Hipoacusia Laboral

La hipoacusia de define como la perdida de la capacidad auditiva produciéndose una dificultad o imposibilidad para oír normalmente. Puede ser unilateral afectando solo a un oído o bilateral si afecta a los dos.

Como es sabido el oído se divide básicamente en tres partes: oído externo, oído medio y oído interno. La hipoacusia compromete al oído interno, pudiendo afectar a la cóclea o al nervio auditivo.

Niveles de Hipoacusia:

Hipoacusia leve: Entre 20 y 40 DB – Cuesta entender en entornos ruidosos.

Hipoacusia moderada: Entre 40 y 70 DB – Cuesta entender sin prótesis auditiva.

Hipoacusia severa: Entre 70 y 90 DB – Hay necesidad de prótesis o de un implante coclear.

Hipoacusia Profunda: Por encima de los 90 DB – No se perciben sonidos.

Signos o síntomas de la hipoacusia laboral:

Cualquier persona expuesta a ruido de forma repetida, puede desarrollar una hipoacusia progresiva, al cabo de los años y no es percibida por el paciente. A menudo, el síntoma inicial es el acufeno que suele presentarse al término de la jornada laboral.

En fases posteriores, se inicia la pérdida de comprensión del lenguaje oral, sobre todo en ambientes ruidosos, hecho que origina «la comprensión del mal» por parte del afectado y la búsqueda de soluciones, imposibles ya en ese estado.

Si la agresión no cesa, sobreviene distorsión de los sonidos y aún sensaciones de inestabilidad, traducidas como vértigo, con manifestaciones neurovegetativas más o menos importantes, casi siempre fugaces. Este cuadro no tiene tratamiento. Por tanto, la medida más correcta es impedir la aparición o su evolución en el peor de los casos.

Antecedentes en chile de enfermos por hipoacusia:

De 1.033 casos de enfermos profesionales dictaminados por la COMPIN (2005-2009) el 66,6% corresponde a hipoacusia producida por el ruido.

De todos los agentes a los que están expuestos los trabajadores, el ruido es la que posee la mayor cobertura por vigilancia médica en las mutualidades.

La hipoacusia producida por ruido es la principal causa de indemnizaciones y pensiones, con un 80% de las incapacidades permanentes (2005-2009).

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