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NATURALMENTE CAOS


Enviado por   •  15 de Agosto de 2021  •  Ensayo  •  2.524 Palabras (11 Páginas)  •  49 Visitas

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NATURALMENTE CAOS

Es posible determinar a lo largo de los años la estructura jerarquizada que ha ido adaptando la ciencia, esta parece ser un ente individual con vida propia y una voluntad invariable, que no acepta replica alguna o el debate con respecto a alguno de sus postulados, ya que estos mismos son considerados una verdad absoluta y por ende inmutable. Tal como lo afirma (Feyerabend, 1993) no hay reglas metodológicas útiles o libres de excepciones, que rijan el progreso de la ciencia. Es decir, la ciencia que se asume a sí misma como inapelable a lo largo del tiempo, es una ciencia que de facto tiene un sesgo procedimental, reflexivo y carente de autocrítica. Entregar el rol de juez inobjetable a la ciencia para determinar el paradigma de la conservación, la producción de comida, la biodiversidad genética, el establecimiento de una política agrícola entre otras muchas problemáticas que requieren un planteamiento que va más allá del entendimiento científico tal y como está diseñado.

Lo anterior se asemeja a realizar un juego, con un solo participante, un juego en el que el juez y los espectadores observan a un solo competidor desempeñarse en el campo de juego, no recibir sanción alguna por parte del juez y aun así terminar ganando el encuentro. Algo que puede denominarse el unilateralismo de la ciencia, un juego peligroso en el que el mundo incurre por la creencia de que sólo existe un camino por el cual se debe llegar a una posible solución y que dicho camino debe seguir con rigurosidad los pasos del método científico, pues de lo contrario el resultado de cualquier hipótesis carecería de validez a nivel mundial.

(Feyerabend, 1986) afirma en otro de sus postulados que la ciencia que funciona de acuerdo con normas fijas y universales no es realista, sino perniciosa y perjudicial para la misma, en otras palabras, la ciencia misma se ha hecho cargo de aislarse de la realidad y contempla muchos fenómenos de la naturaleza como simples problemas que pueden llegar a ser modelados y plasmados de manera cuantitativa, una ciencia al servicio del laboratorio, no podrá ser replicada en la cotidianidad, porque hoy en día no podemos resolver todo con la certeza y exactitud que otorga un laboratorio.

Verdades hasta hace poco dadas como realidades científicas han sido puestas en reevaluación por fuentes y saberes totalmente válidos, pero ajenos a toda esa cadena de producción de conocimiento, saberes ancestrales, saberes empíricos que no han contado con el apoyo de ese aparato e industria científica, muchas de las cuales se mantienen vigentes, en su gran mayoría son perpetuadas a través de la doctrina impartida en clases. Dichas verdades criticadas debido a la fuerte occidentalización y al monopolio del conocimiento que las llevo a ser consideradas un hecho o realidad científica.

Hechos recientes demuestran que la ciencia está sirviendo a intereses egoístas, a malversar el sentido estrictamente natural y a buscar darle orden al caótico mundo en el que se mueve la realidad natural, un ejemplo de lo anterior ha suscitado todo tipo de polémica y reacciones a lo largo del mundo, ha sido la implementación de modificación genética en humanos, específicamente en dos bebés para alterar los genes de mellizas conocidas como "Lulu" y "Nana" con el fin de que no contrajeran el virus del VIH, mediante la técnica CRISPR-CAS9, el “biólogo y científico” He Jianku, realizador de dicho experimento, argumenta desde el plano de la bioética que el conocimiento y lo alcanzado a través del mismo debe utilizarse en favor del ser humano como un factor que permite la evolución del mismo como especie,  Esto último puso sobre la mesa una realidad en la que estamos de manera directa o indirecta involucrados, prácticas llevadas a lo largo de los años, en las que ya se venían modificando genéticamente a los animales y plantas esgrimiendo por encima el falso argumento de seguridad alimentaria global, la ciencia sirviendo al monopolio del conocimiento y a la concentración de las riquezas de un conglomerado de industrias.

Sin embargo, en una sociedad enferma como la construida por el hombre el poder absoluto que se le otorga la ciencia tradicional solo es equiparable al paradigma de la fe y al dogma religioso; con el paso de los años se erige al conocimiento y planteamiento científico como el único criterio con validez para “solucionar” los problemas modernos, el campo no ha sido excluido de dicha dinámica y han venido sucumbiendo uno a uno los saberes ancestrales e incluso el material genético ancestral ante el atropello de las políticas de “modernización uniformizadora”.

Un saber se construye a partir de la incertidumbre que genera algún cambio físico en un entorno determinado, muchas veces este cambio es producto de la misma intervención del hombre al implementar alguna teoría científica para contrarrestar un problema anterior. En otras palabras, el accionar científico se reduce al campo de lo inmediato y no es transversal con la línea de tiempo ni las repercusiones que pueden generar la puesta en marcha de modelos generados en un laboratorio o en una computadora. Tal es el caso de la revolución verde y todo el modelo de innovación agrícola que se empezó a instaurar en los países del “primer mundo” en estos el debate para su ejecución se dio en torno a postulados como la seguridad alimentaria y la de los transgénicos como única salida a los problemas de hambruna, apoyados en fuentes científicas de renombre, resultados socializados y una campaña propagandística de incalculables dimensiones. Al mismo tiempo bajo la mesa y en franca complicidad criminal con las elites políticas las dinámicas que gestaban e impulsaban este nuevo modelo alimentario tenían como impulsores a los monopolios de la industria alimenticia; la apuesta por este redito era ganar – ganar, sin contemplar los escenarios a los que se vería sometido el planeta con el paso de los años y las consecuencias irreversibles para el mismo.

Sin embargo, el cientificismo erigido como forma absoluta de pensamiento ha apartado al ser humano del conocimiento en sí mismo y lo ha confinado a un estado en el que éste sólo tiene como propósito perpetuar a través de la iteración continua de los saberes que dicha ciencia proporciona, enajenando el instintivo cuestionamiento que tiene ante todo lo que lo rodea. El ser humano como especie ha venido enfermando conforme pregona que avanza; por una parte, se abstrae de las realidades sociales y de las leyes naturales escudándose en la ciencia para tratar de modelar los comportamientos de un ente dinámico y caótico como lo es la naturaleza. Ante la urgencia que suponen estos nuevos desafíos que llegan de la mano con la ciencia es necesario la implementación de una ciencia posnormal, aquella que articulando las herramientas más importantes del método científico generen un conocimiento alternativo, opcional para aquellos que ven en las dinámicas actuales de la transferencia de conocimientos un modelo estático que nos hunde conforme se genera un nuevo avance, de ahí radica lo vital que es el dialogo de saberes y el apoyo interdisciplinar.

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