“La Salida” es una propuesta de acción política
Enviado por miguelbaut • 27 de Enero de 2016 • Ensayo • 1.520 Palabras (7 Páginas) • 313 Visitas
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Como se sabe, “La Salida” es una propuesta de acción política consistente en procurar la salida del actual gobierno mediante la creación de un cuadro de ingobernabilidad, a través de la protesta de calle, que obligue al Presidente electo a renunciar.
La historia de Venezuela es una de las máximas pruebas de que la influencia de los símbolos y los mitos en la cultura y la identidad de una sociedad es una inobjetable realidad. Y, en dicha historia, no existe personaje que encarne más y mejor la dimensión simbólica y mítica que Simón Bolívar. Asimismo, no existe mito más condicionante de nuestro devenir que la Independencia, en los términos en que fuera narrada en la epopeya “Venezuela Heroica”.
Coinciden Carrera Damas y Torres en afirmar la existencia de un culto a Bolívar, arraigado en el pueblo y dirigido y potenciado desde el Estado, cuyo origen no es otro que la conveniencia política y la necesidad de una idea capaz de reunir a los venezolanos, de suerte tal que se superara el profundo estado de alienación colectiva que siguió a la sangría y devastación de la Guerra de Independencia[1].
Según reseña Torres[2], una de las más nefastas consecuencias del culto a Bolívar y a los héroes, ha sido y es que los venezolanos tendemos a atribuirle a la acción militar atributos transformadores, mesiánicos inclusive. O lo que es igual: el verdadero cambio social solo puede ser consecuencia de una acción militar que evoque en nuestra memoria colectiva las gestas de la Independencia. Como ha señalado la citada autora, el gran problema del culto al guerrerismo, de la necesidad de “completar” la cruzada bolivariana para compensar nuestro complejo de culpa colectivo, de la perenne búsqueda de una nueva epopeya que iguale la Independencia y nuevos héroes que se acerquen a Bolívar, y de la subvaluación de lo civil, es que el pueblo venezolano desarrolló una poderosa tendencia a reformar todo “desde cero”, radicalmente, sin solución de continuidad, borrando rápida y acríticamente todo rastro de lo anterior.
Parte de esa visión se identifica claramente con la visión de Carlyle, para quien son los “grandes hombres”, los héroes, los motores de la historia. Asimismo, tal dinámica histórica deniega de lo que Hayek denominó orden nomocrático, en tanto impide que las tradiciones que han surgido de modo espontáneo y efectivo y sin necesidad de intervenciones exógenas se consoliden en beneficio del colectivo. Por tanto, se inscribe en su concepto antagónico, el orden teleocrático, caracterizado por la colocación de la vida social en función de los dictámenes de una razón ordenadora, en este caso, la razón de un hombre superior, todo lo cual justifica la abolición del orden anterior.
En definitiva, habida cuenta de estas circunstancias se puede dibujar un cuadro en el cual podemos ubicar como tema, a los efectos que nos competen, la existencia en Venezuela de un histórico desprecio por los métodos que apuntan a lograr pacíficamente el cambio político. En este sentido, “La Salida” es un movimiento con potencial arraigo popular, toda vez que sus manifestaciones externas se inscriben dentro de los marcos de referencia históricos que dan sentido de identidad al pueblo venezolano.
Para establecer otra premisa del presente análisis, resulta valioso citar algunas ideas expuestas por el autor Norberto Bobbio[3]. La primera alude a las “técnicas” de resistencia a la opresión, esto es, los modos de manifestar el derecho a la resistencia[4]. La segunda, a las estrategias para lograr el cambio político: reformismo y revolución[5].
En el caso de las técnicas de resistencia, el reputado jurista y politólogo hace un contraste entre el método de guerrilla de corte leninista y el método no violento de raigambre gandhiana, ambos tendientes, en definitiva, a los mismos fines (resistencia a la opresión y lucha por el poder). Respecto de la justificación del método no violento, un párrafo es particularmente ilustrativo:
“Finalmente, la justificación que hoy tiende a darse de la no violencia (…) ya no es religiosa o ética, sino política. Al menos, en tres direcciones: a) tomada conciencia de que el uso de ciertos medios perjudica la consecución del fin, el empleo de medios no violentos resulta políticamente más productivo por el hecho de que sólo una sociedad que nace de la no violencia será, ella misma, no violenta, mientras que una sociedad que nace de la violencia no podrá más que seguir usando la violencia para conservarse. Lo que, en otras palabras, quiere decir que la no violencia sirve para alcanzar el objetivo último (al que tiende también el revolucionario que emplea la violencia), de una sociedad más libre y más justa, sin opresores un oprimidos, mejor que la violencia.”
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