¿… LA HISTORIA DE LA CIENCIA ES LA PROPIA HISTORIA DE LA HUMANIDAD...?..
Enviado por 1970_04_22 • 24 de Septiembre de 2013 • 2.205 Palabras (9 Páginas) • 626 Visitas
Ensayo con base en el libro “Introducción a la historia de la Ciencia” de Helge Kragh. 1986.
Presentado por: Fernando Amézquita 2013283001, Héctor Daniel Rodríguez 2013283016
Asignatura: 400302 Historia y epistemología de la química
Profesor: Doctor Rómulo Gallego Badillo
Universidad Pedagógica Nacional – Maestría en Docencia de la Química
¿… LA HISTORIA DE LA CIENCIA ES LA PROPIA HISTORIA DE LA HUMANIDAD...?..
INTRODUCCIÓN
¿… En qué momento la historia de la ciencia se convierte así mismo en la historia propiamente dicha de la humanidad….????...¿¿¿.En qué fecha con exactitud empieza la historia de la ciencia….????....Difíciles cuestionamientos, por decir lo menos, por un lado resulta imposible una separación inmediata entre historia de la humanidad e historia de la ciencia, Por cuanto, visualizar la una sin la otra, implica desconocer la profunda fe que la actividad científica genera en las expectativas de la humanidad; en pos de una mejoría del futuro, a partir de una mirada reflexiva y crítica del pasado, de los errores y aciertos en el cometidos. Por otro es impensable una delimitación temporo-espacial para responder al momento exacto en que la humanidad empezó a aventurarse en las actividades científicas, de igual manera que no se pueden ubicar fechas exactas para la manipulación del fuego, invención de la rueda, inicio de la alfarería; eventos que para algunos historiadores han de ser considerados como manifestaciones embrionarias de ciencia los que, indudablemente, marcaron hitos en la evolución de la humanidad y por ende también de ella.
Adicionalmente a ello, se ha de tener en cuenta que el dar respuesta a estos cuestionamientos va a depender de la correlación de varios factores íntimamente asociados; por un lado la imparcialidad del historiador o sociólogo de la ciencia que asuma éste reto, de otro la veracidad de las fuentes disponibles para ello y por último la flexibilidad con la que se ha de interpretar la información recolectada.
A este respecto, Kragh referencia a Joseph Priestley, para quien con visión eminentemente historicista, resume acertadamente la hipótesis de inicio: “un profundo conocimiento de todo aquello que se ha hecho antes de nosotros no puede sino facilitar grandemente nuestro progreso futuro, sino es que resulta algo absolutamente necesario para el”. (1775). Ahora bien, es necesario aclarar en este momento la concepción fundamental que se ha de tener de lo que implica el desarrollo histórico, según el cual, las ideas, acontecimientos, avances tecnológicos, procedimentales y lingüísticos son producto inmediato de la dinámica del pasado y de la concepción lineal que se tiene del tiempo.
Durante largo tiempo se pensó que la ciencia moderna es un fenómeno puramente europeo; esta visión eurocentrista –altamente arrogante- dicho sea de paso, implicaba primero el que era una cualidad exclusiva e innata de las latitudes occidentales, segundo que el avance en ella se debió fundamentalmente a la sed de conocimiento de dicha raza y por último, que surgió como respuesta a la autoridad represiva de la iglesia.
Nada más alejado de la realidad; por cuanto se desconoció hasta trascurrido el primer cuarto del siglo XIX, la existencia de otras culturas científicas no procedentes de éste continente y desconocidas hasta entonces; más antiguas incluso que los griegos. Lo cual -con los nuevos descubrimientos producidos en los campos de la arqueología, antropología y filosofía- quedó más que evidente. Algunas de ellas han colaborado de gran manera en el avance científico, por ejemplo los conocimientos matemáticos, astronómicos y de la naturaleza de los egipcios y babilonios; fundamentales para el desarrollo de la futura alquimia; así mismo, quedo manifiesto el aporte de la cultura hindú; por ejemplo, basta con mencionar el nacimiento del ajedrez.
Su origen se remonta al Valle del Indo, alrededor del siglo VI de la era cristiana, de allí se fue difundiendo a través de las rutas comerciales de aquel tiempo, hasta que llegó a Persia y al Imperio Bizantino, extendiéndose por toda Asia. Posteriormente con la invasión de los árabes a la península ibérica, -más específicamente a España-; para finalmente propagarse por toda Europa. Se hace imperioso a este respecto, reconocer el gran valor y aporte que este juego de ingenio y en un muy amplio sentido -claro esta-, ciencia de estrategia para la guerra, ha dado a la genialidad y conocimiento humano.
Otro motivo de gran renovación histórica de la actividad científica ocurrió con el derrumbamiento del mito acerca del poco avance que tuvo la ciencia durante el oscurantismo de la Edad Media en el cual el conocimiento quedó restringido a unos pocos pertenecientes a la “élite privilegiada”. Dicho oscurantismo se manifestó de varias formas, a saber:
• grandes restricciones y oposiciones a la difusión del conocimiento a la gente del común, de igual manera se les consideraba intelectualmente incapaces de conocer y reconocer los hechos y la verdad acerca del gobierno, estado, sociedad y claro mucho más aún a la ciencia propiamente dicha ; por consiguiente sólo el clero, la nobleza y la clase media acomodada emergente -“burguesía” fueron quienes tuvieron acceso a la ilustración, específicamente a lectura, escritura y cálculos matemáticos;
• oscuridad deliberada en los estilos de escritura y formas de expresión llegando a hacerse muy común un estilo abstruso caracterizado por una deliberada vaguedad;
• control riguroso y extremista del conocimiento, por parte de la iglesia, llegando al punto extremo de presionar a algunos científicos para esconder sus opiniones con lenguajes cifrados o en los peores casos a la dimisión de estas , recuérdese Galileo, Copérnico entre otros.
Retomando; dicho derrumbamiento se atribuye a una corriente de historiadores y filósofos de la ciencia entre ellos se destaca Duhem, citado por el autor; para quien la Edad Media si tuvo una importancia crucial para la historia y en el desarrollo de la ciencia moderna: “la revolución científica no es más que una extensión natural de las teorías y métodos que ya habían desarrollado eruditos medievales. Lo que generalmente se supone que fueron revoluciones intelectuales, casi siempre fueron tan solo evoluciones lentas y preparadas desde hacía mucho tiempo…El respeto por la tradición constituye una importante condición previa para el progreso científico”.(Duhem, 1905).
Sus aportes
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