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La ética En La Ciencia


Enviado por   •  16 de Abril de 2015  •  13.743 Palabras (55 Páginas)  •  227 Visitas

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Revista Iberoamericana de Polímeros Volumen 6(2), Junio de 2005

Schulz La ética en Ciencia

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LA ÉTICA EN CIENCIA

Pablo C. Schulz

Departamento de Química. Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca, Argentina.

Escuela de Oficiales de la Armada. Instituto Universitario Naval. Puerto Belgrano, Argentina.

Correo electrónico: pschulz@criba.edu.ar

Un punto importante de discusión en la actualidad es el lugar que la ética debe tener en

la ciencia, y en las investigaciones científicas. En principio, este tema se puede subdividir en

dos: uno referente a la ética relacionada con la ciencia en sí, y otra que analiza la ética en las

relaciones entre la ciencia y la sociedad.

La parte relacionada con la ética del quehacer científico fue tratada en un artículo

anterior sobre el fraude en ciencia [1], mientras que aquí hablaremos de lo que normalmente

se entiende por ética científica, cuando el tema es tratado en los ámbitos no científicos, es

decir, la ética de la relación entre la ciencia y la sociedad.

A su vez, este tema se subdivide en otros dos: el que se refiere a la responsabilidad

moral de los científicos acerca del uso que se le da a sus investigaciones, y en el referido a la

forma de llevar investigaciones que involucra violaciones a principios éticos.

La preocupación por los problemas morales acerca de la ciencia no es nueva. Entre

otros, científicos con inclinaciones filosóficas y filósofos con inclinaciones científicas que se

ocuparon del tema, se puede mencionar a Lucrecio, Spinoza, Hume, Kant, Feuerbach, Engels,

Dewey y Schlick. Y los escrúpulos de conciencia de los científicos fueron expresados ya en

la primera guerra mundial, por ejemplo, por Albert Einstein y Bertrand Russell, haciéndose

más intensos cuando nazis y comunistas trataron de controlar y avasallar a la ciencia. En

principio, los problemas morales y éticos no son atemporales. Hay una gran disparidad de

códigos morales, que en la actualidad están confluyendo a un cierto corpus de ideas básicas

que son aceptadas por la mayor parte de la humanidad como más o menos universales, como

las expresadas en las diversas declaraciones de derechos humanos.

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Por ejemplo, a menudo se dice que el proceder de los fabricantes de armamentos, de

los torturadores o de los narcotraficantes es inmoral, cuando en rigor se quiere decir que su

actividad es desaprobada porque no se ajusta a los patrones morales de la persona que hace la

calificación. Cuando decimos que un acto o pauta de conducta cualquiera es inmoral, lo que

queremos en realidad es imponer nuestro propio código moral. Pero un fabricante de

armamentos puede ser un héroe para una sociedad sometida que lucha por su libertad, el

torturador era un respetado funcionario judicial en la Edad Media, y un narcotraficante puede

ser el salvador para una sociedad campesina sumida en la miseria que no tiene productos

“legales” que puedan ser vendidos en el mercado.

En particular, los intelectuales1 han adquirido conciencia de los compromisos que

asumen con sus empleadores (empresas, estado), con quienes los toleran o manipulan

(partidos políticos, grupos religiosos) y con quienes los alimentan (el pueblo en general). Han

advertido que no son tan libres como creían, y al hacerlo, se someten o se rebelan. En

cualquiera de esos casos sufren presiones morales que les plantean el problema ético

fundamental: el de conocer y seguir el proceder correcto.

Responsabilidades del investigador. Antes de introducirnos en temas más

controversiales, veamos algunas de las responsabilidades que tiene un investigador según lo

propuesto por el premio Nobel (de medicina) argentino Bernardo Houssay [2]:

1) “Tiene el deber de dedicarse a la ciencia para hallar nuevos conocimientos,

hacerlos adelantar y perfeccionarse.

2) Tiene el deber de dedicarse a la ciencia en su propio país, para elevar su

nivel intelectual y cultural y para lograr el bienestar, (y a través de) las

tecnologías, la riqueza y la cultura.

3) Contribuirá a formar investigadores o técnicos para que prosigan a su vez

las tareas de investigación.

4) Ese adelanto científico básico y aplicado deberá beneficiar a su institución,

su ciudad o provincia y a su país.

5) Ayudará al desarrollo científico de los países menos desarrollados.

1 Tomando como interpretación del término “intelectual”, a aquella persona que usa el intelecto en su trabajo.

Esto incluye tanto a científicos y profesionales de las ciencias exactas y naturales como a los de las ciencias

humanas.

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6) Debe instruirse, mejorarse, progresar y buscar una posición donde pueda

trabajar bien. Tiene deberes para con los suyos: discípulos, amigos y

colegas. Debe contribuir, aún con sacrificio, al adelanto de su propio país.

7) Debe estrechar las buenas relaciones con los que cultivan la ciencia, y en

especial su propia rama, en su país, las naciones hermanas y en todo el

mundo. Esta estrecha confraternidad sin reticencias entre los científicos,

debe ser un modelo para estrechar la confraternidad y la paz entre todos los

hombres.”

Estas palabras muestran una guía de conducta que deberían tener en cuenta los científicos

en su relación con la sociedad.

¿Puede ser considerada inmoral la ciencia?. Muchos sabios eminentes como Poincaré,

Einstein y Russell han sostenido que la ciencia no formula juicios de valor (desde el punto de

vista moral o ético, obviamente), sino que se limita a informar sobre hechos.

Las ciencias formales y las naturales, por supuesto, no se ocupan de valores,

especialmente la ciencia moderna de la naturaleza, a diferencia de la antigua y medieval, no

ve en la naturaleza objetos intrínsecamente valiosos o no valiosos, y consecuentemente no

inventa jerarquías del ser en las que cada grado se ubica según su proximidad al Sumo Bien.

Son entonces, éticamente neutrales. No puede decirse lo mismo de las ciencias del hombre.

Entonces, la ciencia (con la excepción de las ciencias del hombre) es éticamente

neutral. Por esta razón, la ciencia

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