La Ciencia En El Mundo Actual
Enviado por saheder • 27 de Noviembre de 2014 • 771 Palabras (4 Páginas) • 268 Visitas
EL PRIMER CAZADOR DE MICROBIOS
Leeuwenhoek fue el primero en asomarse a un mundo nuevo, poblado de millares de especies de
seres pequeñísimos, ningún poeta ni historiador alguno evoca la figura de Leeuwenhoek, porque su
vida fue una lucha única, tenaz, contra las mayores dificultades. Cuando en Leeuwenhoek nació el
deseo de hacer investigaciones, la investigación científica aún no había llegado a ser una “profesión”,
era aquel un mundo en que la ciencia empezaba a ensayar sus primeros pasos, la ciencia que no es
otra cosa sino el intento de aproximarse a la verdad mediante la observación cuidadosa y el pensar
despejado, poco sabemos de la vida de Leeuwenhoek entre los 20 y 40 años, pero es indudable que
durante esa época paso por ser un hombre ignorante, no sabía hablar más que el holandés, dialecto
despreciado por el mundo culto, por considerar lengua de tenderos, pescadores y cavadores de
zanjas, su “ignorancia” fue una gran suerte para él porque aislado de toda la charlatanería docta de
su tiempo, no tuvo otro guía que sus propios ojos, sus propias reflexiones y su propio criterio. ¡Que
divertido debía ser mirar a través de una lente y ver cosas de tamaño mayor a simple vista! Pero,
¿comprar lentes? ¡No seria Leeuwenhoek quien tal hiciera! ¡Jamás se dio hombre más desconfiado!
¿Comprar lentes? ¡No; él se las fabricaría! Hoy día los investigadores compran con unos cuántos pesos
un microscopio nuevo y reluciente, da vueltas a un tornillo micrométrico y hacen observaciones,
muchos de ellos sin saber ni preocuparse como esta construido el aparatos, pero en cuanto a
Leeuwenhoek olvidando a su familia, sin preocuparse de sus amigos, trabajaba a altas horas de la
noche, inclinado sobre sus lentes acrisoles, y él mismo decía de sus convecinos: “hay que perdonarles
vista su ignorancia”, vivía satisfecho, no tenía otro deseo que examinar con sus lentes cuanto caía en
sus manos, paso horas enteras mirando la lana de oveja y los pelos de castor y liebre que de finos
filamentos se trasformaban por virtud de su pedacito de cristal, en troncos gruesos, diseco
cuidadosamente la cabeza de una mosca, ensarto la masa encefálica en la finísima aguja de su
microscopio, miro y quedo asombrado, era Leeuwenhoek como un cachorro que olfatea todo lo que
tiene a su alrededor sin asco, sin tino ni respeto.
Nunca se habrá conocido hombre más difícil de convencer que Leeuwenhoek, jamás escribió palabras
acerca de lo que observaba, jamás hizo un dibujo hasta que después de mirar cientos de veces la
misma cosa en idénticas condiciones, estaba seguro de que no había variación alguna, aun así no
quedaba del todo satisfecho y solía decir:
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