Inter Y Transdisciploinariedad

l debate planteado años atrás entre los diversos campos del conocimiento y su concepción de ciencia, pugna que dividió conceptualmente el conocimiento entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espíritu, nutrieron la claridad que cada uno de estos polos del saber, promulgaban. Por un lado Augusto Comte, reconocido altruista, filoso y conservador ortodoxo, plantea la segmentación del conocimiento, clasificando las ciencias y dando como origen el pensamiento positivista. Dicho pensamiento, propio de las ciencias de la naturaleza valida únicamente el saber derivado de los estudios fenoménicos donde prima la razón, la realidad, la objetividad y el control absoluto sobre las variables a estudiar. Por otro lado, Wilhelm Dilthey reconoce y defiende otra forma de conocimiento que por medio de la hermenéutica o la comprensión propia de las llamadas ciencias del espíritu, busca profundizar en esos campos metafísicos que los positivistas no escudriñan. La historia, la filosofía, la sociología, la psicología y la lingüística tienen cabida y reconocimiento en esta otra orilla.

Así habría de abrir el siglo XXI sus puertas al conocimiento, con una disputa entre cual apuesta era más o menos científica. Y por fuera de esta discusión, ya mandada a recoger y que concluiría con la clausura y cierre del denominado Circulo de Viena a finales de los años 30, se abren unas nuevas discusiones que a diferencia de las apuestas anteriores que obligaban a decir de “bando” se hacía parte, lo que hacen es reconocer la necesidad de integrar estos dos polos del conocimiento.

Es así como ciertos sucesos de la historia pudieron ser mejor entendidos cuando fueron abordados desde diferentes frentes del conocimiento: Las guerras, específicamente la II Guerra Mundial y los efectos que la propaganda tiene sobre los pueblos a través del dominio de los mass media, las expresiones culturales evidenciadas en las vanguardias artísticas, los impactos sociales de las crisis económicas, entre otros, dan reconocimiento a la complejidad de variables que se entre tejen en el siglo XX: “La apertura es por lo tanto necesaria” diría Edgard Morin.

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