Hidrología En México
Enviado por l0r3na98 • 8 de Marzo de 2015 • 1.000 Palabras (4 Páginas) • 227 Visitas
Las obras hidráulicas en las épocas prehispánica y colonial
Se presenta una síntesis de los tipos de obras hidráulicas que existieron en la antigua Mesoamé- rica (superárea cultural que en el siglo XVI abarcaba el centro y el sur de México y gran parte de Centroamé- rica), así como las fuentes de agua utilizadas, haciendo notar que son tipos ideales, puesto que casi siempre las instalaciones tuvieron más de una función y se vincularon con más de un tipo de agua (pluvial y de manantial, por ejemplo):
• Captación, conducción, almacenamiento y distribución de agua para usos domésticos, de aguas pluviales, perennes superficiales y subterráneas.
• Conducción, control y drenaje de aguas pluviales para evitar inundaciones.
• Conducción y drenaje de aguas de desecho (“negras”) de las poblaciones rurales y urbanas.
• Provisión de agua para la irrigación agrícola.
• Control, aprovechamiento y desagüe de zonas lacustres y pantanosas.
• Recreación y ritualidad. Obras hidráulicas para usos domésticos Agua de lluvia. La recolección y el almacenamiento de agua pluvial fueron prácticas comunes en Mesoamérica desde tiempos muy antiguos, fuera en recipientes en depósitos subterráneos, o a cielo abierto. El agua se captaba mediante canales y zanjas, aprovechando el agua rodada (en patios y casas, o en el campo, en jagüeyes, mediante bordos, entre otros), o bien, conduciéndola desde los techos de las viviendas y edificios por medio de canoas o canjilones de madera o pencas o canalitos, a los depósitos. En las viviendas el agua se almacenó en recipientes de barro, enterrados o no, así como en pilas o piletas de barro, cal y canto, piedra, excavados en el suelo, recubiertos o no con piedra o argamasa y estuco. Entre los almacenes subterráneos domésticos de mayor antigüedad en el área se encuentran los de San José Mogote (1000 a.C.) y Tierras Largas (1000-900 a.C.), Oaxaca (Marcus 2006:233). Otros depósitos subterráneos son los chultunes o cisternas mayas, que se cuentan por miles en la península de Yucatán, que fueron vitales para los asentamientos prehispánicos y que persisten hasta el presente (Zapata 1982). En lo que respecta a los depósitos pluviales a cielo abierto, destacan los jagüeyes, que fueron muy comunes en el centro y el sur de México, en especial en las zonas áridas y semiáridas donde el nivel freático estaba muy bajo o el suelo era rocoso y resultaba muy difícil alcanzarlo mediante la excavación de pozos someros. A los jagüeyes, hechos artificialmente o acondicionados aprovechando hondonadas naturales, situados en terrenos cercanos a cerros y lomeríos, se canalizaba el agua de las pequeñas corrientes pluviales o de los escurrimientos de los cerros y techos aledaños. Otro tipo de depósito pluvial prehispánico, recientemente identificado por el arqueó- logo Lorenzo Ochoa en la Huasteca meridional, y a diferencia de los jagüeyes que son de tierra, está recubierto con piedra basáltica columnar. Se trata de al menos cuatro grandes depósitos situados en la antigua población-mercado de Tzicoac-Cacahuatenco (Veracruz), que proveían de agua a sus pobladores durante todo el año. Así como
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