Nutrición Adulto Y Perimenopausia
Enviado por pauMir • 15 de Noviembre de 2013 • 3.180 Palabras (13 Páginas) • 411 Visitas
Introducción
La iniciación y duración de la etapa adulta, dependerá de diversos factores tales como la salud, los hábitos de vida, el estado físico, la alimentación, etc. Esto influirá claramente en el desarrollo y bienestar del organismo, ya que mientras más saludable y mayores cuidados se tengan, mejor calidad de vida se obtendrá, así como también mejores condiciones para enfrentar el período de la vida que le sigue, la vejez.
Entre los cuidados recomendados para esta etapa están el ejercicio físico regular, una dieta equilibrada y evitar el consumo o exceso de sustancias nocivas, como cigarrillos, alcohol y drogas.
La adultez se puede dividir en dos categorías, la adultez temprana y media. En la adultez temprana el organismo se encuentra en su máximo rendimiento, en cambio la adultez media es una etapa de transición, en la que el cuerpo comienza a sufrir los primeros signos evidentes del envejecimiento.
Durante la adultez media ocurre el climaterio, periodo caracterizado por numerosos cambios fisiológicos y hormonales, que deben ser regulados a través de la nutrición y ejercicio físico. El climaterio femenino se denomina perimenopausia, mientras que el masculino se conoce como andropausia.
Adulto
La adultez es la etapa comprendida entre los 18 y los 60 años aproximadamente. En esta etapa de la vida el individuo normalmente alcanza la plenitud de su desarrollo fisiológico, psicológico y social. Se determina la personalidad y el carácter, los cuales se presentan relativamente firmes y seguros, con todas las diferencias individuales que pueden darse en la realidad. De este modo la edad adulta constituye un período muy extenso dentro del ciclo vital, dividido generalmente en dos etapas: Adultez temprana y Adultez media.
• Adultez temprana: ésta etapa inicia a los 18 hasta los 30/40 años aprox. Las funciones fisiológicas están en su máximo rendimiento, están estables, lo que refleja fortaleza, energía y resistencia física y un funcionamiento intelectual consolidado.
• Adultez media: ésta etapa inicia a los 30/40 hasta los 45/60 años aprox. Las funciones fisiológicas comienzan a decaer, como por ejemplo:
Aparecen las canas, calvicie, sequedad cutánea (arrugas).
Disminución de la fuerza muscular y de la velocidad de reacción.
Acumulación de tejido adiposo
Estos cambios no implican una pérdida de las funciones, sino que estas disminuciones implican la generación de cambios en los hábitos de vida.
Deterioro de estructuras óseas.
Perimenopausia
Se define como la etapa en donde la mujer no ha tenido períodos menstruales durante doce meses (periodo anterior a la menopausia). Durante la perimenopausia, su cuerpo comienza a producir menos cantidades de ciertas hormonas (estrógeno y progesterona), y comienza la disminución de la fertilidad.
Aproximadamente comienza desde los 35 hasta los 55 años presentando diferentes síntomas que normalmente son difíciles de enfrentar, como:
• Cambios en su ciclo menstrual (variando en períodos más largos o cortos, períodos más abundantes o ligeros, o falta de períodos).
• Bochornos.
• Sudoraciones nocturnas.
• Resequedad vaginal.
• Problemas para dormir.
• Cambios en los estados de ánimo (cambios de humor, depresión, irritabilidad).
• Aumento en el número de infecciones urinarias.
• Incontinencia urinaria.
• Pérdida de interés en el sexo.
• Aumento de la grasa corporal alrededor de su cintura.
• Problemas de concentración y la memoria.
Nutrición en la mantención de estructuras en la adultez
El aporte de energía a través de los alimentos debe adaptarse a las necesidades de cada individuo en función de la edad, complexión y actividad física que realice. Según la OMS, a partir de los 40 años las necesidades de energía disminuyen un 5% por cada década, ya que se reduce el metabolismo basal del individuo (energía que consume el organismo en situaciones de reposo para mantener las funciones vitales: bombeo de sangre, mantenimiento de la temperatura corporal, etc.). Esto desencadena la necesidad de un aporte calórico menor, hecho que no se observa en los adultos, dando lugar a un aumento de peso que puede conducir a obesidad si no se soluciona a tiempo y a su vez un aumento del riesgo de padecer enfermedades como, diabetes, hipertensión arterial, hiperuricemia y gota, colelitiasis, hiperlipemia (niveles altos de colesterol y triglicéridos en sangre), enfermedades cardiovasculares, problemas respiratorios, dolencias digestivas, artrosis en cadera y rodillas. Uno de los factores más importantes y que lleva al aumento de peso, es el excesivo consumo de calorías, que produce un incremento en los depósitos de grasa. Por tanto, los cambios fisiológicos que resultan del aumento de peso tienen consecuencias importantes para la salud.
El cuerpo humano está constituido por varios compartimentos: masa grasa, masa muscular, masa ósea y agua. A lo largo de toda la vida del individuo se van produciendo cambios en la composición corporal, funcionamiento de todos los órganos y diferentes requerimientos nutricionales tanto en micro como en macronutrientes. En la etapa adulta media hay una pérdida de masa ósea significativa que se puede prevenir o modificar parcialmente a través de la ingesta apropiada de calcio y vitamina D. Un factor que influye en esta pérdida es la desnutrición proteicocalórica que provoca pérdida de la masa muscular y grasa afectando directamente la movilidad, amortiguación mecánica ante traumatismos y aumenta la eliminación de calcio por la orina. Los requerimientos óptimos de calcio en el adulto debe alcanzar aproximadamente 1 g/ día obteniéndose principalmente a través de productos lácteos. La absorción de calcio se ve afectada por el consumo de oxalatos, fitatos y fibra. La vitamina D disminuye en la etapa adulta causando pérdidas similares al déficit de calcio.
El tejido conjuntivo pierde una cantidad considerable de células, ya que estas no poseen la misma capacidad de regeneración. Incluso, las fibras de colágeno se espesan, volviéndose rígidas. Ambos fenómenos explican que, desde los 40 años en adelante, las arterias se endurezcan, músculos y las articulaciones pierdan flexibilidad y, de manera más notoria, la piel se arrugue.
La masa magra (agua y músculo), las mujeres la mantienen
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