Imanuel Kant
Enviado por barbara.nudue • 25 de Octubre de 2012 • 536 Palabras (3 Páginas) • 484 Visitas
RESUMEN DE LA FUNDAMENTACIÓN DE LA METAFÍSICA DE LAS COSTUMBRES,
INMANUEL KANT
Comienza Kant diciendo que nada es bueno sin límites, excepto una buena voluntad.
Con ello lo que nos quiere decir es que la voluntad (la facultad de querer o no querer) si es
buena, dirigirá nuestra moral correctamente (pues la voluntad es la que tiene la última palabra
sobre si hacemos o no algo: no es la razón la que nos gobierna). Otras cosas pueden ser buenas,
como la riqueza o la inteligencia, pero pueden usarse mal (según nuestra voluntad las
usaremos: o bien o mal).
Sigue Kant (pág. 119) diciendo que en la voluntad lo que importa es la intención, no si
alcanzamos el objetivo que nos proponemos, nuestro propósito. Por eso la voluntad es
independiente,, no depende de factores externos (aunque debería dejarse guiar por la razón,
algo interno). Si yo quiero hacerle un bien a alguien y por error o circunstancias externas le
hago un mal, mi voluntad se habrá portado bien (recordad que vimos en clase que en esa época
es fundamental la búsqueda de la autonomía, de la independencia: en la ética de Kant no
dependemos de los factores externos que no controlamos). Al mismo tiempo dice también que
la utilidad (como la felicidad) no pone ni quita nada a la buena voluntad (ya vimos que el
actuar ético tiene que ser desinteresado, sin no no vale: no puede buscar la felicidad).
El hecho de que la ética no tenga que ver con la búsqueda de la felicidad parece algo
extraño, y lleva a Kant a un análisis del hombre (pág. 121). El hombre tiene razón y voluntad.
Si la naturaleza quisiera habernos hecho para la felicidad nos habría dado instinto en vez de
razón: muchas veces habréis percibido que cuanto más inteligente es uno, más infeliz; y los más
simples son los que menos se agobian y viven en mayor felicidad. La razón (pág. 123) sirve para
orientar a la voluntad en el actuar ético.
Este actuar ético está movido por el mero deber (pág. 125). Ya lo vimos: no debemos
hacer las cosas buscando un interés. Si hacemos una buena acción porque nos conviene, ese
acción no es moral. Igual que si la hacemos siguiendo nuestras inclinaciones (por inclinación
Kant entiende aquello a lo que estamos predispuestos porque nos agrada: por ejemplo puedo
tener inclinación a dar limosna, porque me hace sentir bien: no será entonces una acción moral).
La voluntad debe obedecer a la razón, que se expresa en el imperativo categórico (pág.
135): “nunca debo proceder más que de modo que pueda querer también que mi máxima se convierta en
ley universal”. Luego pone Kant varios ejemplos.
Acaba nuestro filósofo afirmando la superioridad de la razón práctica (la que se ocupa
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