. El 19 % de tierra restante se reparte entre el 99% de las fincas. También se indica que el 0,1 % de las fincas que superan las 2000 hectáreas ocupan el 60 % de la tierra. Como ya lo habíamos mencionado anteriormente la tierra se concentra en las manos de unos pocos, que agudizan el problema enfrentado por el sector.

En el análisis de la Oxfam se resalta que para 1960 el 29 % de Colombia era ocupado por fincas de más de 500 hectáreas, en el 2002 la cifra subió a 46 % y en 2017 el número escaló al 66 %, es decir que con el pasar de los años el problema de la concentración de la tierra se ha agudizado donde además el 42,7 % de los propietarios de los predios más grandes dicen no conocer el origen legal de sus terrenos. Y por último y no menos importante según dicho análisis en 2016 de los 43 millones de hectáreas de uso agropecuario, 34,4 estaban dedicadas a la ganadería y solo 8,6 a la agricultura. Según recomendaciones solo 15 millones de hectáreas deberían utilizarse en la ganadería y alrededor de 22 millones que son tierras altamente productivas deberían ser utilizadas en explotación de cultivos.

La existencia de grandes terratenientes en el territorio colombiano es sinónimo de desigualdad, pues trae consigo pobreza al sector rural y provoca un estancamiento progresivo del sector agropecuario. Para el 2009 el país tenía 27,4 millones de cabezas de ganado en 31,6 millones de hectáreas, es decir 0,86 cabeza de ganado por hectárea, según la Oxfam, un millón de campesinos tendrían menos tierra disponible para trabajar que la que tiene una vaca para pastar.

Ante la problemática que genera la ganadería extensiva es necesario buscar soluciones que le permitan al sector agro aprovechar el máximo posible el terreno fértil y acto para la producción, de tal manera que el sector se posicione como uno de los más importantes en la economía nacional y en medio de la actual pandemia permita la subsistencia poblacional. Como posible solución a esta problemática se considera como ideal la implementación de una reforma agraria en pro de los campesinos que permita la restitución de tierras perdidas gracias al conflicto armado, que limite y controle los niveles de ganadería por departamentos y fortalezca la producción de productos agrícolas con altas inyecciones de capital, todo esto con el fin de alcanzar un desarrollo integral del campo entre la agricultura familiar, agroindustrial y comercial.

Además una reforma agregaría debería fortalecer elementos como la tributación e institucionalidad rural, pues son los espacios rurales los más olvidados y dejados de lado por la política pública, sin la adecuada supervisión y control, los impuestos como el predial resultan ineficientes e inequitativos, según la PPTP (El Proyecto Protección de Tierras y Patrimonio de la Población Desplazada) en 2010 el cultivo de una hectárea de tierra en una gran propiedad o latifundio, era 7 veces menor que un microfundio.

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