Los Siete Habitos
Enviado por eliseo207 • 6 de Octubre de 2012 • 531 Palabras (3 Páginas) • 355 Visitas
resolver.
Hace unos años, mi esposa Sandra y yo nos enfrentábamos con una preocupación de este tipo. Uno de
nuestros hijos pasaba por un mal momento en la escuela. Le iba fatal con el aprendizaje, ni siquiera sabía
seguir las instrucciones de los tests, por no hablar ya de obtener buenas puntuaciones. Era socialmente
inmaduro, y solía avergonzarnos a quienes estábamos más cerca de él. Físicamente era pequeño, delgado, y
carecía de coordinación (por ejemplo, en el béisbol bateaba al aire, incluso antes de que le hubieran arrojado la
pelota). Los otros, incluso sus hermanos, se reían de él.
A Sandra y a mí nos obsesionaba el deseo de ayudarlo. Nos parecía que si el «éxito» era importante en
algún sector de la vida, en nuestro papel como padres su importancia era suprema. De modo que vigilamos
cuidadosamente nuestras actitudes y conducta con respecto a él, y tratamos de examinar las suyas propias.
Procuramos mentalizarlo usando técnicas de actitud positiva. «¡Vamos, hijo! ¡Tú puedes hacerlo! Nosotros
sabemos que puedes. Toma el bate un poco más arriba y mantén los ojos en la pelota. No batees hasta que
esté cerca de ti.» Y si se desenvolvía un poco mejor, no escatimábamos elogios para reforzar su autoestima.
«Así se hace, hijo, no te rindas.»
Cuando los otros se reían, nosotros nos enfrentábamos con ellos. «Déjenlo en paz. Dejen de presionarlo.
Está aprendiendo.» Y nuestro hijo lloraba e insistía en que nunca sería nada bueno y en que de todos modos el
béisbol no le gustaba.
Nada de lo que hacíamos daba resultado, y estábamos realmente preocupados. Advertíamos los efectos
que esto tenía en la autoestima del niño. Tratamos de animarlo, de ser útiles y positivos, pero después de
repetidos fracasos finalmente hicimos un alto e intentamos contemplar la situación desde un nivel diferente.
En ese momento de mi trabajo profesional yo estaba ocupado con un proyecto de desarrollo del liderazgo
con diversos clientes de todo el país. En este sentido preparaba programas bimensuales sobre el tema de la
comunicación y la percepción para los participantes en el Programa de Desarrollo para Ejecutivos de la IBM.
Mientras investigaba y preparaba esas exposiciones, empezó a interesarme en particular el modo en que
las percepciones se forman y gobiernan nuestra manera de ver las cosas y comportarnos. Esto me llevó a
estudiar las expectativas y las profecías de autocumplimiento o «efecto Pigmalión», y a comprender lo
profundamente enraizadas que están nuestras percepciones. Me enseñó que debemos examinar el cristal o la
lente a través de los cuales vemos el mundo tanto como el mundo que vemos, y que ese cristal da forma a
nues tra interpretación del mundo.
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