INFORMACIONES BÁSICAS SOBRE EL VIH Y SIDA

INFORMACIONES BÁSICAS SOBRE EL VIH Y SIDA

¿Qué es el VIH?

VIH son las siglas del virus de la inmunodeficiencia humana. Destacamos las siguientes características de este virus:

1. su material genético necesita de otro material para funcionar y reproducirse, concretamente el de las CD4, que sólo se hallan en nuestra sangre y cumplen un papel esencial en el sistema inmunitario.

2. por lo tanto, el VIH actúa sobre el sistema inmunitario, cuya función es proteger al organismo de diferentes agentes infecciosos (hongos, bacterias, parásitos, otros virus...).

3. sólo se desarrolla en las personas, no sobrevive en otros organismos, ya que sólo las personas disponemos de CD4 (necesarias para la reproducción del VIH).

El VIH se adquiere, es decir, pasa a través de unos fluidos corporales determinados y llega a la sangre de una persona a través de unas vías concretas.

Cuando una persona se ha infectado del VIH, decimos que es seropositiva, VIH+ (VIH positiva), y lo más probable es que no presente síntomas específicos hasta transcurridos unos años.

¿Qué es el sida?

El sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) es la enfermedad provocada por la infección del VIH (virus de la inmunodeficiencia humana).

Una persona enferma de sida tiene varias enfermedades, debido a que el sistema inmunitario está muy débil a causa de la acción del VIH.

Cuando el virus entra en el organismo de una persona, a diferencia de lo que ocurre con otros virus, no provoca ningún tipo de síntoma específico que permita confirmar la presencia de la infección por VIH. Lo que el VIH provocará en el cuerpo es una lenta pero progresiva debilitación del sistema de defensas.

Transcurrido un amplio período de tiempo, el sistema inmunitario ha perdido su capacidad de defensa: cualquier infección afecta al organismo, y se pueden sufrir varias enfermedades oportunistas a la vez, ya que el sistema no puede reaccionar ante ellas. Es entonces cuando se considera que una persona seropositiva está en fase de sida.

¿Cómo se produce la transmisión del VIH?

Se puede producir una transmisión de VIH cuando el VIH de una persona se introduce en el torrente sanguíneo de otra. Para ello, deben darse las siguientes circunstancias:

I. Presencia de un fluido TRANSMISOR, es decir: que tenga suficiente capacidad de concentración de VIH para producir una transmisión. Los únicos fluidos corporales con estas características son (de mayor a menor capacidad transmisora del VIH):

• Sangre

• Semen

• Flujos vaginales

• Leche materna

• Hay otros líquidos corporales que pueden tener VIH, pero NUNCA con una concentración suficiente como para ser considerados líquidos transmisores. Son, por lo tanto, FLUIDOS NO TRANSMISORES: la saliva, el sudor, las lágrimas, los mocos, la orina y las heces.

El líquido pre-seminal (pequeña cantidad de líquido que sale siempre antes de la eyaculación en los hombres) es un fluido del cual no existen suficientes evidencias científicas que permitan incluirlo o descartarlo definitivamente de la lista de líquidos transmisores. De cualquier modo, en caso de tener capacidad transmisora, ésta sería extremadamente reducida.

II. Presencia de una puerta de entrada al torrente sanguíneo por la cual se pueda introducir alguno de los FLUIDOS TRANSMISORES del VIH. Estas puertas de entrada son:

• Heridas abiertas

• Mucosas. Las mucosas son partes del cuerpo que no tienen piel como elemento protector. Pueden tener heridas o erosiones microscópicas que son indoloras e invisibles, y que pueden dar acceso al VIH hasta el torrente sanguíneo.

Las mucosas que actúan como puertas de entrada para el VIH son (de mayor a menor vulnerabilidad): recto, vagina y vulva, glande o punta del pene e interior de la boca.

¿Cuáles son las prácticas de riesgo de transmisión del VIH?

Consideramos una práctica de riesgo aquella en la que el VIH se introduce mediante alguno de los FLUIDOS CON CAPACIDAD TRANSMISORA en el torrente sanguíneo de un organismo, a través de una herida abierta o una mucosa.

Si hablamos de transmisión sexual:

Las prácticas sexuales en las que, mediante un fluido con capacidad transmisora, se puede introducir el VIH en otro organismo a través de una mucosa (o puerta de entrada) se pueden diferenciar de la siguiente manera:

1. Prácticas sexuales de alto riesgo:

a. Relaciones sexuales anales

b. Relaciones sexuales vaginales. En caso de haber presencia de sangre menstrual el riesgo de transmisión del VIH aumenta (debido a las características de la sangre).

2. Prácticas sexuales de menor riesgo: relaciones sexuales orales

Si hablamos de transmisión sanguínea:

En la práctica, es bastante difícil que sangre infectada por VIH se introduzca en otro organismo a través de una herida abierta, pues son contactos que no acostumbran a producirse y que, en todo caso, de forma instintiva evitamos. El riesgo de transmisión sanguínea puede darse por:

o compartir de forma inmediata objetos cortantes sin desinfectar previamente: aguja para jeringuillas, material punzante para hacer tatoos, piercings, hojas de afeitar...

o o compartir de forma inmediata objetos que puedan contener restos de sangre: cepillo de dientes, material para esnifar substancias...

Si hablamos de transmisión vertical:

En cuanto a la transmisión de madre a feto, conocida como transmisión vertical, también se produce debido a que el VIH de la mujer pasa al torrente sanguíneo del feto a través de la sangre. La transmisión puede darse durante el embarazo, durante el parto o bien en el período de lactancia (ya que uno de los componentes de la leche materna es la sangre).

Las medidas recomendadas para reducir el riesgo de transmisión casi completamente de madre a feto son:

o Realizar un buen seguimiento médico y farmacológico, en caso de ser considerado conveniente.

o Optar por un parto controlado en el que se reduzcan al máximo las posibilidades de que la sangre de la madre pueda introducirse en el cuerpo del feto .

o Alimentar al bebé con leche artificial.

¿Cómo evoluciona el VIH dentro del organismo?

Nuestro complejo sistema de defensas tiene una pieza clave para su funcionamiento, que son las células CD4. Aproximadamente, en cada gota de sangre hay unas 1500-2000 células CD4. Éstas están actuando siempre, detectando y defendiéndonos de cualquier bacteria, virus, hongo... que nuestro sistema inmunológico identifique.

Cuando una persona adquiere el VIH, este sistema de defensas no encuentra

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