LA ECOLOGIA Y EL HOMBRE
Enviado por daniel6974 • 5 de Junio de 2013 • 3.427 Palabras (14 Páginas) • 317 Visitas
La Ecología y el Hombre: Un pequeño vistazo de cómo estamos y de porqué
“pintar de verde” no es Ecología.
Nicolás Sebastián González Foutel Página 1
Introducción:
Antes de que la Ecología se convirtiese en un tema de debate y sea políticamente
correcto defenderla, nuestro planeta ya nos daba indicios de que el camino que la sociedad había
tomado, ya sea por decisión, convicción o imposición, no era el más adecuado.
Con el devenir de la historia, el desgaste que ha padecido, sufrido nuestro entorno
natural y que ha tenido y tiene como una única causa al hombre, es cada vez más acusado.
No son necesarios que los medios masivos de comunicación social se hagan eco del
clamor que hace nuestra tierra, para darnos cuenta que algo está sucediendo, algo está fuera de
lugar y que es necesario recomponer. Hemos roto el delicado equilibrio que nos unía a la
naturaleza, desde hace cien mil años momento en el que apreció el hombre; equilibrio que
ningún otro ser viviente sobre la superficie terrestre ha corrompido, pero que sin dudas también
sufre las consecuencias.
En este contexto, se hace imperioso el llamado a la reflexión y aun más, a la acción.
Tomar conciencia es el primer paso, cuestionarnos:
· ¿En qué medida las acciones del ser humano afecta al medio ambiente?
· ¿Cuáles son las causas de dicho accionar?
· ¿Quiénes son los verdaderos responsables de esta situación? Y ¿Por qué resulta
difícil responsabilizarlos?
· ¿Qué acciones se toman actualmente para sanar las heridas del planeta? ¿Son
efectivas? ¿Esconden algo detrás, es decir, el motivo que las impulsan son las que
dicen tener?
· ¿Cuál es la mejor salida ante tamaño problema al que nos vemos enfrentados?
Echar luz sobre estas preguntas, como muchos otros lo hicieron, hacen y harán puede resultar en
un verdadero germen de cambio.
La Ecología y el Hombre: Un pequeño vistazo de cómo estamos y de porqué
“pintar de verde” no es Ecología.
Nicolás Sebastián González Foutel Página 2
La Ecología también le compete al Hombre:
¿A que llamamos Ecología? Si recurrimos al Diccionario de la Real Academia
Española, el mismo nos referirá a una ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre
sí y con su entorno; también como parte de la sociología que estudia la relación entre los
grupos humanos y su ambiente, tanto físico como social; y como una defensa y protección de la
naturaleza y del medio ambiente.
La Ecología tiene su origen como disciplina científica, pero como nos refieren las otras
acepciones al término, dicha disciplina se enriquece en distintos aspectos. Esto es así pues la
ecología a la que nos remitimos necesariamente es la Ecología del hombre, aquel que no solo es
un animal social sino también, tomando las palabras de Aristóteles, es un animal político.
Entonces, si nos permitimos fundir lo que etimológicamente sería “oikos”: casa, “logos”:
conocimiento y “polis”: centro social donde se toman decisiones, la Ecología del hombre,
constituiría el conocimiento de nuestra casa, el planeta Tierra, y de cómo las decisiones que se
toman afectan al mismo.
Nuestros actos modifican el entorno natural de manera radical, es decir, no resultan
inocuos. Entonces ¿qué nos pasó? ¿Cómo estamos y qué nos depara el futuro si continuamos
actuando del mismo modo? En primer lugar, nos pasó: el modelo de producción y consumo, el
cual nos introduce en un circuito que parece no tener salida, no la reconoce o no le es
conveniente reconocer. Con sus orígenes en la Revolución Industrial y si nos remontamos mas
atrás en el tiempo, con el “descubrimiento” de América y la expansión colonialista, ese modelo
que se venía a imponer parecía tener todo lo positivo que se pudiese esperar, cosechó simpatías,
sus detractores fueron eliminados. El panorama actual no cambió en absoluto, el paradigma en
el que vivimos se dedica a crear no solo productos sino también personas-producto descartables:
los pobres, los marginados. Son los principales detractores del sistema, no es necesario que
alcen su voz, se los sabe contrarios a los intereses de la élite mundial y por lo tanto su destino es
el mismo que el de los muchos productos consumibles: la basura.
Entonces, ¿cómo actuamos? Se consume y se desperdicia. Somos parte de esa sociedad
consumista, ávida de desarrollo, de avance, que en su linealidad e inmediatez, logra entender a
la naturaleza como algo a dominar y someter. ¿Cuál es el costo? Sin duda al de la destrucción de
nuestro planeta, cada vez mas acelerado.
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“pintar de verde” no es Ecología.
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Somos parte de la naturaleza y ella es parte nuestra:
Así como sostiene Eduardo Galeano y la historia nos cuenta: “Hace cinco siglos,
cuando América fue apresada por el mercado mundial, la civilización invasora confundió a la
ecología con la idolatría. La comunión con la naturaleza era pecado y merecía castigo (…) La
naturaleza era una bestia feroz que había que domar y castigar, para que funcionara como una
máquina puesta a nuestro servicio desde siempre y para siempre.”1
El hombre entendió todo mal, o más bien nunca entendió que no está la naturaleza
supeditada a su merced. El hombre es parte de ella y por tanto debe “bajar” a la altura que le
corresponde, la misma a la que el resto de los seres vivos se encuentra y que comparte con la
Tierra.
Responsabilidades y culpabilidades:
“Quien crea que el crecimiento exponencial puede durar eternamente en un mundo
finito, o es un loco o es un economista” Kenneth Boulding
El planeta es uno solo y es finito. El nivel de consumo de occidente es tal que si se
extendiese dicho nivel a los seis mil doscientos millones de habitantes harían falta según se
sostiene, de 5 a 10 planetas como el nuestro: algo verdaderamente inconcebible. Esto es un claro
indicador de que, quienes llevan este desmesurado modo de acometer contra la naturaleza, es
alrededor del 20 por ciento de la población mundial, el resto mira desde afuera, pero sufre las
consecuencias en carne propia, el sufrimiento de la Tierra malherida no le es ajeno.
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