Las Otras Medicina Tradicionales Y Alternativas
Enviado por quetzaxime • 8 de Mayo de 2014 • 11.789 Palabras (48 Páginas) • 314 Visitas
LAS OTRAS MEDICINAS:
TRADICIONALES Y ALTERNATIVAS
Miguel Ángel Adame Cerón ENAH-INAH
Al “otro tipo” de médicos se les conoce como médicos tradicionales, terapeutas, chamanes, temazcaleros, parteras, brujos, sanadores o curanderos, naturistas, homeópatas, acupunturistas, etcétera. Poseen ciertos conocimientos ancestrales (pero constantemente renovados) y modernos, tanto conceptuales como prácticos o empíricos relacionados con el cuerpo y su sanación.
Algunos de esos “especialistas” tienen lo mismo el poder de curar que –en ciertas ocasiones y bajo determinadas circunstancias– de provocar enfermedades o malestar. Su conocimiento se funda en saberes profundos que son resultado de siglos de práctica y de experimentación moderna basada en concepciones y acciones holísticas. De aciertos y errores decantados en el uso de plantas, piedras, aromas, sabores, sonidos, energías, vibraciones y colores, con el objetivo de estimular y equilibrar las energías vitales del ser humano y su relación con los medios ambientes.
Se estima que actualmente existen más de dos mil métodos de concepción corporal, de sanación y de diagnóstico/pronóstico médicos alternativos en el mundo, practicados en su gran mayoría por integrantes de culturas originarias con una profusa tradición milenaria, aunque también se consideran los métodos desarrollados en los siglos recientes por sociedades y civilizaciones occidentales y modernas. En buena parte, son métodos marginados por el modelo biomédico hegemónico oficial, y contienen algunos de ellos elementos esotéricos, religiosos y sagrados. Sin embargo, la mayoría de ellos participan de una visión holista, integral y científica, y se basan en usar ingredientes naturales o elementos que extraen/modifican de la naturaleza conservando sus cualidades y fuerzas; buscan fortalecer las propias capacidades corporales de autocuración. Así, su visión del cuerpo, de la enfermedad y de la curación integra los diversos niveles físicos, energéticos, emocionales, mentales, espirituales y sociales.
En México se calcula que más de 700 terapias, técnicas y métodos se ejercen y practican en clínicas, consultorios, centros, hogares, etcétera, a nivel de atención/autoatención, prevención, diagnóstico y sanación. Poco más de la mitad de ellos fueron originados a lo largo de nuestra historia (desde la época prehispánica hasta el siglo XXI) y el resto provenientes de diversas regiones del planeta (como Sudamérica, Asía, Norteamérica, Europa y África) en los 40 años recientes. Es de llamar la atención el fenómeno de confluencias, transacciones, hibridismo y entrecruzamientos de todas ellas.
La gran importancia que estas prácticas tienen en la cultura médico-salutífera mexicana se observa en la totalidad de sus pueblos originarios, e incluso en la sociedad mestiza, cuya característica principal es continuo reacomodo e integración de elementos culturales con diversos orígenes.
Específicamente las maneras terapéuticas de los grupos originarios o étnicos como nahuas, wixrárikas, yaquis, otomíes, purépechas, tsotsiles, rarámuris, zapotecos o mayas podrían ser consideradas indígenas por definición, aunque quizá la mejor forma de advertir sus orígenes, sea por medio de su lengua y de la práctica colectiva de elementos culturales que los caracterizan y al mismo tiempo los diferencian.
Los rituales nahuas de sanación contrastan con la labor de las parteras tsotsiles de los Altos de Chiapas, o con los masajes practicados por grupos mayas, a pesar de que el fin último de los tres sea la sanación por medio del manejo y el equilibrio de la energía y sus manifestaciones sintomatológicas concentradas en áreas específicas del cuerpo.
Las prácticas y las personas sanadoras de dichas otras medicinas en México persisten como opción subalterna porque tienen funciones tanto terapéuticas como sociales, que se expanden al campo de lo simbólico, de lo mágico, al vínculo directo con lo divino, lo eterno, con las fuerzas del bien, con el lado luminoso, con Dios o con el universo. Sin embargo no son solamente místicas, como la visión cientificista hegemónica y oficial las quiere descalificar, pues su parafernalia curativa y equilibradora hace uso de elementos materiales, vibracionales, energéticos, morales y cosmovisionarios; así pues, son a un tiempo terapias físicas, sociales y emocionales-espirituales.
Podemos señalar que existe un importante sector que busca este tipo de alternativas paralelas a la estructura médica oficial por motivos netamente económicos, sectores altamente vulnerables que por su misma condición marginal se encuentran permanentemente fuera de los servicios formales o cuentan con servicios de salud básicos y de mala calidad que empeoran sus condiciones físicas y remarcan su estatus de pobreza.
Las medicinas tradicionales y alternativas cubren un amplio espectro social, práctica extendida cuya aceptación ha ido fortaleciendo su presencia y profesionalismo, al grado de ser tomada en cuenta por la propia medicina alópata como tema de investigación y análisis. Aunque se han desarrollado junto a ellas prácticas mercantilizantes y charlatanerías.
Todo esto enfatiza la necesidad de construir espacios para la práctica de las legítimas medicinas tradicionales y alternativas, donde las terapias y las ritualidades sean ofrecidas por quienes dedican su tiempo y esfuerzo a ello, no como producto en busca de ganancias, sino como manifestación concreta de la existencia de la confluencias de esas prácticas holísticas que se basan en el cultivo del binomio cuerpo-espíritu, cuyo bienestar no radica en uno u otro polo, sino en la infinita gama de posibilidades que se presentan para armonizarlos. Así, cada terapia, cada ritual, representa una posibilidad de lograrlo.
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EL BUEN VIVIR Y LA ALEGREMIA:
LA SALUD EN NUESTRAS MANOS
Iliana Amoroz Solaegui Organizaciones Indias por los Derechos Humanos en Oaxaca (OIDHO) / Movimiento de Salud de los Pueblos (MSP)
La mala salud que padece la mayoría de la población en México y en el mundo entero es alarmante; viejas y nuevas enfermedades surgen y resurgen cada día con mayor intensidad y en detrimento de la calidad de vida de las personas y los colectivos. Sin embargo, esta situación es sólo la punta del iceberg.
Las enfermedades son la máxima manifestación de un problema global y en la mayoría de los casos tienen relación directa con exposiciones múltiples, repetidas y crónicas a agentes estresantes de origen químico, físico, biológico, mental y nutricional que han aumentado significativamente en el ecosistema humano en las décadas recientes.
Estos diversos agentes estresantes a los
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