LA CRISIS AMBIENTAL: FORMACION DE UN AGUJERO, LA DESTRUCCIÓN DE LA CAPA DE VIDA.
Enviado por katheahh • 27 de Noviembre de 2012 • 1.247 Palabras (5 Páginas) • 746 Visitas
LA CRISIS AMBIENTAL: FORMACION DE UN AGUJERO, LA DESTRUCCIÓN DE LA CAPA DE VIDA.
“Se pelan los bosques, la tierra se hace desierto, se envenenan los ríos, se derriten los hielos de los polos y las nieves de las altas cumbres. En muchos lugares la lluvia ha dejado de llover, y en muchos llueve como si se partiera el cielo” Eduardo Galeano
Crisis. Crisis económica. Crisis mundial. Actualmente el mundo está en crisis, y no es precisamente por algunas malas decisiones tomadas en el pasado, es porque el sistema capitalista es insostenible; el problema no es de la naturaleza, es de como usamos los recursos, para que fines los usamos, así la crisis ecológica responde al déficit estructural y a las contradicciones mismas del sistema, un sistema donde predomina la lógica de mercado en un afán de acumulación del capital, que tiene una afectación directa con el ambiente, su destrucción progresiva.
Después de mediados del siglo XX se han presentado por parte de la sociedad intereses por los temas medioambientales. Si bien, la actividad antrópica ha resultado en una amenaza para los sistemas naturales, se han gestado movimientos activistas alimentados por la conciencia adquirida acerca del cuidado y el uso responsable del medio ambiente. Dentro de los temas medioambientales, un gran debate se ha dado en torno al deterioro y destrucción de la capa de ozono.
Marshall (1993) señala que el ozono es un gas que actúa como una especie de capa protectora mundial porque absorbe la radiación ultravioleta emitida por el sol y evita que alcance la superficie terrestre con toda su intensidad. Una molécula de ozono contiene tres átomos de oxígeno, es producido por la misma radiación ultravioleta. El deterioro del ozono se explica químicamente cuando ocurren reacciones con variedad de compuestos que lo que hacen es separar los enlaces de O3 para transformarlo en oxígeno.
“todo parecía tan grande, y los seres humanos tan pequeños, como para que la humanidad representase un peligro que pudiese alterar el esquema natural de las cosas” (Marshall, 1993) ahora se hace más que evidente, el ser humano pareciese una plaga y en busca de su bienestar ha avanzado a pasos agigantados en términos tecnológicos y científicos. Aun si la primera intención no fue deteriorar el sistema natural de la tierra y sus dinámicas, los poderes económicos solo han buscado potencializar ganancias con estos adelantos, un ejemplo de esto se halla en los clorofluorocarbonos o famosos CFC, que al inicio parecían inofensivos, pero luego llamaron la atención de ciertos investigadores que llegaron a la conclusión de que provocaban efectos severos sobre la capa de ozono y que esos efectos se seguirían materializando en años venideros así como en esa época. Lo que ocasiona el deterioro de la capa de ozono son enfermedades graves en el ser humanos como cáncer de piel y cataratas, como también tiene una afectación en los animales y en las plantas que da como resultado un desequilibrio ecológico que afecta cadenas tróficas y en últimas todas las formas de vida y su sustento abiótico.
En la revista Nature los dos científicos Rowland y Molina expresaron que el cloro de los CFC se reciclaba una y otra vez, así cada átomo de cloro podía estar transformando en oxígeno aproximadamente cien mil moléculas de ozono. El meollo del asunto se centraba en que el negocio era muy fructífero y no convenía interrumpir la producción de estas sustancias y en ese momento (mediados de los años 70’s) no se logró tener una reducción importante de los clorofluorocarbonos. En 1987 se realizó una reunión de trabajo en Dahlem con científicos que investigaron a los datos de la AAOE y de otras expediciones que llego a unas conclusiones fundamentales. “el más urgente y sencillo de los consensos era que el cloro de los productos industriales en particular de los clorofluorocarbonos era definitivamente el responsable de la desaparición del ozono en la Antártida” (Marshall, 1993).
Año tras año se conmemora el protocolo de Montreal que” logro frenar la destrucción de la capa
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