La evolución de los suelos
Enviado por ledyC • 19 de Abril de 2015 • Trabajo • 2.181 Palabras (9 Páginas) • 286 Visitas
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA
LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
ALDEA JHOSSELY RUÍZ P.
MISIÓN SUCRE
CABUDARE ESTADO LARA.
31/03/2015
Los suelos
La tierra fértil que disfrutamos se formó durante miles de años de sol abrasador, vientos, lluvias y heladas. Durante siglos, los microorganismos transformaron los restos de vegetales y animales en nutrientes y los mezclaron con partículas de roca madre para formar el terreno que hoy cultivamos. Para crear un centímetro de suelo se necesitan cientos de años. Pero se puede perder en poco tiempo si no lo protegemos de la erosión.
Ledy conde CI. 12849037
Los suelos
La tierra fértil que disfrutamos se formó durante miles de años de sol abrasador, vientos, lluvias y heladas. Durante siglos, los microorganismos transformaron los restos de vegetales y animales en nutrientes y los mezclaron con partículas de roca madre para formar el terreno que hoy cultivamos. Para crear un centímetro de suelo se necesitan cientos de años. Pero se puede perder en poco tiempo si no lo protegemos de la erosión.
Que es el suelo:
Es la parte de exterior de la corteza terrestre en donde la roca se desintegrado por el efecto del interperismo, formando una cubierta en la que vive una microbiata, biológicamente activa.
Está compuesto por minerales, materia orgánica, diminutos organismo vegetales y animales, agua, aire.
• Los minerales provienen de la roca madre, que se deshace lentamente. También pueden ser aportados por el viento y el agua, que los arrastran desde otras zonas erosionadas.
• La materia orgánica es el producto de la descomposición de vegetales y animales muertos. Puede almacenar gran cantidad de agua y es rica en minerales.
• Los microorganismos o pequeños organismos son de dos tipos: los que despedazan la materia orgánica (insectos y lombrices) y los que la descomponen liberando los nutrientes (hongos, bacterias). Viven dentro del suelo y, además de intervenir para que la materia orgánica sea nuevamente utilizada por las plantas, ayudan a pulverizar las rocas. Lombrices e insectos forman poros que permiten la aireación, el almacenaje del agua y el crecimiento de las raíces.
• Agua y aire ocupan los poros, espacios entre las partículas de suelo que se producen por las irregularidades de su forma y tamaño. La distribución y tamaño de los poros es importante. Una excesiva cantidad de poros pequeños origina suelos compactos, pesados, húmedos y un pobre crecimiento de las raíces. Demasiados poros grandes forman suelos sueltos que se secan rápidamente. Cuando más pequeño es el poro, más difícil es para la planta absorber agua de él.
Los organismos del suelo y las plantas necesitan agua para vivir. Las plantas la utilizan para mantener sus tejidos, transportar nutrientes y realizar la respiración y nutrición. El agua del suelo es absorbida por las raíces y utilizada en el proceso de fotosíntesis. La disolución de minerales y materia orgánica en el agua facilita que sean captados por las plantas.
Cuando el agua del suelo escasea, se detiene el crecimiento de las plantas, que llegan a marchitarse y morir. Un exceso de agua desplaza el aire del suelo. Este es importante porque aporta oxígeno para la respiración de las raíces. Además es la fuente del nitrógeno que transforman las bacterias, haciéndolo aprovechable por las plantas.
En el suelo se multiplican miles de formas de vida, la mayoría invisibles para nuestros ojos. Una hectárea de tierra fértil puede contener más de 300 millones de pequeños invertebrados: insectos, arañas, lombrices y otros animales diminutos. La tierra que cabe en una cuchara puede encerrar un millón de bacterias, además de cientos de miles de células de levaduras y pequeños hongos.
Todas las sustancias que forman el suelo son importantes por sí mismas, pero lo fundamental es el equilibrio adecuado entre los diferentes constituyentes.
La materia orgánica y los microorganismos aportan y liberan los nutrientes y unen las partículas minerales entre sí. De esta manera, crean las condiciones para que las plantas respiren, absorban agua y nutrientes y desarrollen sus raíces. Lombrices, bacterias y hongos también producen humus, que es una forma estable de materia orgánica. El humus retiene agua y nutrientes y ayuda a prevenir la erosión.
En resumen, el manejo sostenible del suelo debe estimular la actividad de los microorganismos, manteniendo o aportando una cantidad adecuada de materia orgánica.
Edad fisiológica de los suelos:
La antigüedad de un suelo puede valorarse de manera indirecta por la edad de la superficie geomorfológica sobre la que se desarrolla. Las superficies pueden estar datadas por métodos geológicos pero también se puede evaluar que superficie es más antigua que otra dada en base a criterios de campo. Así como se indica en la superficie que diserta es más antigua que la que es cortada.
En los estudios de suelos es interesante valorar su antigüedad relativa (mejor aún es calcular la edad absoluta pero esta datación es muy difícil de realizar). Los suelos se ordenan en una secuencia de edad creciente y se analiza cómo han ido cambiando con el tiempo su tipología y sus propiedades.
De todos los tipos de cronosecuencias, son sin duda las desarrolladas en terrazas fluviales las más universalmente investigadas. Desde el punto de vista edáfico la propiedad más interesante de las terrazas fluviales es que, en condiciones normales, presentan una clara correlación entre la cota de la terraza y su edad, de manera que la terraza más alta es la más antigua y al descender son cada vez más jóvenes, hasta llegar a la terraza inmediatamente próxima al cauce, que será la de formación más reciente. La diferente evolución de cada suelo, así como el grado de desarrollo de sus propiedades está regulada exclusivamente por el factor tiempo.
La evolución de una propiedad concreta (o de un constituyente del suelo) en función de la edad se le llama cronofunción. Es decir cómo va variando la propiedad considerada al ir aumentando progresivamente la edad del suelo. La forma mejor para evaluarla es representarla en un diagrama de dispersión (propiedad frente a edad) y calcular la ecuación de regresión y valorar su grado de ajuste con el correspondiente coeficiente de correlación
Correspondencia entre unidades geocronológicas y cronoestratigráficas
Geocronológicas
(tiempo) Cronoestratigráficas
(cuerpos de roca)
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