Implementación de las cocinas de inducción magnética

    Sin duda la cocina a gas ha sido uno de los grandes inventos a los largo de la historia. (El Comercio, 2014), debido a que, en su tiempo, facilito la cocción de nuestros alimentos. Sin embargo, trae consigo muchas repercusiones, así como el impacto ambiental generado y las molestias que implica el abastecer a la cocina de combustible. El proyecto emprendedor del gobierno para implementar las cocinas de inducción nos benéfica, ya que evita el arduo trabajo   de la adquisición de combustible, facilita el tiempo de cocción y, lo más importante es eco-amigable

    De acuerdo con Salazar “la utilización de nuevas tecnologías están enmarcadas en el ámbito de la eficiencia y ahorro energético” (p15.), razón por la cual es oportuna la implementación de la cocina de inducción magnética. A pesar de los beneficios y utilidad de la cocina a gas, por un lado, cabe analizar la gran eficiencia que se genera la cocina de inducción magnética en lo que se refiere a la cocción de los alimentos, por otra parte los ecuatorianos se beneficiaran gracias a la nueva tarifa eléctrica y a la omisión del uso excesivo de recursos, generando así un ahorro en varios aspectos  

     Dentro del mismo concepto de la administración del uso excesivo de recursos, Salazar (p15), hace referencia al impacto ambiental reducido en consecuencia de la inclusión de la cocina magnética, ya que, al utilizar otra fuente de energía, que no es contaminante para el ambiente, en comparación a los residuos producidos al consumirse el combustible de la cocina a gas, nos da como resultado un proceso netamente eco-amigable, lo que significa un gran aporte para nosotros y para futuras generaciones.

    ¿Estamos dispuestos a vivir en una sociedad que no es susceptible al avance tecnológico? Como seres humanos siempre buscamos nuevas formas para facilitar nuestras labores cotidianas, razón por la cual nuestro tiempo del diario vivir se ve optimizado; así mismo, estas innovaciones se ven obligadas a beneficiarnos, tanto a los habitantes como al medio en el que nos desarrollamos. Es así como las sociedades con hambre de desarrollo se separan del vulgo conformista.

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