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Necesidades Durante El Embarazo


Enviado por   •  23 de Junio de 2011  •  2.239 Palabras (9 Páginas)  •  1.641 Visitas

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Cuanto ácido fólico es necesario tomar durante el embarazo?

El ácido fólico debe ser tomado antes que se produzca el embarazo y continuar con la ingesta hasta alrededor del tercer mes de gestación, siempre bajo asesoramiento médico.

• Última actualización: 19 de enero de 2004

Durante el embarazo hay un aumento de los requerimientos de folato o ácido fólico, debido al incremento en la multiplicación celular, que involucra el crecimiento del útero, la formación de la placenta, la expansión del volumen de eritrocitos o glóbulos rojos y el crecimiento del feto.

Hay evidencias claras de que el consumo adecuado de folato en la dieta antes de la concepción y muy temprano en el embarazo puede disminuir el riesgo de defectos del tubo neural (espina bífida, anencefalia y encefalocele).

Uno de cada mil niños nace con defectos del tubo neural en nuestro país. De ellos, aproximadamente la mitad corresponden a la espina bífida (la falta de fusión de uno o varios arcos vertebrales, de modo que el contenido del canal neural sale al exterior).

La mayoría de este tipo de malformaciones congénitas es consecuencia de la formación defectuosa del tubo neural, generalmente en la tercera y cuarta semana de la gestación. Su origen se encuentra, por lo general, bien en una predisposición genética, o bien en que la mujer presenta una carencia de folatos.

Otros defectos del tubo neural son la anencefalia (ausencia de una parte del cráneo y del cerebro), que aparece en menor proporción que la espina bífida.

Se ha podido demostrar que las madres de recién nacidos con estos defectos presentan bajos niveles de folatos en sangre. Pero existen situaciones en las que esta carencia resulta especialmente significativa. Éste es el caso de mujeres que han seguido una anticoncepción hormonal prolongada, que presentan adicción a drogas, que se encuentran en estado de desnutrición o que están tratadas con ciertos fármacos (anticonvulsivantes, quimioterápicos…).

Se ha visto que la administración complementaria de ácido fólico en la dieta previene este tipo de malformaciones. Por ese motivo es conveniente la administración del mismo en toda mujer que esté buscando un embarazo y el ácido fólico debe ser tomado antes que se produzca el embarazo y continuar con la ingesta hasta alrededor del tercer mes de gestación. La dosis recomendada de ácido fólico para prevenir los problemas de cierre del tubo neural son de alrededor de 1 mg por día, salvo que la mujer haya tenido un bebé con algún problema de esta índole, en cuyo caso la dosis que se recomienda es mayor, alrededor de 5 mg por día; siempre bajo prescripción médica.

El asesoramiento médico y dietético debe producirse entre los 3 y 6 meses antes de comenzar la búsqueda de la gestación. De ahí que la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), mediante un programa que ha comenzado a desarrollar, trate de instaurarlo.

Ácido fólico y alimentación

El consumo de folatos antes de la concepción y en el primer trimestre del embarazo reduce la tasa de defectos del tubo neural en el recién nacido

El valor y la importancia de los folatos no se circunscriben sólo al embarazo. Los endocrinólogos reivindican su papel en la dieta normal tanto de hombres como de mujeres, a la vez que estudios recientes apoyan el carácter anticancerígeno del ácido fólico.

• Autor: Por JORDI MONTANER

• Última actualización: 28 de septiembre de 2009

Frutas, verduras y vegetales constituyen la principal fuente de folatos en la dieta.

El ácido fólico es una vitamina hidrosoluble que forma parte del complejo B. En realidad, los alimentos no contienen ácido fólico como tal (ácido pteroil-monoglutámico), sino derivados conocidos como folatos, compuestos sintetizados por plantas y bacterias. El valor de tales sustancias deriva de la participación del ácido fólico en numerosas reacciones metabólicas que incluyen la síntesis de ADN, a través de la formación de purinas y pirimidinas, y la interconversión de aminoácidos, convirtiendo la serina en glicina, histidina en ácido glutámico y homocisteína en metionina.

El nombre de ácido fólico proviene del latín; concretamente de folium (hoja). Alrededor del 60% de los folatos ingeridos en la dieta proviene de los vegetales, cereales y frutas; mientras que el 40% restante procede de carnes, pescados y productos lácteos. Las bacterias intestinales son capaces de sintetizar pequeñas cantidades de ácido fólico, partiendo de todas estas sustancias.

Sobre el consumo de folatos

Los folatos son muy sensibles a la cocción. El calor provoca grandes pérdidas en la actividad de esta vitamina. Por tanto, los endocrinólogos recomiendan el consumo de frutas y verduras crudas siempre que sea posible. Asimismo, determinados medicamentos pueden interferir con la absorción o la vía metabólica del ácido fólico: antiácidos, sulfasalazina, colestiramina, anticonvulsionantes, algunos antibióticos y anticonceptivos orales.

Los especialistas critican que el consumo de folatos se recomiende sólo durante el embarazo y no durante todas las etapas de la vida Existe un aumento de las necesidades de ácido fólico con la edad y en determinadas situaciones fisiológicas como el embarazo o la lactancia. La Food and Nutrition Board, del Institute of Medicine-National Academy of Sciences de EEUU recomienda una ingestión diaria que varía de 65 µg para los recién nacido a 400 µg para adultos. Durante el embarazo se recomiendan 600 µg y en la lactancia 500 µg.

Los especialistas, no obstante, critican que dichas recomendaciones se respeten sólo en las etapas de embarazo y lactancia, debido a un seguimiento protocolario de los obstetras con suplementos especiales

SUPLEMENTACIÓN NUTRICIONAL DURANTE EL EMBARAZO

Una dieta equilibrada que incluye variedad de alimentos en una proporción adecuada durante el embarazo, por lo general suministra las vitaminas y minerales necesarios para el buen desarrollo del mismo. Sin embargo, muchos médicos prescriben un suplemento prenatal de vitaminas y/o minerales debido a la incertidumbre del estado nutricional y del consumo de alimentos de la mujer.

Los suplementos de vitaminas y/o minerales están perfectamente justificados cuando las gestantes manifiestan un déficit clínico que ha sido detectado analíticamente. En estos casos, el médico que sigue el curso del embarazo determinará tanto el tipo de suplemento como la dosis a tomar. En los casos en los que no se manifiesta déficit la suplementación no sólo se hace innecesaria sino que puede resultar perjudicial, tal y como puede ocurrir con el consumo excesivo de vitaminas liposolubles A y D, que condicionan un potencial

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