Lluvia Magia Natural
Enviado por nico810 • 16 de Junio de 2013 • 3.965 Palabras (16 Páginas) • 316 Visitas
Empieza este compendio del Arte Mágica conforme al curso reformado de la naturaleza, por cuya virtud, sin mediar distanciamiento ni extrañamiento de la mente ni del cuerpo, estás capacitado para observar aquellos espíritus que adquieren figura en el aire y que se condensan en forma de monstruos y de diversos animales, y de figuras humanas, que vagan por acá y por allá alternativamente.
Pues bien, todo ello sucede según los principios naturales, que se basan manifiestamente en las virtudes místicas y que emanan de distintos actos naturales, de los cuales surge de manera natural el Arte Mágica. Por ello, si quisieras conocer sus instrumentos, en que se fijan, de que se forman y de donde pueden emanar estos principios, ya que de una ciencia emana una nueva ciencia, aquí tienes la Magia Natural.
Y es que la presente ciencia posee sus propios instrumentos, entre los que se hallan las virtudes de índole natural que a través de su respectiva potencia provocan multitud de hechos admirables, cuando son activadas en sus propios contenidos por medio del Arte natural, sin necesidad de una acción enérgica para iniciar el proceso, que se cataloga de común, por razón de la naturaleza simple que actúa en los elementos simples y compuestos, si supieras reducir éstos en aquellos.
COMPOSICIÓN
Toma un líquido negro mas negro que el negro y destila de éste dieciocho partes en un vaso de vidrio, y en la primera destilación separa solo una parte, procediendo a una nueva destilación de la otra, de la que separarás, pues, una cuarta parte; y destila el líquido una tercera vez, separando ahora dos partes; y en la cuarta destilación separa casi el total, y así sucesivamente destila la parte restante, hasta ocho o nueve veces, con que surgirá el elemento perfecto, que no será enmendado si no es tras veintidós destilaciones.
Separa de esta agua una cuarta parte de una libra y acrécela destilándola con vegetales como son el apio silvestre, la cebolla albarrana y otros semejantes de los cuales se habló anteriormente en el capítulo sobre el alma de la transmutación, al inicio. Posteriormente coloca el liquido resultante en un vaso circulatorio junto con lodo especialmente caliente, o con orujo de uva, para la conservación de las especies, tal como posteriormente la práctica demostrará, o declarará, pues esta es una de aquellas cosas sin la cual nada se obtiene en el magisterio de este Arte.
AGUA QUE CALCINA TODOS LOS CUERPOS
Toma simientes de las sustancias capitales: de tierra, esto es, D, cinco onzas y media; y de agua, esto es, C, dos onzas y media, la suma de las cuales será un peso equivalente a ocho onzas de libra, y molerás este compuesto finamente en un molinillo de mármol. Tras ello, pondrás la masa en una vasija de vidrio unida a un alambique, en que destilarás toda la materia, primero a fuego lento, con las maderas serradas en dos, con dos libras de carbón bajo o común y con un poco de salvado seco.
Enciende, pues, el fuego y repudia todo aquello que en adelante se inflame por si mismo, hasta que la masa se empiece a destilar, y desde este punto mantendrás el fuego constante hasta el duodécimo punto, en que avivarás el fuego con pequeños leños, para que las llamas se yergan rectas bajo la materia; y así mantén el fuego hasta que remita al doceavo o quinceavo punto, o bien en un punto menor.
Y a continuación mantendrás compacto el fuego, y lo mantendrás acorde al punto de su destilación, y posteriormente elevarás de nuevo el fuego hasta un punto mayor, que mantendrás constante hasta que el alambique pierda su calor y no destile más materia. Para entonces, evita que se enfríe, recoge el agua y guárdala en un lugar cálido y húmedo, guardándote de que por ningún medio pueda estar en contacto con el aire.
Y acuérdate de tener una compuerta en la parte cerámica extrema del alambique, en el cuello del receptáculo, para poder extraer, por ella de vez en cuando aquello que no dejara un respiradero al recipiente. Pues a veces tal es el calor allí acumulado, que el recipiente resulta incapaz de soportar aquel calor excesivo. Así pues, cuando convenga, ábrela, cuando no, ciérrala. Ten en cuenta que el agua que recogiste, provinente de materia vil, tiene la facultad de convertir los cuerpos en su respectiva materia original, la cual, unida a la virtud vegetal, da origen a muchas perfecciones, al punto que, tras ser destilada, necesita ser puesta en acción, para que su espíritu, que es de naturaleza sutil y extraña, no perezca en el aire, supuesto que es en grado pleno obtenido de la destilación.
DE LA CALCINACIÓN NATURAL
Recoge dos partes de Luna per-fectamente purgada por una cabrilla o muy purificada por constante incineración, y haz con ella unas pocas partes, con unas pinzas, y pon la mitad de éstas en un vaso de disolución o licuación, y cúbrela con tres lociones de agua calcinadora; y la otra mitad en otro vaso de disolución, cubriéndola con tres lociones de agua calcinadora. Cierra perfectamente los vasos con sus tapones, y sella sus junturas con harina y clara de huevo, poniendo a continuación ambos vasos al baño durante tres días naturales.
DE LA SEPARACIÓN DE LA CAL Y DEL AGUA CALCINADORA
Una vez tengas los metales calcinados en ambos vasos de disolución, separa de éstos el agua, colándola con sumo cuidado, para que la tierra no pueda de ningún modo ascender ni enturbiar el agua. Pon a continuación el agua aparte, bien tapada en su propio vaso, y recupera la tierra de la propia Luna calcinada con un poquito de su humor, y ponla sobre cenizas ardientes, con el alambique y el recipiente, a un fuego activo por un espacio de doce horas.
Destila el licor, y ten cuidado con el fuego ardiente, pues bajo el calor abrasante del Sol de vez en cuando se produce ésta separación, por lo que deja que el fuego remita por si mismo, con lo que tendrás Luna calcinada de manera óptima.
DEL FUEGO CONTRA LA NATURALEZA
Pon dos medidas de agua vegetal aguada en una botella de cuello largo, en el cual habrás puesto seis medidas de agua calcinada, y cubre la botella rápidamente con su tapón, y séllala con cera, y colócala o sométela a un baño de dos días naturales, espacio de tiempo tras el cual la totalidad del vegetal se habrá convertido en agua clara, tras lo cual podrás retirar la disolución.
DE LA OCULTACIÓN POR LOS FILÓSOFOS DE LA DISOLUCIÓN DE LA LUNA
Tendrás fuego vegetal disolvente en agua calcinadora. Y añadirás sal a ocho medidas de agua, esto es, cuatro onzas, y dos medidas de cal de Luna, esto es una onza, y lo pondrás todo en un vaso de disolución con una cubierta propia de cobre, cuidándote de que lo que en él introduzcas no sea expuesto a calor alguno sino al que le proporcione su propia naturaleza; y
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