HACINAMIENTO Y FRACASO DEL SISTEMA JUDICIAL PENAL VENEZOLANO
Enviado por rogerm • 30 de Junio de 2012 • Tesis • 1.318 Palabras (6 Páginas) • 847 Visitas
UNIVERSIDAD FERMIN TORO
VICE RECTORADO ACADEMICO
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS
ESCUELA DE DERECHO
HACINAMIENTO Y FRACASO DEL SISTEMA JUDICIAL PENAL VENEZOLANO
AUTOR: MANUEL CARDENAS BONITO
C.I.: 20.237.450
ROGER MORILLO GONZÁLEZ
C.I.: 20.925.949
DANIEL FALCÓN
C.I.: 16.585.835
Barquisimeto, 28 de Enero de 2012
PLANTEAMIENTO DE PROBLEMA
El sistema penitenciario de Venezuela está integrado en la actualidad por un total de 33 prisiones a lo largo de toda la geografía del país, casi un tercio de las cuáles se concentran en la zona central (Caracas y estado Miranda). Administrativamente, el sistema está conformado por penitenciarias, cárceles nacionales o locales y colonias penitenciarias destinadas todas ellas a albergar a condenados, en función del tipo de condena e internados judiciales destinados a albergar a procesados (población reclusa en espera de sentencia). En la práctica, existe una notable distorsión de la función que cumple cada centro, habiendo algunos cuya población es reflejo de su denominación oficial, y otros donde conviven los condenados y procesados con criterios laxos de separación.
Siendo las cosas así, resulta claro que el sistema penitenciario venezolano sufre una penosa situación de masificación pues, previsto para albergar a unos 17.000 presos, el sistema se encuentra ahora a más del 150% de su capacidad. Este nivel de masificación no es nada nuevo, de hecho, la población reclusa alcanzó por primera vez su nivel actual en 1985. El número de presos fue incrementándose regularmente durante los años ochenta, aumentando su cifra a más del doble a lo largo de dicha década y alcanzando un máximo de más de 30.000 presos en 1991. Las estadísticas nacionales, aunque llamativas, no ofrecen un panorama general del hacinamiento del sistema venezolano, debido a que muchos centros están considerablemente más de lo que indica la media nacional.
De hecho, hace algunos años, cuando el sistema en su totalidad estaba cerca del 160% de su capacidad, once de las prisiones del país llegaban al 200% de su capacidad y las más abarrotadas de estas prisiones albergaban entre tres y cinco veces la cantidad de internos para la que habían sido diseñadas. Desde hace varios años la explosión de la violencia en las cárceles venezolanas ha sido incesante. No podemos pretender seguridad aprisionando seres humanos e incubando monstruos, en tan vergonzosas cárceles donde difícilmente se rehabilite alguien, y esta debe ser la función principal de ellas, no el castigo corporal, moral y psíquico que allí proporcionan.
De las cárceles venezolanas salen muchos individuos como remedos de personas; individuos inmisericordes, que arremeten contra las mujeres, niños, los hombre, los ancianos, con pérdida de toda sensibilidad, nutridos de resentimientos y odios hacia la sociedad, y esa es la respuesta al trato recibido, imposible reinsertarlos a la sociedad como seres humanos normales si han vivido hacinados, sometidos al horror de lo indigno, de la violencia y de todos los vicios, porque las drogas y las armas están presentes en las cárceles venezolanas, y nadie sabe, ni explica a través de quién entran, pero están allí y son utilizadas. Estos seres humanos recluidos en las cárceles venezolanas son degradados al máximo, borrándole toda huella de inocencia e identidad humana, porque nuestro país, está fabricando robots para el crimen, delincuentes sin alma.
SISTEMA DE HIPÓTESIS
GENERAL
Visión general del sistema penitenciario en Venezuela y la obligación, responsabilidad y capacidad financiera del Estado para construir prisiones en condiciones humanas se relacionan positivamente para lograr la suprema felicidad social y los fines de Estado.
ESPECÍFICOS
La Solución del colapso del régimen penitenciario en Venezuela tendría repercusiones positivas a nivel social y cultura.
La aplicación o ejecución de un programa enmarcado en una política criminal seria, objetiva y moderna, facilitaría al Estado la aplicación de medidas de tipo preventivo y penal destinadas a llevar la criminalidad a límites tolerables.
La utilización de medidas penales por no ser las más adecuadas para reducir la delincuencia debería ser la última alternativa, y decididamente abordar las causas del delito en su origen: como lo es la problemática de la pobreza, el desempleo,
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