Guía Para Facilitar La Correcta Elaboración De Proyectos De Investigación En Ciencias Sociales Y Humanidades
DanilayR13 de Mayo de 2014
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Guía para facilitar la correcta elaboración de proyectos de investigación en ciencias sociales y humanidades
El objetivo principal del presente artículo consiste en comparar una propuesta personal de división de proyecto de investigación, orientada a Ciencias Sociales y Humanidades, con la propuesta que subyace en los ocho formatos de proyecto de investigación que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) de México maneja para las distintas áreas del conocimiento científico.
El propósito específico que me condujo a redactar mi propia propuesta de formato de proyecto de investigación fue el de contribuir a una correcta elaboración de tales proyectos en los campos de Ciencias Sociales y Humanidades, pensando sobre todo en los alumnos de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México. Para ello, en la primera parte del artículo, después de señalar algunas cuestiones acerca de la naturaleza y la utilidad de un proyecto de investigación, se definen sus contenidos y se establecen las partes que éstos deben incluir. Sin embargo, como la relación entre los contenidos y las partes no siempre es unívoca, en ocasiones se proponen opciones distintas para la ubicación de los primeros. Cuando se quiere realizar un proyecto de investigación, el hecho de establecer con nitidez las partes en que se va a dividir, así como cuáles serían los asuntos concretos que se deban desarrollar en cada una de ellas, resulta de suma utilidad para culminar la tarea enfrentada con la rapidez y la calidad adecuadas. La calidad de un proyecto de investigación se ha evaluado de diversas maneras, pero podría pensarse que dos criterios engloban a los otros criterios posibles: la coherencia entre las partes del proyecto (por ejemplo, la demostración de la hipótesis no puede involucrar el análisis de cuestiones no contempladas en los "objetivos" ni en la "delimitación del objeto de estudio"), así como la claridad y el rigor demostrado en la elaboración de cada una de ellas. Sin duda, encarar con decisión el desafío de establecer una correspondencia apropiada entre las partes y los contenidos del proyecto de investigación ayudará a que ambas cuestiones sean solucionadas de manera satisfactoria.
La falta de correspondencia clara entre las partes y los contenidos del proyecto es, precisamente, uno de los problemas más comunes en los proyectos de quienes se inician en la investigación (aunque se debe reconocer que los investigadores más curtidos no siempre se encuentran vacunados contra este error). En este sentido es frecuente que en una parte del proyecto se trate un asunto que debería tratarse en otra parte (por ejemplo, que se establezca la importancia social del objeto de estudio en la parte denominada "delimitación del objeto de estudio" en lugar de hacerlo en la "justificación") o que el examen de cierto contenido aparezca fragmentado en distintas partes del proyecto en vez de concentrarse en la que le corresponde. Esto último sucede, por ejemplo, cuando que en la "hipótesis" o en la "justificación" se mencionan variables o aspectos por estudiar de los cuales no se ha hablado en las partes dedicadas a indicar la totalidad de las cuestiones que se van a analizar (el qué se va a estudiar, según la fórmula a la que se alude más adelante); es decir, en las partes comúnmente denominadas "objetivos" o "delimitación del objeto de estudio".
Esta propuesta personal contempla 11 posibles apartados del proyecto de investigación, pero recomienda agruparlos en nueve: objetivos (incluye la delimitación del objeto de estudio), esquema, justificación (integra el marco de referencia o antecedentes), hipótesis, marco teórico y conceptual, propuesta metodológica, técnicas, cronograma y fuentes o bibliografía.
Por su parte, la propuesta del Conacyt que se revela al comparar los formatos de proyecto de investigación utilizados por esta institución también incluye nueve apartados: objetivos, justificación (incluye antecedentes), hipótesis, metodología, calendario de actividades, bibliografía (aunque en realidad en la mayoría de los formatos se engloba en el apartado de antecedentes), productos por alcanzar, formación de recursos humanos, e infraestructura y apoyo técnico disponible.
Al comparar ambas listas se observa, por una parte, que los tres últimos apartados de la propuesta del Conacyt no figuran en la primera propuesta, lo cual no resulta sorprendente pues no se refieren estrictamente al meollo del proyecto de investigación sino a las circunstancias que lo condicionan y a las repercusiones que pueda tener. Por otra parte, en la propuesta del Conacyt no se encuentran tres contenidos que sí se hallan en la primera: esquema (que realmente sólo es exigible cuando el producto por obtener es un trabajo extenso, como una tesis o un libro), marco teórico y conceptual (cuyos aspectos centrales es factible incorporar en la justificación, la hipótesis o el diseño metodológico) y técnicas, que con respecto a la investigación documental pueden darse por conocidas entre los investigadores profesionales pero que en otros tipos de investigación se pueden integrar en el apartado metodológico. Por último, las otras seis partes –objetivos, justificación, hipótesis, proposición metodológica, cronograma y fuentes o bibliografía– son comunes.
Éstas pueden ser consideradas, por tanto, como partes fundamentales en todo proyecto de investigación. Si esto es así, es porque aluden a cuestiones que cualquier proyecto de este tipo debe enfrentar. En efecto, un buen proyecto de investigación (también existen proyectos políticos, musicales o arquitectónicos) siempre especifica la parte de la realidad que pretende explorar –objetivos–, el interés social o académico del propio proyecto –justificación–, las preguntas significativas que espera responder –hipótesis–, los procedimientos que se propone seguir –método–, los periodos en que se realizarán las actividades involucradas en ese plan que constituye la primera fase de una investigación –cronograma– y las fuentes de donde provendrá la información.
I. Mi propuesta1
Para comprender en qué consiste un proyecto de investigación resulta necesario definir los dos términos que componen dicho concepto: "proyecto" e "investigación". Un proyecto es un plan, programa o diseño de trabajo; es decir, la primera expresión ordenada, coherente y sistemática de los elementos que se consideran fundamentales para llevar a buen término una investigación. El proyecto constituye la primera fase del proceso de investigación, aunque quizás pueda distinguirse una anterior que tendría como objetivo la selección del tema que se va a desarrollar. Las otras tres fases que toda investigación recorre de manera más o menos sucesiva son las siguientes: recopilación o acopio de la información; ordenación, análisis, procesamiento, interpretación y/o síntesis de la información; y redacción del trabajo (Baena Paz, 1993: 7).
En el campo científico, el término "investigación", en tanto que actividad desarrollada a lo largo del tiempo (la misma palabra también se utiliza para aludir al resultado de dicha actividad), se refiere al "proceso que, mediante la aplicación de métodos científicos, procura obtener información relevante, fidedigna e imparcial, para extender, verificar, corregir o aplicar el conocimiento" (Garza Mercado, 1988: 1). En cuanto a esta definición, se debe aclarar lo que Ario Garza Mercado entiende por información relevante, fidedigna e imparcial, si bien sus afirmaciones al respecto parecen en ocasiones demasiado tajantes. El primer tipo de información alude a su importancia para la comunidad científica o la sociedad en general. El segundo se pone de manifiesto cuando todo observador competente e imparcial puede confiar en los datos manejados. El tercero se refiere a la no interferencia de los deseos o sentimientos en la recopilación y valoración de la información (Garza Mercado, 1988: 17).
Dado que en un proyecto de investigación se esbozan los elementos que es necesario contemplar en el desarrollo de la propia investigación, su utilidad radica en constituirse en obligado y constante punto de referencia a lo largo de toda su evolución. Por supuesto, esto no significa que el proceso de investigación deba ceñirse necesariamente a lo establecido en el proyecto. Por el contrario, toda investigación enriquece y modifica su proyecto inicial. No obstante, éste constituye una garantía de que las modificaciones que vayan surgiendo a lo largo del trabajo sólo se pondrán en práctica después de constatar que en verdad lo mejoran.
Un proyecto de investigación debe especificar con claridad qué se pretende estudiar (delimitación del objeto de estudio, objetivos y esquema), por qué (justificación), cómo (métodos y técnicas, pero también marco teórico y conceptual), para qué (hipótesis y en parte también justificación), cuándo (cronograma) y con qué (fuentes o bibliografía). Las partes de un proyecto deben referirse con la mayor precisión posible a un aspecto concreto. Sin embargo, no resulta extraño que, de acuerdo a como se perciban los contenidos específicos de ciertas partes, en algunos casos, como se verá, algunas puedan englobarse en otras o independizarse.
De la misma forma que no parece oportuno fijar la extensión que debe tener un proyecto, ni mucho menos de ninguna de sus partes, tampoco lo sería establecer de manera obligatoria la secuencia de ellas. En este sentido, lo único que cabe
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