Importancia de la química en la vida cotidiana
Enviado por alefrsa9918 • 8 de Septiembre de 2014 • Ensayo • 1.484 Palabras (6 Páginas) • 490 Visitas
Importancia de la química
Imaginemos durante un momento lo que sería nuestra cómoda vida actual sin la ayuda de la química moderna. Recordemos un día normal de nuestra vida, para darnos cuenta de que nos levantamos de la mano, pues realmente es así, de la química, y no la soltamos hasta que nos vamos a dormir.
Despertamos muy descansados después de haber dormido en un colchón hecho de un polímero que no se arruga ni se hace bolas, nuestras sábanas y ropa de dormir son frescas y sabemos que podemos lavarlas cuantas veces sea necesario sin pensar en el tiempo que perderíamos en hacerlo y posteriormente plancharlas.
Nos damos un baño con agua suavizada, clorinada y caliente gracias a nuestro calentador de gas natural de combustión automática; usamos un jabón suave y neutro que no daña la piel y tiene un agradable aroma. Si nuestro pelo es seco usamos un champú y un acondicionador para mejorarlo y dejarlo suave; si queremos cambiar el color de nuestro cabello podemos hacerlo mediante un tinte, para después, con la ayuda de un gel o mouse, hacernos el peinado que está de moda. Usamos un desodorante en la presentación que más nos guste, crema de afeitar, lociones y diversos productos de maquillaje.
Lavamos nuestros dientes con un dentífrico que no contiene abrasivos que dañen el esmalte, pero que sí contiene fluoruros que van a ayudarnos a evitar las caries, y germicidas que controlan las bacterias que hay en la boca, dejándola fresca y con olor agradable.
Nos vestimos con ropa y zapatos hechos con fibras sintéticas o naturales, como lanas que no irritan nuestra piel, porque tienen un tratamiento especial y pieles muy suaves por curtidos muy bien hechos, etc., y al desayunar, ¿qué les parece un desayuno a base de jugo, pan tostado, leche y café?
Si no tenemos a la mano o el tiempo para hacernos un jugo con fruta fresca, tomamos una lata de jugo deshidratado, al que solo tenemos que añadir agua, o jugo de nuestra fruta favorita que tenemos congelada, aunque no sea de la región o la estación, y que fue procesada hace dos, tres o más meses en una planta situada a miles de kilómetros de distancia y que, gracias a la pasteurización y a una pequeña cantidad de benzoato de sodio como conservador, no se ha echado a perder.
Tomamos dos rebanadas de pan, previamente elaborado, y lo tostamos, al punto que nos gusta, nos servi¬mos una taza de café deshidratado y descafeinado, para que nuestros nervios no se alteren, lo endul¬zamos con un edulcorante sin calorías que puede ser ingerido aun por los diabéticos.
Nos servimos un vaso de leche fresca que probablemente fue obtenida de una vaca hace dos, tres, cinco u ocho días y que sabe¬mos no nos va a producir enfermedades porque está pasteurizada; además, si estamos a dieta podemos escoger entre leche sin grasa o baja en grasa, pero que conserva todas sus proteínas y carbohidratos, y como estamos conscientes de controlar nuestro co¬lesterol, untamos nuestro pan con margarina elaborada por hidrogenación de aceites naturales, como el de girasol o de maíz, o con mantequilla que tiene poca grasa.
Preparar un desayuno con estas características nos toma en la actualidad cinco minutos. Hace ochenta años nos hubiera llevado media hora por lo menos, pues tendríamos que comenzar por reavivar los rescoldos de la hornilla de carbón; hervir el agua para lixiviar el café que tendríamos ya tostado y molido; tostar con mucho cuidado sobre un comal en las brasas el pan que días antes nos habría llevado cuatro o cinco horas preparar; untarle la mantequilla o nata de la leche que previamente habríamos hervido para evitar enfermedades y que nos durara unas horas más sin "cortarse". El café lo evitaríamos si la cafeína nos afectara los nervios, y lo mismo el azúcar, en caso de prohibición médica.
Salimos de casa y nos transportamos a nuestro lugar de trabajo en el auto o algún otro medio de transporte, que lo más probable es que se mueva mediante la combustión de gasolina o diesel.
Al llegar a la oficina, por mencionar un lugar cualquiera de labores, empleamos papel (celulosa procesada), lápices hechos a base de grafito, tintas, borradores y todos esos utensilios de trabajo necesarios para el desempeño eficaz y cómodo del mismo.
En la comida del mediodía, y suponiendo que todo fuese fresco, comemos carne suavizada con ablandadores (papaína), las verduras se lavan con agua a la que se ha añadido unas gotas de cloro o tintura de yodo como bactericida. Además, todos los procesos que utilizamos para elaborar nuestros alimentos son fenómenos químicos que aprovechamos
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