Naturaleza
Enviado por mmgomezc • 25 de Noviembre de 2013 • 444 Palabras (2 Páginas) • 286 Visitas
Naturaleza. Un canto a ella.
"El que quiere nacer, tiene que romper un mundo"
Herman Hesse
Tan solo la Naturaleza vive inherente la realidad del paso del tiempo. No pone conjeturas en su manifestación o detrimento, vive sin camuflar sus formas, sin tamizar su esencia. El propio silencio de un árbol, el perfume de una flor llevan la belleza interminable e insonora de la creación. Solemnes parecen cuando se les ve estando sin quejido, bajo un radiante Sol o una esplendente noche estrellada, bajo una nube tormentosa o enmedio de un vendaval...
Armonía que evoca desde su continuo existir. Sapiencia y toda la paciencia del peculiar ritmo, sin vertederos que aniquilan el propio proceso. Sin lugar a dudas, la Naturaleza es el mayor de los ejemplos que irradian cordura sin holgura. Convivencia exenta de crítica. Metamorfosis acorde al natural ritmo sin apatía que duerma el curso.
Belleza por doquier, regalando con infinitas formas, colores y perfumes, la expresión trabajada que la creación en su natural talante de servicio, ofrece hasta para el gusano más diminuto. En ella no hay modernidad, selectividad, compromiso inconcluso, malestar, engaño, rutina o servidumbre; tampoco separatividad o divergencia alguna. La Naturaleza no busca el camino, ella está donde nace y crece y ahí entiende que el camino del árbol es el propio árbol, como lo será de esa hoja que se desprende por el viento, y vuela hasta caer sobre el terreno. Cada parte cumple su cometido, su natural quehacer. No necesita de trascendencias dogmáticas para curtir su conciencia...
—¡Un momento! La Naturaleza no tiene conciencia... —dijo alguien pensativo.
—¿Quieres decir que el ser humano sí? —pregunta una voz con ironía.
La Naturaleza tiene infinitos atributos que comparte sin dilaciones. Su simplemente ser hace compañía, su simplemente estar gratifica el espacio convirtiendo el vacío en belleza perenne.
Siempre refleja el mismo semblante aún delante de varios espejos. Ella no se viste ni decora, tampoco se demora porque su reloj, que no tiene hora, lleva la saeta que marca el siempre ahora.
Pulcra, elegante, jovial y brillante. Enamora a primera vista sin romper nunca el compromiso porque es lista...
—También es listo el ser humano, aunque sirve a sus propios intereses. También es bello el ser humano, aunque esconde cada vez más su innata belleza —reflexiona la voz.
La Naturaleza está viva, es su propia compañera, su propia fatiga, su consuelo, su alegría. Su camino está escrito en el ahora. No hay muerte ni suplicios, tan solo existir desde la vida para la vida. Ella no desaparece, tan solo cambia, rompe a veces su propio mundo, porque anuncia el próximo instante, esplendoroso retazo del tiempo cual trayecto evolutivo,
...