INDUCCION ENZIMATICA

Inducción Enzimática

La inducción de una enzima aumenta la degradación de los fármacos sobre los que actúa, de forma que disminuye su concentración plasmática, pudiendo causar una pérdida o una disminución de su eficacia terapéutica. En este caso, la disminución  de su eficacia terapéutica. En este caso, la disminución del efecto terapéutico puede subsanarse aumentado la dosis del fármaco implicado, aunque ello suponga, en el caso de fármaco con un estrecho margen terapéutico, la monitorización del paciente, por otro lado, si los metabolitos del fármaco son más activos que su precursor, los efectos farmacológicos pueden potenciarse. Si los metabolitos son tóxicos, los efectos adversos del fármaco pueden verse incrementados. La inducción enzimática requiere la expresión de nuevas moléculas de la enzima, por lo que la interacción enzimática requiere la expresión de nuevas moléculas de la enzima, por los que la interacción puede tardar varios días, e incluso semanas, en aparecer tras el inicio de la administración del agente inductor, y del  mismo modo, el efecto puede perdurar durante un periodo similar tras la suspensión de la administración

Inhibición enzimática

La inhibición enzimática produce disminución de la eliminación del fármaco, lo que puede suponer un aumento de la duración del efecto de este. Si la concentración plasmática sobrepasa el margen terapéutico, puede aparecer una reacción adversa, por lo que este tipo de interacciones son las que con mayor frecuencia tienen importancia clínica.

La inhibición enzimática depende de la dosis, aparece en cuanto se alcanza una concentración suficiente del fármaco inhibidor en el hígado y es máxima cuando dicho fármaco alcanza su nivel estable.

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