La ciencia como detonante en los tiempos de guerra

La ciencia como detonante en los tiempos de guerra

Gracias a la ciencia y a sus constantes e invasivos avances y descubrimientos, el conocimiento humano ha dado un salto de propósito, antes se podían observar civilizaciones con objetivos y métodos de actualización e industrialización, pero el periodo moderno y contemporáneo ha transformado el progreso en invasión, destrucción e incremento en la mortalidad de especies tan magnificas y sorprendentes como el ser humano que como es de naturaleza busca el poder y la supervivencia.

Como lo afirma el filósofo griego presocrático Heráclito de Éfeso, “El fuego es la primera materia y la primera fuerza. El fuego se convierte en agua y en tierra; así lo único se transforma en mucho, en todo. Según Heráclito el mundo sufre creaciones y destrucciones perpetuas, pues todo fluye, todo cambia.  Tal como lo dice un documento antiguo, “Heráclito eliminaba del universo el reposo y la inmovilidad. Pues eso era una propiedad de muerte. Atribuía movimiento a todas las cosas: movimiento perpetuo a las cosas eternas, y movimiento temporal a las cosas perecederas”: 16 jun 2022 Heráclito de Éfeso (vivió alrededor de los años 544-484 antes de nuestra era). Así como lo expresa la filosofía y sus representantes la guerra es la madre y diosa de todas las cosas, es a la única a la que se le puede atribuir la creación y destrucción para formar una realidad en la que los contrarios se necesitan para coexistir y así mismo armas tan letales que condenarían a la humanidad a una guerra permanente.

¿Se justifica todo por el “progreso” incluyendo los experimentos y avances peligrosos o inmorales?

 El conocimiento científico es irreversible, tiene su propio poder  y se podría considerar una amenaza para la vida. Eventos históricos como la primera guerra mundial que inicio el 28 de julio de 1914 y finalizo el 11 de noviembre de 1918 es el claro ejemplo de esto, una transformación social, política, cultural y económica dotada de consecuencias  y cambios territoriales que dieron la disolución de cuatro grandes imperios entre ellos el alemán, austrohúngaro, otomano y ruso, dejando en tan solo cuatro años una cifra escalofriante entre 30 y 60 millones de muertos, con casi 6.000 muertes diarias de militares y civiles donde las acciones bélicas cesaron, pero el conflicto siguió latente para llegar más crucial y atroz en la Segunda Guerra Mundial desarrollada entre 1939 y 1945 con casi 60 millones de bajas, el triple de heridos y 50 millones de desplazados forzosos o deportados.

 El desarrollo tecnológico de cada guerra no se quedó atrás, los tanques, los gases, los dirigibles, las bombas, los submarinos, aviones, la radiodifusión, el oxígeno líquido y el peróxido de hidrogeno son el fruto de la matematización y la experimentación del científico moderno que usaba su conocimiento para lograr el dominio y potestad de su ideología.  Al igual que avances en los medicamentos y vacunas necesarias para reducir el índice de mortalidad, uno de sus principales hallazgos fue la penicilina como antibiótico para tratar y prevenir ciertas infecciones provocadas por bacterias en las trincheras del campo de batalla como el escorbuto, el tifus, la fiebre tifoidea, el cólera y la disentería. Por otro lado llevando a cabo la propagación del virus que protagonizó la pandemia de la influenza de 1918. Se puede deducir gracias a estos aspectos que la ciencia creó necesidades que se mostraron  positivas de una problemática destructiva, es decir que la penicilina surgió como solución a la muerte provocada a las alternativas de los enfrentamientos.

La ciencia ha estado al servicio de la guerra,  por lo tanto no se vuelve ajena a sus resultados. Se ha encargado de protagonizar instrumentos de guerra que han cargado consigo un saldo de violencia y muertes desde su creación. Dentro de su misma evolución e historia se han creado armas categorizadas como las más poderosas en el arsenal militar, entre ellas destaca el misil balístico intercontinental. Son innumerables los desastres y enfrentamientos que se han presentado en los dos últimos siglos, la pobreza y los vacíos en las sociedades se vuelven cada vez más grandes. Las desventajas sociales muestran únicamente el cambio y la alteración de la estructura en los sectores productivos de cada nación. Ver como la destrucción del ser humano se vuelve tan progresiva al observar las casas que se derriban por los fuertes ataques, la contaminación del aire y de las aguas por los gases que a baja altitud contribuyen al calentamiento global gracias a las armas nucleares, las exposiciones prolongadas pueden producir enfermedades por radiación y las millones de toneladas de aerosoles que inyectan en la estratosfera son unas de las muchas consecuencias para la vida y bienestar del hombre.

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