La arquitectura efimera
Enviado por Maria Herrera • 14 de Octubre de 2020 • Monografía • 1.575 Palabras (7 Páginas) • 87 Visitas
PASO 3: ORGANIZA
a. Esquema de ideas
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c. Posible título: La arquitectura efímera durante terremoto de Pisco (2007)
b. Borrador del artículo
El 15 de agosto del año 2007 el Perú fue sacudido por un fuerte terremoto, que damnificó a muchas ciudades, pero sobre todo a Chincha y Pisco. Dejó 597 muertos, 2291 heridos, 76 000 viviendas totalmente destruidas e inhabitables y 431 000 personas resultaron afectadas. La zona de Pisco y Tambo de Mora (Chincha Alta) fueron las más afectadas.
El presidente de aquel momento, Alan García, se desplazó varias veces a los lugares más afectados por este desastre natural. las empresas privadas, la población civil, organismos particulares e instituciones educativas como universidades públicas y privadas, realizaron donaciones y organizaron el apoyo humanitario para los pobladores afectados. El Perú también recibió apoyo internacional de países como España, Ecuador, Colombia, Canadá, entre otros.
Pese a este apoyo colosal, 11 años después aún habían cabidas de damnificados en algunas zonas; es decir, algunas personas aún vivían en extrema pobreza, en tiendas de campaña o en una estructura a base de los escombros de sus propiedades puesto que la sociedad peruana no está informada ni acostumbrada al uso de la arquitectura efímera que existe, pero no reluce en nuestro país.
El peruano y la arquitectura efímera durante terremoto del 2007
Siendo las 4:40 de la tarde del día 15 de agosto del año 2007, la Costa Central fue sacudida por un fuerte terremoto de 8’0 en escala sismológica de magnitud de momento (Mw); el cual dejó 597 muertos, 2291 heridos, 76 000 viviendas totalmente destruidas e inhabitables y 431 000 personas resultaron afectadas; principalmente en las provincias de Chincha, Pisco, Ica y Cañete.
El presidente de aquel momento, Alan García, realizo viajes varias veces a los lugares más afectados por este desastre natural. En donde algunas empresas privadas, pobladores, organizaciones privadas como las universidades, colegios públicos y privados, también llegaron para realizar donaciones y a su vez, trataron de poder organizar un voluntariado en donde ofrecieron un gran apoyo humanitario para las personas damnificadas. El Perú también recibió sustentáculo internacional de países como España, Ecuador, Colombia, Canadá, entre otros.
A pesar de toda esa ayuda brindada, más de 10 años después del terremoto, las ciudades no han sido reconstruidas al 100%, algunas familias yacen en situación de pobreza, sin condiciones de vida eficientes como la electricidad, el agua y desagüe, una vivienda estable o un lugar decente donde dormir. Todo esto por falta de organización del estado y desconocimiento popular de la intención y misión de la arquitectura efímera.
Días posteriores a la catástrofe, se diseñó una morada de emergencia con materiales y elementos de la zona afectada bajo la orientación profesional de dos arquitectas de la firma “León de Lima”, las cuales intentaban proponer una idea y solución para velar por el bienestar de los afectados. Este refugio fue exhibido y utilizado, sin embargo, no tuvo mayor repercusión en la población afectada; esto es solo una muestra de que la población sentía extrañez y desconfianza hacia la arquitectura efímera de emergencia, por mucho que la necesitaran en aquel momento.
La mayor parte de damnificados prefirió optar por tiendas de campañas regaladas por el estado, plásticos y pequeñas casetas compartidas que no eran de mucha utilidad ni eficacia, ¿por qué digo esto? Puesto que en muchas ocasiones la desinformación de la población los hace optar por lo popular, sin ponerse a razonar y valorizar otros factores, por ejemplo, de temporalidad; de haber sido comprendido el propósito y relevancia de la arquitectura efímera de emergencia en aquel entonces, las personas hubieran tenido la comodidad y el tiempo para poder reconstruir sus ciudades sin necesidad de soportar el arduo frío, las enfermedades por higiene o trasmisión de roedores, o necesidades básicas como un techo que no ceda en alguna tormenta o fuertes vientos.
Tristemente, ello es lo que sucedió con las tiendas y carpas entregadas a los damnificados del terremoto, con el pasar de los días y meses que tardaba la reconstrucción de sus viviendas, y en sí de la ciudad, comenzaron a desgastarse y romperse convirtiéndolas solo en telas ineficientes.
Entonces, podemos reconocer que la población peruana muestra un arraigo a materiales constructivos que son de sus conocimientos, como por ejemplo el adobe, la quincha o materiales nobles como el cemento o el ladrillo, y pudimos comprobar la gran desconfianza y desconocimiento hacia materiales poco convencionales como el plástico, metal o tela; y la existencia del perjuicio a la salud o por la ineptitud sobre la estructuración y rigidez de los mismos.
Por esta desconfianza hacia materiales poco convencionales también se confirmó que la población peruana aceptaría refugios de emergencia entregados por el Estado en el caso de no tener otra opción y, en la ignorancia, llegar a arriesgar su bienestar, seguridad, salubridad y estabilidad; hay que reconocer que el Perú no es un país que esté el todo informado con respecto a las nuevas medidas frente a diversas emergencias, sobretodo naturales, y por ello algunas catástrofes, a pesar del apoyo, repercuden en consecuencias por muchos años.
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