La Educación Como Fenomeno Social
Enviado por dorianBr18 • 19 de Febrero de 2014 • 3.448 Palabras (14 Páginas) • 414 Visitas
La educación como fenómeno social
Una definición de educación
Si hiciéramos un estudio comparativo de la veintena de definiciones de
educación que podemos encontrar en los manuales de pedagogía, nos daríamos
cuenta de que, salvadas las distintas perspectivas, hay un substrato común a todas
ellas y es que la educación es un proceso de integración del individuo en la
sociedad.
En ese proceso educativo habrá siempre un educando y un educador. El
educando es el niño, al que se presupone puro instinto, alguien que se mueve por
fuerzas naturales, cero absoluto en la socialización. El educador es un adulto
integrado en una cultura, en una sociedad determinada. Es el que va a utilizar una
serie de medios planificados e intencionados para guiar a ese niño, ayudándole para
que desarrolle todas sus capacidades de integración en el grupo al que pertenece y
en el que ha nacido. Educar es servir dirigiendo. El adulto sirve y dirige al niño para
conducirlo a aquellos comportamientos que, en su sociedad concreta, sean
considerados como deseables. Lo «sirve» porque es consciente de que no hay dos
niños iguales y que cada uno de ellos precisa de un trato diferencial. El adulto le va
a dar a cada niño el trato que mejor corresponda a su forma individual, personal de
ser. Y, además de servirlo, lo dirige, es decir, el adulto que está integrado en la
sociedad, tiene la ciencia y la experiencia social y lleva de la mano -ese es el
significado de la palabra pedagogo- a un niño, sabiendo el camino por el que lo
tiene que llevar.
Por todo esto que venimos diciendo, los conceptos de educación y
socialización son sinónimos, al menos en la realidad y salvando las distinciones
didácticas que desde la reflexión sobre el fenómeno educativo queramos hacer.
Fullat nos dice que la educación es una práctica, una actividad social, una
acción, la acción que, en palabras de Durkheim, ejercen las generaciones adultas
sobre las nuevas. Éste, padre de la Sociología de la Educación, da esta definición:
«La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre aquellas
que no han alcanzado todavía el grado de madurez necesario para la vida social.
Tiene por objeto el suscitar y desarrollar en el niño un cierto número de estados
físicos, intelectuales y morales que exigen de él tanto la sociedad política en su
conjunto como el medio ambiente específico al que está especialmente destinado»
(Durkheim).
De esta definición se siguen una serie de consecuencias que el mismo
Durkheim nos deduce y que son de primordial importancia para conocer el
fenómeno educativo. La educación consiste, según él, en una socialización
metódica de las nuevas generaciones. Hemos dicho antes que el niño a
socializar, a educar, es puro instinto. Durkheim prefiere hablar de pura
individualidad. Él dice que en nosotros coexisten dos seres. El uno, que está
constituido por todos los estados mentales que no se refieren más que a nosotros
mismos y a los acontecimientos de nuestra vida privada. Y el otro nuestro yo social,
compuesto por el sistema de ideas, de sentimientos y costumbres que expresan en
La educación fenómeno social – Anexo tema I 2
nosotros, no nuestra personalidad, sino la del grupo o los grupos diferentes en los
que estamos integrados.
Son dos aspectos muy importantes de la realidad educativa: el individual y el
social, que necesariamente han de marchar juntos en la praxis educativa. Ferrater
Mora avisa del peligro de que el mismo término educación se emplee sólo para
designar muy distintos fenómenos de los que se ocupan la psicología o la
sociología, sin integración entre ellos.
La educación en la sociedad
En las sociedades primitivas y tradicionales, los niños aprendían
directamente de sus padres, amigos, artesanos y hombres de religión lo que
necesitaban para integrarse plenamente en la sociedad, que protegía mucho al niño.
Aprendían el oficio arrimándose a un taller paterno o de cualquier amigo del padre;
los más posibilitados económicamente aprendían a leer y escribir, bien de sus
padres, bien de los especialistas, religiosos, etc. Todo de manera espontánea, no
existía una educación formal. Sí existía, por el contrario, una educación muy
diferenciada por sexos. Los niños aprendían las cosas de los hombres, mientras que
las niñas eran preparadas inconscientemente para desempeñar un papel femenino
que la sociedad le atribuía. Ya explicaremos esto un poco más cuando hablemos de
los roles adquiridos y adscritos. Todo se aprendía por imitación.
A medida que la sociedad fue ganando en complejidad por la división del
trabajo y los adelantos sociales, la tarea educativa fue pasando de ser algo
espontáneo a formalizarse en unas instituciones sociales que se fueron
especializando en esta tarea. Son las escuelas, en las que se imparte la educación
formal. Como dice Light, «la palabra formal es quizás el término clave aquí». La
escuela, los institutos, las universidades son las organizaciones que tienen la
función manifiesta de socializar a los niños. Lo que pasa es que este proceso de
integración no se limita a la institución educativa. Vamos a ver ahora que educa y
deseduca la sociedad, toda la sociedad, de tal manera que, junto a la educación
formal de la que estamos hablando, hay una educación informal. La diferencia
principal es que la formal es intencionada, mientras que la informal es espontánea.
Educa o deseduca la sociedad
Lo de educa o deseduca es un punto que escapa a la sociología porque
implica una jerarquía de valores, una filosofía de la vida, una antropología que
corresponde definir al quehacer filosófico, reflexivo, axiológico, algo que cae fuera
de la constatación y estudio de datos, propio del quehacer sociológico. Si venimos
diciendo que la educación es un proceso de integración en la sociedad,
mediante el cual el niño pasa de «la nada», del puro instinto, al hombre
socialmente «perfecto», todos estaremos de acuerdo en el punto de partida: el
niño es cero en socialización pero en el punto de llegada no habrá consenso. El
hombre perfecto para cada uno será aquel que corresponda con su propia axiología.
El hombre educado para un
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