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La práctica docente como objeto necesario para el autodesarrollo profesional


Enviado por   •  20 de Agosto de 2014  •  Tutorial  •  4.530 Palabras (19 Páginas)  •  274 Visitas

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LA PRÁCTICA DOCENTE COMO OBJETO NECESARIO PARA EL AUTODESARROLLO PROFESIONAL

Gloria Guerra Mercado (CV)

Profesora Auxiliar

Máster en Ciencias de la Educación Superior

Coordinadora de la Carrera de Educación Especial

Universidad de Ciencias Pedagógicas “Frank País García”. Santiago de Cuba

gloriagm@ucp.sc.rimed.cu

RESUMEN

El interés particular que da inicio a estas reflexiones parte de las experiencias que deseo comentar y compartir sobre aquello muy cercano al interior de nuestro mundo profesional, que si bien serán ser muy personales, estoy casi segura que para muchos de los que fuimos alumnos y hoy somos profesores, es vital tener en cuenta: se trata de penetrar a nuestro propia práctica docente como un objeto particular de estudio, para ir a la búsqueda de su continuo autoperfeccionamiento.

La práctica docente como acto eminentemente profesional, es más que una permanente tarea de reconstrucción del rol profesional pedagógico, de cada uno de los que intervenimos en el proceso de formación de las nuevas y futuras generaciones. Es cierto, que a veces, se torna un difícil, escabroso y agotador ejercicio, de una profesión, que por un lado, mucho esfuerzo y altruismo personal requiere, pero, por otro, es considerablemente, el acto humano más reconfortante que entre los seres humanos puede darse: la trasmisión de la experiencia anterior acumulada por la humanidad, con el fin de dar continuidad a la especie humana.

Estoy consciente, de que el camino para ajustar la respuesta educativa a las necesidades de los estudiantes, es una tarea que exige primero del cambio de nuestra postura academicista en la conducción del proceso formativo, ya que si nuestra mirada no nos conduce a una autorreflexión a lo interior y más oculto de nuestro caudal “de experiencias”, difícil es proceder al mínimo cambio de postura, bien de lo conceptual, o lo axiológico, de lo que asumimos como práctica docente.

Es retornar la mirada en un momento de autorreflexión, desde posiciones más críticas y con una visión más integradora, hacia la labor que desempeñamos y estar en mejores condiciones de autoevaluar el desempeño profesoral desde otra mirada, a lo interior del proceso configuracional que le asiste a una profesión de marcado énfasis en la evaluación social de sus resultados.

La práctica docente no es más que aquello que nos conlleve desde el diario accionar en cada salón de clase, a la crítica, al cuestionamiento, a la duda de si lo que estamos haciendo es lo adecuado o lo más idóneo, de asumir la inseguridad cada vez que nos enfrentamos a un grupo estudiantil, de reconocer que en la derrota está el camino para recomenzar de nuevo nuestra práctica, de poner a prueba y crítica nuestros conocimientos y saberes profesionales, que de hecho no son ni acabados, ni completos y mucho menos los verdaderos, aun cuando así lo creamos.

Es precisamente el ejercicio de esta profesión, la que nos enseña cuanto de lagunas y necesidades de saber tenemos, es por decirlo de una manera muy personal, la obra humana más incompleta, por lo menos, así me siento yo cada vez que compruebo cuanto desconozco de tantas esferas de la vida, de los seres humanos, de su comportamiento, y de los ciclos vitales que aun cuando están muy cerca de mí para ser apreciados a simple vista, me cuesta recorrer una vertiginosa pirámide de ascenso en busca de lo que aparentemente creía conocido.

Palabras Clave: Práctica docente, Autorreflexión, Profesión, Profesionalización, Configuracional, Vivencial creativo, Identidad profesional.

DESARROLLO

Mi desempeño como docente de la Universidad de Ciencias Pedagógicas• “Frank País García” por más de 20 años, en la especialidad de Educación Especial, en funciones como profesora de la disciplina Formación Pedagógica General y Especial y jefa de la Carrera, me permiten asegurar que el haber estado muy dentro de los marcos de las instituciones docentes en mi país, me permite reflexionar lo que ha venido sucediendo, y aún permanece como uno de los problemas más apremiantes de la actualidad: el reconocimiento del necesario cambio de mirada y de reanálisis de nuestra realidad educativa, que de hecho es muy común a los países del continente americano.

Por eso reconozco que lo primero y más importante es aceptarnos tal y como somos, con el consiguiente llamado a ser genuinos, a partir de tener plena conciencia de nuestras experiencias, nuestras dudas e incertidumbres y recrearlas desde lo vivencial creativo para saber comunicarlas en el momento oportuno que el proceso de enseñanza aprendizaje lo requiera.

Esto significa ser docente tal y como somos, y asumir las contradicciones que existen en nuestra diaria labor, como algo intrínseco y consustancial al acto docente, donde los sujetos que en ella intervienen, son importantes en la medida que asumimos una actitud diferente, respecto a la posición de cada uno en la construcción del nuevo conocimiento.

Cuando se busca en lo que es explícito y en lo que no lo es dentro de nuestros currículos, en lo que se dice y lo que no se dice, lo que se hace y no se hace dentro y fuera del aula, se deja claro que muchas de nuestras limitaciones y necesidades de reafirmación profesional, están ligadas de modo directo con esa posición rígida o dogmática ante cualquier cambio, en el desempeño de una función que amerita una permanente reevaluación y perfeccionamiento de lo que hacemos. En nuestra realidad eso está presente y pocos somos los que intentamos hacer cualquier cambio.

Considero que debemos apropiarnos de ese método de búsqueda de la verdad, que es siempre dudar de nuestros propios conocimientos y ponerlos en duda y a prueba cada vez que nos enfrentamos a un grupo docente, por muchos años de desempeño que tengamos o del nivel académico o científico alcanzado.

Es así como buscando esclarecer las dudas nuestras y las de nuestros estudiantes y colegas de profesión, que alcanzaremos desde la perspectiva crítica de nuestra práctica docente, el necesario cambio de mirada y acción, espacio donde los alumnos evolucionarán según sus propios intereses y de acuerdo al momento del desarrollo histórico social en el que viven.

Es este el camino para promover en ellos el espíritu de indagación y confrontación de ideas y juicios, que hace verdaderamente efectiva y significativa la enseñanza y que el mundo actual nos demanda.

Poner a prueba sistemáticamente nuestra práctica docente no ha sido un ejercicio habitual en nuestras instituciones docentes, ya que nos hemos acostumbrado a cumplir lo que se orienta, aun cuando a nivel de colegas o círculos profesionales semejantes, asumamos esta actitud reflexiva de lo que

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