MERCADO DE ARRIAGA: EL AGUA Y LOS HOMBRES ESTÚPIDOS
Enviado por brenda172 • 27 de Octubre de 2021 • Ensayo • 1.622 Palabras (7 Páginas) • 109 Visitas
MERCADO DE ARRIAGA: EL AGUA Y LOS HOMBRES ESTÚPIDOS
El 7 de junio, sorprendentemente, al amparo de la noche, se comenzó a demoler el mercado municipal de Belisario Domínguez, ubicado en la ciudad costera de Arriaga, Chiapas. Con su demolición desapareció uno de los cuatro edificios que Chiapas diseñó y construyó con lógica parabólica de hormigón hiperbólico. Los esfuerzos para proteger este espacio se han realizado durante más de un año. En marzo de 2012, debido al hacinamiento de los inquilinos, el acoso a los negocios de la calle circundante y las demandas de los inquilinos y las autoridades, la lucha comenzó cuando las autoridades estatales recibieron noticias de los planes para demoler la propiedad. Un mercado más moderno. Pero, ¿qué es más moderno? Así se inició el proceso de registro y defensa del mercado, y se realizó un relevamiento fotográfico del exterior y del interior. Se informa que las primeras cuatro imágenes fueron publicadas en Facebook a través de un teléfono portátil el 26 de marzo de 2012. Simultáneamente con la carta oficial de DOCOMOMO México y la dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Propiedades del INBA, protestando por el estado de la propiedad. La mayor parte de la campaña de apoyo al rescate del mercado de Arriaga se realiza en el espacio virtual de las redes sociales. El uso de estos para distribuir y obtener información es un fenómeno reciente, y está en proceso de ser aceptado como una herramienta de investigación jurídica. La información obtenida a través de estos métodos suele ser considerada trivial o sospechosa, pero recientemente, el uso de las redes sociales y las personas que los utilizan se han ampliado y mejorado, cambiando por completo la forma en que se comunican y encuentran información. En un principio, el destinatario se limitaba a ocultar información, ahora es el destinatario quien hace el papel de emisor, difundiendo la información a cientos de personas, que son potenciales emisores. Las imágenes comenzaron a propagarse en otros perfiles y en otros medios: Alejandro Hernández Galvez, anota en su blog, con fecha 28 de marzo 2012 lo siguiente: “La mala, muy mala noticia es que esté buen edificio será demolido pronto para sustituirlo por uno nuevo (...) no conozco el proyecto para reemplazarlo pero temo no sea el de la calidad del qué destruirán y al que buen mantenimiento y buena intervención discreta e inteligente le bastan”. (Hernández, A. 2012). Por lo tanto, a medida que la gente se interesó por los edificios y sus problemas, la información comenzó a difundirse. El primer comentario centró su atención en la solución del techo, comparándola constantemente con el mercado de San Pablo Oztotepec, que es obra de Mauricio Rocha (Mauricio Rocha) Un trabajo realizado por la oficina en 2003. En ese momento no se conocían documentos de ningún tipo: fotografías, planos, dibujos, testimonios previos sobre el edificio. En esta ciudad nadie sabe nada del autor, y nadie sabe quién o quiénes participaron en su construcción. Solo hay una: una placa conmemorativa con el nombre y fecha de inauguración de Manuel Velasco Suárez, entonces gobernador de Chiapas. 27 de diciembre de 1970. El 10 de abril, Víctor Arias, investigador de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, compartió los siguientes comentarios en el álbum de mercado: A través del profesor de la UNAM Víctor Arias, se logró establecer contacto con su maestro Octavio Barreda Marín, quien confirmó que él era el autor del proyecto al brindar la información más valiosa: el plano original del edificio y su propio testimonio, que eliminó la necesidad del edificio Cualquier duda sobre el diseño. Al revisar el plan, se descubrió que el proyecto fue patrocinado por el Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas (BNHUOP). Este singular edificio se divide en dos sistemas constructivos: los muros de mampostería y el techo de hormigón del área de alimentos, carga y descarga. Cada paraguas de concreto de cubierta rectangular, tiene 6.55 mt. por 18.15 mt. Con una columna central de planta en cruz, que después se ramifican para formar nervaduras de apoyo en las aristas, al centro de cada columna y embebido en ella hay un bajante pluvial que recoge el agua de lluvia del techo. El singular manejo de los paraguas a diferentes alturas permite la ventilación cruzada y la iluminación por medio de celosías de concreto y un sistema de ventilas de herrería y fibra de vidrio. Más tarde en un documento manuscrito por el propio Barreda Marín, el autor reconoce la influencia no solo de Félix Candela, sino de otro gran artífice mexicano: Alberto Teru Arai, cuyos imponentes muros en talud para los frontones de Ciudad Universitaria, fueron referente para el muro anillo del Mercado de Arriaga. Otra duda sobre la posible intervención de Candela en el diseño son las nervaduras partiendo de los pilares y extendiéndose por el vértice del manto inferior de cada parábola. Al respecto, Octavio Barreda volvió a aclarar: “Cuando ya tuve dibujados todos los planos arquitectónicos fui con Candela a su despacho en Insurgentes centro. Todos los cálculos, incluyendo el segundo piso y trabajos se entregaron al banco. Los paraguas tuvieron una columna al centro y como todos los últimos que hacía Candela. La zapata era, por supuesto, otro paraguas invertido”. (Barreda, O. 2012). Sin embargo el diseño de Candela sufrió modificaciones. Se agregaron nervaduras de refuerzo por orden de Heriberto Izquierdo, ingeniero perito jefe del banco hipotecario. Los meses siguientes fueron un intercambio académico entre el INBA y el gobierno del estado de Chiapas, al mismo tiempo que se inició la acción ciudadana para apoyar la protección del edificio, lo que se inició con el inicio inesperado de los trabajos de demolición. La propiedad en noviembre, durante esa operación, desaparecieron las áreas de alimentos, mariscos y carga y descarga, estas áreas fueron construidas básicamente con trabellos de concreto y dos espacios parabólicos exentos para el comercio de pescado. Junto a esta acción, se reanudó un feroz evento virtual. Instituciones y ciudadanos de Arriaga presionaron para evitar que el edificio desapareciera por completo, y finalmente lograron detener temporalmente el derribo. Para entonces, el 40% de los edificios habían desaparecido. Pero la nave central con su muro perimetral de piedra y los dieciséis paraguas restantes se mantuvo intacto. En diciembre el recién electo gobernador Manuel Velasco acordó sentarse a negociar con las partes involucradas el destino del mercado, su secretaria, inmediatamente chocaron dos visiones distintas de ver Situación: Ecologistas acuerdan recuperar y reutilizar el espacio con una perspectiva contemporánea de utilización de recursos bajo el plan de desarrollo sostenible, y contratistas y funcionarios acuerdan demolerlo para construir en la infraestructura de tile rasa La secretaría crea las condiciones para que se pueda discutir su protección. Entre estas situaciones estaba el incremento de un proyecto alternativo y un presupuesto, que tomará en cuenta la restauración de los paraboloides dañados por la corrosión y la ampliación del inmueble para albergar a otros trescientos locatarios. La propuesta de emergencia fue creada por la Coordinación de Vinculación de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, con el apoyo de los arquitectos Mariano del Cueto y Moisés Escárcega, con la coordinación de Juan Ignacio del Cueto, dicha propuesta se presentó oficialmente el 17 de enero, la decisión de analizar el anteproyecto fue aplazada por presiones del contratista de la demolición y un grupo de ingenieros y arquitectos que lo apoyaban, los cuales exigieron un dictamen detallado de la estructura, este hecho, junto a la presión de ciudadanos de Arriaga, Colegio de arquitectos, periodistas y por supuesto el apoyo en las redes sociales. Obligó al gobierno del Estado a sentarse a negociar, reconociendo el valor del edificio y comprometiéndose a su reutilización como mercado público. El ocho de abril se oficializó la iniciativa de rescate, ante Dolores Martínez Orralde, directora de Patrimonio Inmueble del INBA, los representantes de las partes involucradas y un reticente alcalde de Arriaga. Con los acuerdos alcanzados, lo siguiente era buscar soluciones viables, se conformó una vez más un equipo de especialistas para discutir las posibilidades de restauración de los delicados cascarones de concreto, corroídos por el agua y el salitre, se analizaron desde la propuesta hecha por el mismo Octavio Barreda. Paralelo al equipo de restauración , se formó otro, de proyectistas voluntarios encargados desarrollar a detalle el proyecto de lo que se llamó “el anexo” un edificio complementario a la nave principal del mercado, para alojar al resto de los locatarios, rescatando la idea original presentada por la UNAM, en enero de ese año. El reinicio de obra fue programado a comienzos del mes de mayo, debido al mal tiempo fue aplazado para el 26 de mayo, ya que el huracán Bárbara golpeó la costa de Chiapas, afectando e
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