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La revolución Ciberbullying


Enviado por   •  12 de Marzo de 2018  •  Síntesis  •  2.428 Palabras (10 Páginas)  •  136 Visitas

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La revolución de la información y la tecnología ha cambiado la forma en que las personas se comunican entre ellas, lo que les permite intercambiar información de manera más rápida y fácil que antes. En 2011, el 90% de los niños de 5 a 14 años informaron haber accedido a Internet, un aumento del 79% en 2009 (Australian Bureau of Statistics, 2012). Para los niños y adolescentes que crecen con esta tecnología, Internet y los teléfonos móviles se consideran herramientas esenciales, no solo para su educación, sino también para la comunicación e interacción social (Sticca & Perren, 2013; Völlink, Bolman, Dehue y Jacobs, 2013). ) Sin embargo, no todas las experiencias en línea son positivas. La tecnología ha proporcionado a las personas que intimidan con otro método para atacar a los demás: el acoso cibernético (Parris, Varjas, Meyers y Cutts, 2012). Si bien la mayoría de las investigaciones sobre el acoso cibernético se han llevado a cabo con estudiantes en edad escolar, existe una investigación limitada en la población adulta emergente que asiste a la universidad.

El acoso cibernético se define como el comportamiento agresivo e intencional que se repite llevado a cabo por un individuo o grupo, utilizando formas electrónicas de contacto (por ejemplo, teléfonos móviles, Internet) contra un indefenso víctima (Sticca & Perren; 2013; Völlink et al., 2013). Los ejemplos de acoso cibernético pueden incluir el envío de mensajes de texto o correos electrónicos y la publicación de imágenes embarazosas perjudiciales en las redes sociales (Hinduja & Patchin, 2010). La investigación ha demostrado que, al igual que el acoso tradicional, el acoso cibernético es un problema mundial (Hinduja y Patchin, 2010). En Australia, de los 3000 estudiantes encuestados del año 6 al año 12, el 14% informó haber sido víctima de acoso cibernético (Campbell, Spears, Slee, Butler, & Kift, 2012). El hostigamiento cibernético se ha considerado más dañino que el acoso tradicional debido a los resultados perjudiciales asociados con él (Sticca & Perren, 2013; Tokunaga, 2010).

Estos resultados negativos que son similares a las consecuencias del acoso tradicional pueden incluir ideación suicida, depresión, dificultades de comportamiento y problemas psicosomáticos (Hinduja y Patchin, 2010; Lazarus, Barkoukis, Ourda y Tsorbatzoudis, 2013; Parris et al., 2012). Las víctimas de acoso cibernético también han informado que se sienten solos, sin esperanza, ansiosos, amenazados y enojados (Cassidy, Faucher, y Jackson, 2013, y Tokunaga, 2010).

Actualmente, la incidencia más alta reportada de acoso cibernético ocurre entre las edades de 11 a 15 años (Kiriakidis y Kavoura, 2010; Tokunaga, 2010). Muchos estudios sugieren que el acoso cibernético aumenta con la edad y puede continuar hasta la edad adulta. Sin embargo, esto no está claro dado que la investigación sobre acoso cibernético se ha llevado a cabo predominantemente con niños y adolescentes. Schenk, Fremouw y Keelan (2013) argumentaron que a medida que el acoso cibernético aumenta desde la escuela primaria hasta la escuela secundaria, es plausible que esta tendencia continúe desde la escuela secundaria hasta la universidad. Algunos estudios han confirmado la ocurrencia de acoso cibernético en estudiantes universitarios; sin embargo, hay una escasez de investigaciones en esta área (MacDonald y Roberts-Pittman, 2010; Schenk et al., 2013; Turan, Polat, Karapirli, Uysal y Turan, 2011). En particular, se sabe poco sobre la prevalencia del acoso cibernético entre los estudiantes universitarios australianos o cómo las universidades están respondiendo a este fenómeno (Kiriakidis y Kavoura, 2010; Kowalski y Limber, 2007; Slonje, Smith y Friśen, 2013).

Ayuda para buscar y ciberacoso:

Hasta cierto punto, las consecuencias negativas del ciberacoso pueden reducirse mediante el uso efectivo de estrategias de afrontamiento (Völlink et al., 2013). Las estrategias de afrontamiento empleadas por los estudiantes incluyen estrategias técnicas (por ejemplo, bloquear al acosador de las redes sociales), ignorar al perpetrador cibernético, hablar con amigos, enfrentar al acosador cibernético y amenazar con contarle a un adulto (Cowie, 2013; Dehue et al., 2008 Perren at al., 2012; Tokunaga, 2010). Sin embargo, las víctimas cibernéticas raramente emplean la estrategia de afrontamiento de búsqueda de ayuda que implica reportar incidentes de acoso cibernético a un adulto en su escuela (Tokunaga, 2010). La búsqueda de ayuda se define como el "comportamiento de buscar activamente ayuda de otras personas" (Rickwood, Deane, Wilson y Ciarrochi, 2005, p.4). Se considera como una estrategia productiva de afrontamiento que tiene una influencia positiva en un individuo a lo largo de la vida y puede ayudar a aliviar los síntomas psicológicos angustiosos (Ciarrochi, Wilson, Deane y Rickwood, 2003; Rickwood et al., 2005). A pesar de las investigaciones que destacan que es importante que las personas busquen ayuda informando el acoso cibernético a un adulto servicial, los estudios han demostrado que los estudiantes no están dispuestos a informar a un maestro o consejero (Cowie, 2013). En comparación con las víctimas de la intimidación tradicional, las víctimas cibernéticas de niños y adolescentes tienen incluso menos probabilidades de buscar ayuda e informar incidentes a un adulto (Dehue et al., 2008; Li, 2006; Slonje & Smith, 2008).

Parece que hay varias razones por las que los estudiantes no informan incidentes de acoso cibernético a las autoridades (Dooley et al., 2009). Existe una razón logística que podría deberse a la complejidad del acoso cibernético. Debido a que el ciberacoso se lleva a cabo a través de la tecnología, la victimización puede ocurrir en cualquier lugar y en cualquier momento. Para algunos estudiantes de la escuela, no está claro si deben informar ciberacoso a un maestro si el incidente ocurrió fuera del horario escolar (Cassidy et al., 2013). Incluso las autoridades escolares no están seguras de su responsabilidad de proteger o gestionar a sus estudiantes cuando el acoso cibernético ocurre fuera de la escuela (Bhat, 2008; Cassidy, Brown y Jackson, 2012). Muchos estudiantes también temen que informar un incidente de acoso cibernético a un adulto resultará en una pérdida de acceso a la tecnología (por ejemplo, acceso restringido a Internet) o su acceso será monitoreado más de cerca (Addington, 2013; Cassidy et al., 2013; Perren et al., 2012). Alternativamente, los estudiantes en edad escolar temen que el adulto considere que su comportamiento de informar es infantil y les aconseja ignorar la situación (Perren et al., 2012; Tokunga, 2010). El temor de que el adulto no sea capaz de comprender la situación o abordarla adecuadamente hace que algunos estudiantes lleguen a la conclusión de que no se gana nada al denunciar el acoso cibernético (Li, 2006). Además, los estudios también han demostrado que los estudiantes se preocupan por contarles a los adultos porque temen que la situación empeore (Fenaughty & Harre, 2013; Sticca & Perren, 2013). Cross y sus colegas (2009) encontraron que de los estudiantes cibernéticos que le dijeron a un adulto, el 46% afirmó que el acoso cibernético no se detuvo, y algunas veces empeoró. Este hallazgo es particularmente preocupante porque puede generar desconfianza y disminuir la confianza de los estudiantes en la capacidad de los adultos para ayudarlos (Faucher y Jackson, 2013; Williams y Cornell, 2006). Otros estudios han demostrado que el personal escolar a menudo ignora los informes de las víctimas cibernéticas (Hoffman y Mitchell, 2009; Slonje, Smith y Frisen, 2013).

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