JEFFREY SACHS Geografía de la pobreza y la riqueza
Enviado por Fran78777 • 6 de Mayo de 2022 • Trabajo • 3.203 Palabras (13 Páginas) • 72 Visitas
SACHS, Jeffrey; MELLINGER, Andrew D.; GALLUP, John (2001): “Geografía de la pobreza y
la riqueza”, Investigación y Ciencia, mayo 2001, p. 71-75.
¿Por qué hay países pasmosamente ricos y países hundidos en espantosa pobreza? Esta pregunta les viene intrigando a los sociólogos desde que, en 1776, el economista escocés Adam Smith planteó la cuestión en su obra maestra La riqueza de las naciones. Defendía allí Smith que la mejor receta para lograr la prosperidad era una economía de libre mercado, en la que el gobierno dejara amplia libertad para la obtención de beneficios en los negocios. Los dos siglos transcurridos desde entonces han confirmado la hipótesis de Smith con el enorme éxito de las economías capitalistas en Norteamérica, Europa occidental y Este asiático, así como con el lamentable fracaso de la planificación socialista en los países de la órbita soviética.
Pero Smith formulaba una segunda hipótesis notable: la de que la geografía física de una región influía en sus logros económicos. Sostenía que las economías de las regiones costeras, por su fácil acceso al comercio marítimo, prosperaban más que las de las regiones de tierra adentro. Pues bien, aunque hoy la mayoría de los economistas siguen a Smith en el vincular la prosperidad económica al libre mercado, son en cambio propensos a olvidar el influjo de la geografía física; dan por supuesto que todas las partes del mundo cuentan con las mismas posibilidades de crecimiento económico y de desarrollo a largo plazo, y que las diferencias efectivas resultan sólo de diferencias en los regímenes e instituciones. Muy otra cosa sugieren las investigaciones que hemos hecho nosotros basándonos en datos recientes y en nuevos métodos de trabajo. Hemos comprobado que la geografía física desempeña un papel crucial en la distribución de la renta y en el desarrollo mundial de la economía.
Las regiones costeras y las próximas a cursos navegables son mucho más ricas y están más densamente pobladas que las regiones interiores, tal como lo predijera Smith. Además, el clima de una región puede también afectar a su desarrollo económico. Los países de las zonas de clima tropical sufren generalmente mayores tasas de enfermedades infecciosas y tienen menos productividad agrícola (especialmente de alimentos de primera necesidad) que los países de las zonas templadas. Parecidas adversidades pesan sobre las zonas desérticas. En los países más pobres del mundo convergen ambos inconvenientes: lejana o ninguna posibilidad de tráfico marítimo y una ecología tropical o desértica.
Alguien podría objetar que esa conclusión es de manual, archisabida. Le daremos tres respuestas. Primera, que nosotros rebasamos con mucho las nociones básicas, pues calculamos sistemáticamente lo que contribuyen los factores geográficos, económico-políticos y otros varios a la determinación de los logros de un país. Hemos combinado los instrumentos de investigación que utilizan los geógrafos -
entre los que se incluyen nuevos programas informáticos capaces de crear detallados mapas de la densidad demográfica del globo- con las técnicas y ecuaciones de la macroeconomía. Afirmaremos, en segundo lugar, que merece la pena repasar las lecciones básicas de la geografía, porque se diría que la mayoría de los economistas las ignoran. Una inmensa proporción de los trabajos que sobre desarrollo económico se han escrito en los últimos diez años han pasado por alto hasta las más obvias realidades geográficas. Y, como tercera respuesta, que si nuestras averiguaciones son certeras, sus implicaciones políticas son importantes. Los programas de ayuda a los países subdesarrollados deberán corregirse con miras a solucionar los problemas impuestos por la geografía. Hemos intentado, sobre todo, formular nuevas estrategias que ayuden a los países de las zonas tropicales a incrementar su productividad agrícola y a reducir la terrible incidencia de malaria y otras enfermedades.
La divisoria geográfica
El mejor indicador de la prosperidad económica de un país es su producto nacional bruto (PNB) per capita, o sea, el valor total de su producción económica dividido por el número de sus pobladores. Un mapa de la distribución mundial del PNB per capita revela inmediatamente el enorme abismo que separa a los países ricos de los países pobres. Salta a la vista que la gran mayoría de los países más pobres está en la zona tropical, que se extiende entre el trópico de Cáncer y el trópico de Capricornio. En cambio, la mayoría de los países más ricos se hallan en las zonas templadas.
Una imagen más precisa de esta divisoria geográfica puede obtenerse definiendo las regiones tropicales por el clima, no por la latitud. El mapa de la figura 3 divide el mundo en cinco zonas climáticas según un esquema clasificatorio elaborado por Wladimir P. Koppen y Rudolph Geiger. Estas cinco zonas son: la tropical-subtropical (que en adelante llamaremos “tropicaI”), la de desierto-estepa (“desértica”), la templado-nivosa (“templada”), la de tierras altas y la polar. Defínense tales zonas por medidas de temperatura y de precipitación. Excluimos de nuestros análisis la zona polar.
Entre las 28 economías clasificadas como de alta renta por el Banco Mundial (con poblaciones de al menos un millón) sólo Hong Kong, Singapur y parte de Taiwan se encuentran en la zona tropical, lo que representa un escueto 2 % del total de población de los países de renta alta. Casi todos los países de las zonas templadas tienen o economías de alta renta (Norteamérica, Europa occidental, Corea y Japón) o economías de renta media oprimidas en un pasado reciente por políticas socialistas (Europa del Este, antigua Unión Soviética y China). Hay, además, una marcada divisoria templado-tropical en países situados a caballo de ambos tipos de clima. La mayor parte del Brasil, por ejemplo, se extiende dentro de la zona tropical, pero la porción más rica de la nación -la formada por sus estados sureños- queda en la zona templada.
La importancia del acceso al tráfico marítimo se evidencia también en el mapa mundial del PNB per capita. Las regiones situadas lejos del mar, como las naciones encerradas tierra adentro de Sudamérica, África y Asia, tienden a ser considerablemente más pobres que sus vecinas que sí tienen salida al mar. Las diferencias entre las regiones costeras y las interiores se notan aún más en un mapa mundial de la densidad del PNB, es decir, del monto de la producción económica por kilómetro cuadrado (figura 1). Este mapa está basado en un detenido examen de las densidades de la población mundial en 1994. Los programas informáticos de ordenación sistemática suelen dividir las tierras habitadas del mundo en sectores de 5 x 5 minutos (alrededor de 100 km cuadrados en el ecuador). La densidad del PNB para cada sector puede calcularse multiplicando su densidad de población por su PNB per capita. Cuando no se dispone de estimaciones regionales, se utilizan los promedios nacionales del PNB per capita.
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