La Educación de Adultos: Una Necesidad en el Siglo XXI
Enviado por Richard Aguirre • 19 de Julio de 2017 • Ensayo • 1.717 Palabras (7 Páginas) • 299 Visitas
La Educación de Adultos:
Una Necesidad en el Siglo XXI
I.- Introducción:
El presente documento busca explorar en una serie de consideraciones teóricas y reflexiones en torno al concepto de Educación de Adultos. En este sentido, siendo una idea largamente elaborada desde diferentes aristas, consideramos que la expresión y definición de este concepto se designa de una forma u otra en la “totalidad de los procesos organizados de educación, independiente del contenido, el nivel o el método, sean formales o no formales, ya sea que prolonguen o reemplacen la educación inicial dispensada en las escuelas y universidades, y en forma de aprendizaje profesional, gracias a las cuales las personas consideradas como adultos por la sociedad a la que pertenecen, desarrollan sus aptitudes, enriquecen sus conocimientos, mejoran sus competencias técnicas o profesionales o les dan una nueva orientación, y hacen evolucionar sus actitudes o su comportamiento en la doble perspectiva de un enriquecimiento integral del hombre y una participación en un desarrollo socioeconómico y cultural equilibrado e independiente” (UNESCO, 1976).
Es desde aquella definición en conjunto con otras, que se buscará profundizar reflexiones asociadas a nuestro contexto actual, así como a la manera en que se observa el comportamiento de la sociedad que compartimos.
En el contexto educacional actual, parece presentarse a veces como una necesidad, otras como un imperativo, el perfeccionarse y adquirir cierta especialización de forma constante y periódica. Esto lo visualizamos al desarrollo esperado de un/a individuo que logra finalizar su enseñanza escolar y posteriormente accede a la educación superior en cualquiera de las variables que actualmente ofrece el mercado; centros de formación técnica, universidades y luego en las diversas formas de posgrado existentes; diplomados de postítulo, magíster y doctorado.
Sin embargo, parece ser que los tiempos actuales también exigen que aquellos/as que en su momento – por un sin fin de razones – no lograron finalizar sus estudios de manera acorde a los tiempos que cada estadio del desarrollo tiene en nuestra sociedad, puedan de igual forma acceder a diversos planes de regularización de estudios, logrando con esto poder acceder a otros planes de perfeccionamiento existentes hoy en día.
En este escenario, aparece como un desafío constante, analizado ya por varias décadas; el desarrollar metodologías que se ajusten de forma eficiente y eficaz a las necesidades de estudiantes que en el contexto descrito resultan ser adultos, insertos, naturalmente en una cotidianidad plagada de exigencias que complejizan la relación entre el/la interesado/a con un plan de estudios que no considere tales desafíos.
En esta dinámica la correcta comprensión, aplicación de las premisas y conclusiones derivadas de la Andragogía, no sólo en cuanto a la educación de adultos se refiere, sino también a las consideración de variables que son también de carácter psicosocial, busca considerar elementos tales como; etapa del ciclo vital donde se sitúan los/as estudiantes y los desafíos culturales asociados a aquello, así también a las motivaciones que llevan a ese grupo a formar parte de tal o cual espacio educativo. En este sentido, nos encontramos con elementos tales como: motivaciones de índole económica, vale decir, perfeccionarse para acceder a un mejor nivel de ingresos o aquellas que se enmarcan dentro del desarrollo personal.
En este punto pareciera ser un hecho que los adultos, en cuanto al rol que adquieren en su propio proceso formativo, requieren que se considere de forma constante el mantener un rol activo en dicho proceso, ya sea desde la realización de acciones que le permitan ser parte activa en la generación de conocimiento, pasando por todos los aprendizajes y experiencias previas, hasta la consideración del sujeto como un verdadero agente de cambio en su contexto educativo, y por consiguiente con el efecto de aquello tiene en su propia vida.
II.- Importancia de la educación de adultos.
Siendo la Andragogía un aspecto del conocimiento sujeto de análisis hace ya varias décadas, su relevancia se demuestra en atención a la pertinencia constante, aún vigente y en constante actualización en cuanto al desarrollo planteado entre las diferencias existentes entre estudiantes en etapa escolar y aquellos que superan la mayoría de edad. En este ejercicio, ya en la década 1980 Malcom Knowles, citado por Cabrera (2009), planteaba dos elementos centrales como pilares de esta variable educativa: “Los aprendices poseen autonomía y la capacidad de dirigir el sentido del aprendizaje”, a lo que agrega: “El profesor pasa a ocupar un rol de facilitador del aprendizaje en vez de ser un transmisor de información, otorgando un mayor énfasis a la opción del aprendiz de elegir sus propios requerimientos más que ceder al control del experto”.
En esta lógica, y aún transcurridas más de tres décadas, desde una mirada en retrospectiva, parece ser que tales planteamientos parecen no perder vigor ni pertinencia con el paso del tiempo, sino que se materializan en la experiencia en aula en tanto a los objetivos de asistir a un determinado programa educacional, obedeciendo a lógicas completamente diferentes a las que un niño y/o adolescente se enfrenta. Además de aquello, el proceso educativo del/la adulto tiene la particularidad de que habitualmente es impartido en diferentes lugares y contextos – centros comunitarios de aprendizaje, escuelas populares, en el lugar de trabajo, cursos vespertinos, etcétera – con diferentes propósitos y en diferentes niveles, desde la educación escolar hasta el nivel posdoctoral, asumiendo diversas formas; educación básica de adultos, educación continua, educación superior, entre otras.
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