Neoplasias. Nomenclatura
TaniaMoralesResumen11 de Febrero de 2017
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Neoplasias.
El cáncer no constituye una sola enfermedad, sino muchos trastornos con una evolución natural y una respuesta terapéutica muy variadas. Algunos cánceres, como la enfermedad de Hodgkin, se pueden curar, mientras que otros, como el adenocarcinoma de páncreas, son casi siempre mortales. En este capítulo, describimos el vocabulario de la biología y anatomía patológica de los tumores y repasamos después las características morfológicas que definen la neoplasia y que permiten identificar y separar los tumores benignos de los malignos. Asimismo, se revisan la epidemiología del cáncer, que da una medida del impacto de esta enfermedad sobre las poblaciones humanas, así como los indicios de sus causas ambientales, indicios que han facilitado campañas preventivas y eficaces contra determinados tipos de cáncer. Sobre esta base se expondrán después las propiedades biológicas de los tumores y la base molecular de la carcinogenia.
Nomenclatura.
Neoplasia significa «crecimiento nuevo». Tumor se aplicó, en un origen, a la tumefacción causada por la inflamación, pero esta acepción no neoplásica del tumor prácticamente ha desaparecido, por lo que hoy este término se equipara al de neoplasia. Oncología (del griego oncos, tumor) es el estudio de los tumores o neoplasias.
«La neoplasia es una masa anormal de tejido, con un crecimiento excesivo y descoordinado, en relación con el del tejido sano, que persiste de forma exagerada cuando cesan los estímulos que indujeron dicho cambio».
En la era moderna, la neoplasia se puede definir como una alteración del crecimiento celular desencadenada por una serie de mutaciones adquiridas que afectan a una sola célula y a su progenie clónica.
Todos los tumores poseen dos componentes esenciales: 1) las células neoplásicas, que constituyen el parénquima tumo- ral, y 2) el estroma reactivo, compuesto por tejido conjuntivo, vasos sanguíneos y un número variable de células del sistema inmunitario adaptativo e innato. El tejido conjuntivo de algunos tumores es escaso, por lo que la neoplasia tiene una consistencia blanda y carnosa. En otras ocasiones, las células parenquimatosas estimulan la formación de un estroma colágeno abundante, denominado des- moplasia. Algunos tumores desmoplásicos (p. ej., ciertos cánceres de la mama femenina) son de consistencia pétrea (escirros).
Tumores benignos. Se dice que un tumor es benigno cuando su aspecto macroscópico y microscópico parece relativamente inocente, es decir, se queda localizado, sin propagarse hacia otros lugares y es susceptible de extirpación quirúrgica local; como es natural, por lo general, el enfermo sobrevive. los tumores benignos se designan agregando el sufijo -orna al nombre del tipo celular originario. Los tumores de las células mesenquimatosas siguen esta norma general. Así, un tumor benigno nacido del tejido fibroso se conoce como fibroma, mientras que un tumor cartilaginoso benigno se denominará condroma. Los tumores epiteliales benignos es más compleja; algunos se clasifican según la célula originaria, otros según el patrón microscópico, y otros según su arquitectura macroscópica. Adenoma se aplica a toda neoplasia epitelial benigna derivada de las glándulas, tanto si se forman estructuras glandulares como si no. Las neoplasias epiteliales benignas que emiten proyecciones digitales o verrugosas desde la superficie, sean microscópicas o macroscópicas, se conocen como papilomas. Las que forman grandes masas quísticas, por ejemplo en el ovario, se llaman cistoadenomas. Algunos tumores crecen con patrones papilares que protruyen hacia los espacios quísticos, los denominados cistoadenomas papilares. Si una neoplasia (benigna o maligna) emite una proyección macroscópica visible sobre la superficie de la mucosa y se proyecta, por ejemplo, hacia la luz gástrica del estómago o del colon, se denomina pólipo. Si ese pólipo aloja tejido glandular, se habla de pólipo adenomatoso.
Tumores malignos. Los tumores malignos se denominan, en conjunto, cáncer, que proviene de una palabra latina que significa cangrejo, porque tienden a adherirse de forma obstinada a la zona donde se asientan. Los tumores malignos pueden invadir y destruir las estructuras adyacentes, y propagarse hacia sitios remotos (metastatizar), causando la muerte. Los tumores malignos originados a partir de tejidos mesenquimatosos sólidos suelen llamarse sarcomas (del griego sar, carnoso; p. ej., fibrosarcoma, con- drosarcoma, leiomiosarcoma y rabdomiosarcoma), mientras que los derivados de las células formadoras de la sangre se llaman leucemias (que significa, literalmente, sangre blanca) o linfomas (tumores de los linfocitos o de sus precursores). Las neoplasias malignas de las células epiteliales, provenientes de cualquiera de las tres capas germinales, se conocen como carcinomas. Los carcinomas se subclasifican como carcinoma epidermoide (de células escamosas), si las células tumorales recuerdan al epitelio escamoso estratificado, o adenocarcinoma, si las células epiteliales neoplásicas adoptan un patrón glandular.
Tumores mixtos. Todas las células parenquimatosas de la mayoría de las neoplasias benignas y malignas se parecen mucho entre sí. Sin embargo, en raras ocasiones,, la diferenciación divergente de un solo clon neoplásico origina un tumor mixto, como el tumor mixto de las glándulas salivales. Estos tumores contienen componentes epiteliales dispersos en el seno de un estroma mixoide que puede albergar islotes de cartílago o hueso. Todos estos elementos se originan en un solo clon, capacitado para producir células tanto epiteliales como mioepiteliales; por eso, la designación preferida de esta neoplasia es la de adenoma pleomorfo. El teratoma es una excepción, porque contiene células o tejidos maduros o inmaduros reconocibles y pertenecientes a más de una de las capas germinales (a veces, incluso, de las tres). El teratoma se origina en células germinales totipotenciales, presentes de forma normal en los ovarios y testículos, y también a veces en vestigios embrionarios anómalos de la línea media. Dichas células pueden diferenciarse en cualquier tipo celular presente en el organismo adulto y, por eso, no resulta sorprendente que aparezcan neoplasias con hueso, epitelio, músculo, grasa, nervio y otros tejidos dispuestos de manera abigarrada. Uno de los patrones más habituales es el del teratoma quístico (quiste der- moide) del ovario, que se diferencia, sobre todo, a lo largo de las líneas ectodérmicas, dando lugar a un tumor quístico tapizado por piel y lleno de pelos, glándulas sebáceas y estructuras dentarias. Los hamartomas son masas desorganizadas, pero benignas, de células propias del lugar afectado. Coristoma es el término aplicado a un resto heterotópico de células, el término coristoma, que hace pensar en una neoplasia, atribuye a estas lesiones una gravedad muy alejada de la real.
Características de las neoplasias benignas y malignas.
La diferenciación entre los tumores benignos y malignos constituye uno de los aspectos esenciales que debe aclarar el anatomopatólogo. Aunque un semblante inocente pueda enmascarar una naturaleza temible, en general, los tumores benignos y malignos se diferencian por una serie de rasgos histológicos y anatómicos.
Diferenciación y anaplasia.
La diferenciación es la magnitud en que las células parenquimatosas neoplásicas se asemejan en su función y forma a las células correspondientes del parénquima sano. La falta de diferenciación se conoce como anaplasia. Las neoplasias malignas manifiestan una gama variada de diferenciación celular parenquimatosa, la mayoría muestra alteraciones morfológicas que delatan su naturaleza maligna. Las neoplasias malignas compuestas por células poco diferenciadas se definen como anaplásicas. La falta de diferenciación, o anaplasia, se considera un rasgo distintivo de malignidad. El término anaplasia significa «formar hacia atrás» e implica una inversión de la diferenciación hacia un plano más primitivo.
La falta de diferenciación, o anaplasia, suele asociarse a muchas otras alteraciones morfológicas.
- Pleomorfismo. Las células cancerosas exhiben, a menudo, pleomorfismo, es decir, una variación en su tamaño y forma. Las células de un mismo tumor no son uniformes, sino que varían desde células de pequeño tamaño con un aspecto indiferenciado hasta células gigantes tumorales con un tamaño varias veces superior al de las vecinas.
- Morfología nuclear anómala. Es característico que los núcleos de las células sean desproporcionadamente grandes, y que la relación entre núcleo y citoplasma se aproxime a 1:1 en lugar del índice normal de 1:4 o 1:6. La forma nuclear varía y, a menudo, es irregular; la cromatina adquiere un aspecto tosco y se distribuye a lo largo de la membrana nuclear o presenta una tinción más oscura de la habitual (núcleo hipercromático).
- Mitosis. A diferencia de lo que sucede en los tumores benignos y en algunas neoplasias malignas bien diferenciadas, se observa mitosis de muchas células de tumores indiferenciados, como reflejo de la gran actividad proliferativa de las células parenquimatosas. La presencia de mitosis no indica necesariamente que un tumor sea maligno o que el tejido sea neoplásico. Las mitosis señalan el crecimiento celular rápido.
- Pérdida de la polaridad. Además de las alteraciones cito- lógicas, se altera mucho la orientación de las células anaplásicas. Las láminas o grandes masas de células tumo- rales crecen de forma anárquica y desorganizada.
- Otros cambios. Las células tumorales que crecen necesitan, como es lógico, un aporte sanguíneo y, a menudo, no basta con el estroma vascular; por eso, se observan grandes zonas centrales de necrosis isquémica en muchos tumores malignos de crecimiento rápido.
Cuanto mayor es la diferenciación de la célula transformada, mejor conservará las capacidades funcionales de su equivalente normal. Las neoplasias benignas y los carcinomas bien diferenciados de las glándulas endocrinas suelen secretar hormonas características de su origen. Las células de los tumores benignos casi siempre están bien diferenciadas y se parecen a las células normales de las que proceden; las células cancerosas están más o menos diferenciadas, pero siempre presentan cierta alteración en su diferenciación.
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