Historia Del Desarrollo Sostenible
Enviado por abuelitabu • 3 de Junio de 2013 • 23.878 Palabras (96 Páginas) • 474 Visitas
Historia del concepto de desarrollo sustentable
Guillermo Foladori y Naína Pierri (Coord.) (2005), ¿Sustentabilidad? Desacuerdos sobre el desarrollo sustentable, Colección América Latina y el Nuevo Orden Mundial. México: Miguel Ángel Porrua, UAZ, Cámara de Diputados LIX Legislatura, ISBN 970-701-610-8
Introduci
EL PRIMER objetivo de este capítulo es reconstruir el camino intelectual y po- lítico recorrido hasta la propuesta de desarrollo sustentable. Nos motiva la percepción de que muchas presentaciones de estos antecedentes suelen sim- plificarlo como una evolución más o menos lineal, que no explica cómo es que, partiendo de posiciones muy diferentes sobre la cuestión ambiental a principios de los setenta, todos confluyen, años después, en la idea de desarro- llo sustentable. Buscamos explicar ese proceso a partir de identificar el esce- nario inicial de la discusión ambiental, y cómo se conforman en él formas de interpretación diferentes que constituyen, de ahí en delante, las principales corrientes de pensamiento del ambientalismo contemporáneo.1 Luego, le da- mos seguimiento a la discusión, contextualizada en la situación socioambien- tal mundial, y vamos viendo cómo evolucionan las posiciones en el proceso político que las enfrenta, intentando captar la dinámica que altera la correla- ción de fuerzas entre ellas y agrega o resta elementos, o cambia el énfasis de sus argumentos. Es explicada la confluencia en la propuesta de desarrollo sustentable no como una disolución de las diferencias, sino como un momen- to de homogenización de una de las corrientes (la del ambientalismo modera- do) que, en el mismo momento que sus ideas resultan un acuerdo general, da margen a la persistencia de las mismas. Luego, y como corolario de lo anterior, presentamos estas diferencias, mostrando que las distintas interpretaciones so- bre el desarrollo sustentable son la forma en que aparecen esas grandes con- cepciones en el debate actual.
Reconocemos tres grandes corrientes en disputa que, independiente- mente de sus matices y evolución, se manifiestan a lo largo del debate am- bientalista:
1 El uso de la expresión ambientalismo a lo largo de este texto se refiere al conjunto de ideas y movi- mientos surgidos en defensa del ambiente en la segunda mitad del siglo XX, por lo que no se asigna a nin- guna de las diferentes corrientes de pensamiento que disputan la interpretación del problema.
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a) La corriente ecologista conservacionista o sustentabilidad fuerte, que tiene raí- ces en el conservacionismo naturalista del siglo XIX, y en las ideas ecocen- tristas de Leopold (1949) de promover una “estética de la conservación” y una “ética de la Tierra” o “bioética”.2 Contemporáneamente, tiene una im- portante referencia filosófico-política en la ecología profunda, cuya formulación principal la hizo Arne Naess (1973). Tomó cuerpo en la discusión ambien- tal iniciada en los sesenta mediante la propuesta del crecimiento económico y poblacional cero, siendo la justificación teórica más clara la dada por la economía ecológica, principalmente a través de su “fundador”, el economis- ta norteamericano Herman Daly.
b) El ambientalismo moderado o sustentabilidad débil, que es antropocéntrico y desarrollista, pero acepta la existencia de ciertos límites que impone la naturaleza a la economía, lo que la separa del optimismo tecnocrático cor- nucopiano expresado por la economía neoclásica tradicional.3 Se expresa, teóricamente, en la llamada economía ambiental, que es neoclásica, pero key- nesiana (Pearce et al., 1993; Pearce y Turner, 1995), y políticamente en la propuesta hegemónica del desarrollo sustentable con crecimiento econó- mico y márgenes de conservación, cuyos voceros más destacados son los or- ganismos internacionales en la materia.
c) En tercer lugar, la corriente humanista crítica, alternativa a las anteriores, que con raíces en las ideas y movimientos anarquistas y socialistas, se colo- ca del lado de los países y sectores pobres y subordinados. Esta corriente se expresa en los setenta en la propuesta tercermundista de ecodesarrollo y, más adelante, asumiendo el objetivo del desarrollo sustentable entiende que su construcción efectiva requiere un cambio social radical, centrado en aten- der las necesidades y calidad de vida de las mayorías, con un uso respon- sable de los recursos naturales. Existen dos subcorrientes importantes: la anarquista y la marxista.
• La subcorriente anarquista pertenece a la tradición comunitaria de esta ideología, siendo la heredera más clara de las ideas setentistas del ecode- sarrollo. Tiene por base las elaboraciones teóricas de la llamada ecología so- cial (Bookchin, 1992 y 1994) y, en menor medida, la economía ecológica, con la que comparte la referencia en la ecología y las críticas a las concepciones económicas dominantes, pero no comparte la tesis de los límites físicos ab- solutos, ni que la solución se centre en detener el crecimiento. Su propues- ta política está volcada a promover una “sociedad ecológica” mediante la
2 Véase Aldo Leopold, 1949, A sand county almanac and sketches here and there, Nueva York, Oxford Uni- versity Press.
3 La caracterización de “cornucopiano” refiere a la idea de abundancia basada en creer en la ausen- cia de límites naturales para producir riqueza creciente.
expansión de la vida y los valores comunitarios, que achicaría gradualmen- te el mercado sustituyendo su lógica, así como la dominación estatal. Se inscribe dentro de esta corriente el llamado “ecologismo de los pobres” y la preocupación por preservar las culturas tradicionales que serían porta- doras de una sabiduría ambiental perdida (Martínez Alier, 1995a).
• Por su parte, la subcorriente marxista tiene sustentos teóricos en auto- res como Enzensberger (1979), O’Connor (1991) y Foster (1994), entre otros. Entiende que el problema ambiental no está dado por los límites físicos externos a la sociedad sino por la forma de organización social del trabajo que determina qué recursos usar, la forma y el ritmo del uso. El capitalismo es intrínsecamente expansionista y esto tiende a crear los problemas de contaminación y depredación, que, sin embargo, por admi- tir soluciones técnicas, el sistema podría resolver sin ser cuestionado en su base. Sin embargo, no puede resolver la desocupación, pobreza y desigual- dad sin cuestionar esa base, desde que no son sólo consecuencias, sino condiciones para el propio establecimiento de las relaciones capitalistas. De ahí que la solución no pasa por corregir, mejorar o achicar el merca- do, sino por transitar hacia otra forma de organización social del trabajo que, basada en la
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