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Necesidades básicas Del Preescolar


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2012  •  2.013 Palabras (9 Páginas)  •  4.622 Visitas

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Necesidades básicas del preescolar

Necesidades psicológicas

• Esta afinando su capacidad vincular para iniciar a continuación los procesos de socialización. Este niño vive permanentemente una gran ansiedad de separación, la cual llega a un nivel máximo en los chicos introvertidos, tímidos, ansiosos, sin hermanos (hijos únicos). La madre es el refugio, el consuelo; el padre es el que protege de los peligros externos, el fuerte, que da seguridad. La dependencia afectiva del niño hacia sus padres, en esencial de la mamá, es muy potente.

• Todavía está latente el riesgo de desarrollar un trastorno vincular.

• Sus mecanismos de autocontrol son muy rudimentarios, de modo que necesita en forma imperativa mucha contención emocional, ya que puede ser desbordado por sus emociones de modo intenso e incontrolable. Esto es particularmente serio en lo referido a la ansiedad.

• La imaginación, la fantasía sin límites y la fuerza lúdica son sus rasgos centrales, los que poseen el poder de neutralizar las emociones negativas. El niño prescolar aún no establece límites claros entre fantasía y realidad.

• Al no poder tomar todavía la suficiente distancia de los acontecimientos y carecer de una gran introspección, es muy vulnerable al estrés por negligencia emocional. El prescolar necesita ser constantemente protegido y escuchado.

• El desarrollo moral es primario, sustentándose en la obediencia impuesta (por ello es tan frecuente que sea oposicionista).

• El estrés lo desestabiliza intensamente, apareciendo síntomas ansiosos en cualquiera de las esferas de expresión (inmunológica, corporal, psicológica, hormonal) y cediendo paso a la depresión con rapidez cuando no hay resilencia.

• Alrededor de los cinco años de edad se pone en marcha una poda de conexiones neuronales, como parte de un proceso de remodelado cerebral destinado a facilitar la aparición de nuevas habilidades al servicio de los próximos desafíos culturales y sociales. Con esta poda queda espacio para establecer sólidas conexiones que permitan al niño adquirir las habilidades instrumentales (lectura, escritura, cálculo) y para consolidar un juicio más objetivo de la realidad. Esta etapa de poda sináptica deja al niño en una condición de gran vulnerabilidad al estrés y a los errores en la educación de las emociones.

Alimentación

Es una etapa de crecimiento más lento y estable, en la que los niños ganan una media de 2 kilos de peso, y de 5 a 6 cm. de talla, al año.

En esta etapa los niños desarrollan una gran actividad física, por la que su gasto energético aumentará considerablemente, y por lo que deberá adaptar su consumo de calorías, a la nueva realidad.

Desde el punto de vista del desarrollo psicomotor, el niño ha alcanzado un nivel que le permite una correcta manipulación de los utensilios empleados durante las comidas, siendo capaz de usarlos para llevar los alimentos a la boca.

Una de las características específicas de esa edad es el rechazo a los alimentos nuevos, por el temor a lo desconocido.

Se trata de una parte normal del proceso madurativo en el aprendizaje de la alimentación, lo que no debe ser traducido por la falta de apetito.

El niño prescolar puede reconocer y elegir los alimentos al igual que el adulto. Normalmente, el niño tiende a comer lo que ve comer a sus padres y a otras personas que le acompañan.

Ellos observan e imitan, también en la alimentación. En la escuela, ese proceso se ampliará, y el niño adquirirá hábitos nuevos debido a las influencias externas.

Normalmente, un niño de esa etapa debe consumir, en media, 1.600 calorías, siendo 50% de carbohidratos, 31% de lípidos y un 18% de proteínas.

Actividad y descanso

La actividad requiere un esfuerzo e implica un gasto energético.

El sueño ayuda a que los niños(as) crezcan fuertes y sanos. Los preescolares típicamente duermen aproximadamente de 10 a 12 horas durante cada período de 24 horas, pero no hay razón para ser rígido en cuanto a qué horas específicas deben tomar esas 10 ó 12 horas necesarias. En esta etapa, lo importante es ayudar a su hijo a que desarrolle buenos hábitos para dormir.

Estableciendo una rutina para irse a la cama

Una rutina para irse a acostar es una buena manera de asegurar que su preescolar duerme lo suficiente. A continuación detallamos algunos puntos a tener en mente cuando usted establezca esa rutina:

• Incluya un período de tranquilidad unos treinta minutos antes de la hora de dormir.

• Fije una hora específica para dormir, avisando debidamente a su hijo(a) media hora antes y 10 minutos antes de la hora acordada.

• Establezca horas fijas para irse a acostar, levantase y tomar siestas.

• Mantenga horas de juego y horas de comer consistentes.

• Evite los estimulantes como la cafeína, cuando se aproxime la hora de dormir.

• La habitación debe ser tranquila, acogedora y conductiva al sueño.

• Utilice la cama solamente para dormir— no para jugar o para ver la televisión.

• Limite las comidas y bebidas antes de la hora de acostarse.

• Permita que su hijo(a) escoja con qué pijamas quiere dormir, qué muñeco de peluche necesita llevarse a la cama, etc.

• Contemple el escuchar música lenta y agradable antes de dormir.

• Acueste a su hijo cariñosamente para reafirmar una sensación de seguridad.

Datos sobre las siestas

La mayoría de los preescolares todavía necesitan tomar siestas durante el día. Ellos(as) tienden a ser muy activos— corriendo por todas partes, jugando, yendo a la escuela y explorando sus alrededores— así que es una buena idea darles una oportunidad para que descansen y se tranquilicen. Incluso si su hijo(a) no puede dormir, trate de reservar unos momentos tranquilos durante el día para relajarse. (¡Y usted también se beneficiará con un pequeño descanso!).

La mejor manera de influir para que su niño(a) tome siestas es fijar una rutina, tal y como lo hace cuando es hora de dormir. Su preescolar, no queriendo perder nada de la acción, puede que se resista a dormir una siesta, pero es importante mantener la rutina firme y consistente. Explíquele al niño(a) que este es un tiempo para estar tranquilo y que debe acostarse, pero que está bien que juegue en la habitación si no logra dormir.

¿Cuánto deben durar las siestas? Deben durar tanto como usted crea que su niño(a) necesita descansar. Generalmente, una hora

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