La cocaína: el polvo de la euforia

La cocaína: el polvo de la euforia.

Arroyo, C.1; Derpich, A.1; Sepúlveda, B.1; Valenzuela, D.1 & Villablanca, M.1.

1Estudiantes de 3° medio B, Colegio Fraternidad.

La cocaína o benzoilmetilecgonina es una sustancia con apariencia de polvo blanco, fino y cristalino que es extraído de las hojas de Erythroxylum coca (ver imagen 1), arbusto de origen amazónico que crece en los valles y laderas orientales de la cordillera de los Andes entre los 1.000 y los 2.000 metros de altura, al que los indígenas mordían estas para contrarrestar el apunamiento y subir la frecuencia cardiaca. La cocaína se clasifica como un estimulante que actúa directo en el sistema nervioso central (Dagnino, 2010).

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Su sustancia química pura, el clorhidrato de cocaína, se consume desde el siglo XX. El crédito de haber aislado la droga se le otorga a Albert Niemann en 1859, posteriormente, en 1863 se crea la Vin Mariani a manos de Angelo Mariani. Esta bebida combinaba las sustancias de las hojas de coca con vino de Burdeos. La bebida gozo de una gran popularidad entre los intelectuales en el siglo XIX y a principios del XX e incluso, el papa León XIII llegó a ser uno de sus consumidores (Cervera, 2016).

Los efectos de la droga a nivel de sistema nervioso central se presentan de acuerdo a corto y largo plazo. En el primero, hay consecuencias directas a nivel cardiovascular como el ritmo respiratorio incrementado “Las muertes ocasionadas por la cocaína suelen ser el resultado de un paro cardiaco o de convulsiones seguidas por un paro respiratorio” (Centro Can Roselló, s.f., s.p.). Además, hay muchos efectos neurológicos, en los que se incluyen: dolores de cabeza, convulsiones, pérdida de apetito, comportamientos erráticos y anormales, alucinaciones e incluso un coma. A nivel gastrointestinal hay dolores abdominales por la reducción del flujo sanguíneo y posibilidades de náuseas (Centro Can Roselló, s.f.).

Por otro lado, los efectos a largo plazo son numerosos, esto se debe particularmente a que es una droga muy adictiva. Uno de ellos es el del uso crónico y continuo de la droga que a la larga causa tolerancia a esta, pérdida del apetito y, por ende, una disminución de peso considerable que tiene como consecuencia la malnutrición. Además, al ser una droga tipo estimulante, esta causa daños permanentes al sistema circulatorio en las áreas del corazón y el cerebro. Otro de los puntos a considerar es el aumento progresivo de la presión sanguínea a raíz del daño permanente que causa la droga.

Por último y no menos importante, las alteraciones del humor son variadas y pueden provocar: delirio, psicosis, problemas de índole sexual y depresión severa producto de la disminución continua de la dopamina (Barragán, s.f.).

A nivel sináptico, la cocaína ejerce un bloqueo de los transportadores monoaminas, como la dopamina y la noradrenalina. “Dentro del proceso normal de la comunicación, las neuronas liberan la dopamina dentro de la sinapsis, donde se une a los receptores de dopamina en las neuronas adyacentes” (Nora D. Volkow, 2010, p.4).  Normalmente, una proteína especializada llamada transportadora de dopamina recicla la dopamina devolviéndola a la neurona transmisora. Cuando al momento de consumir cocaína, ésta se adhiere a la proteína transportadora de dopamina y bloquea el proceso normal de reciclaje, resultando en una acumulación de dopamina en la sinapsis, lo que magnifica o exagera los efectos placenteros de la cocaína.  “Como consecuencia de la inhibición de estos transportadores se encuentran: alteraciones en las vías de recompensa, la citoarquitectura cortical, las trofinas cerebrales y la barrera hematoencefálica, estos cambios se asocian a los procesos de adicción y al daño neuronal inducidos por el consumo de cocaína” (Urigüen, L. & Callado, L.F., 2010, s.p.).

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