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Pensamiento Contemporaneo


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2013  •  2.007 Palabras (9 Páginas)  •  359 Visitas

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Michel Foucault – Derecho de muerte y poder sobre la vida.-

El derecho de vida y muerte ya no es un privilegio absoluto: esta condicionado por la defensa del soberano Y su Propia supervivencia. El derecho de vida y muerte, es un derecho disimétrico. El soberano no ejerce su derecho sobre la vida sino poniendo, en acción su derecho de matar, o teniéndolo; no indica su poder sobre la vida sino en virtud de la muerte que puede exigir. El derecho es en realidad el derecho de hacer morir o dejar vivir. . El poder era ante todo derecho de captación: de las cosas, del tiempo, los cuerpos y finalmente la vida; caminaba en el privilegio de apoderarse de esta para suprimirla. El derecho de muerte tendió a desplazarse o al menos a apoyarse en las exigencias de un poder que administra la vida, y a conformarse a lo que reclaman dichas exigencias. Nunca las guerras fueron tan sangrientas como a partir del siglo XIX. Las guerras ya no se hacen en nombre del soberano al que hay que defender; se hacen en nombre de la existencia de todos; se educa a poblaciones enteras para que se maten mutuamente en nombre de la necesidad que tienen de vivir.

El poder de exponer a una población a una muerte general es el envés del poder de garantizar a otra su existencia. El principio de poder matar para poder vivir, se ha vuelto principio de estrategia entre Estados;

El viejo derecho de hacer morir o dejar vivir fue remplazado por el poder de hacer vivir o de rechazar hacia la muerte. Ahora es en la vida y a lo largo de su desarrollo donde el poder establece su fuerza; la muerte es su límite; el suicidio llegó a ser durante el siglo XIX una de las primeras conductas que entraron en el campo del análisis sociológico; hacía aparecer en las fronteras y los intersticios del poder que se ejerce sobre la vida, el derecho individual y privado de morir. Ese poder sobre la vida se desarrolló desde el siglo XVII en dos formas principales. Uno de los polos, al parecer el primero en formarse, fue centrado en el cuerpo como maquina: su educación, el aumento de sus aptitudes, el arrancamiento de sus fuerzas, el crecimiento paralelo de su utilidad y su docilidad, su integración en sistemas de control eficaces y económicos, El segundo hacia mediados del siglo XVIII, fue centrado en el cuerpo-especie, en el cuerpo transido por la mecánica de lo viviente y que sirve de soporte a los procesos biológicos: la proliferación, los nacimientos y la mortalidad, el nivel de salud, la duración de la vida y la longevidad, con todas las condiciones que pueden hacerlos variar; todos esos problemas los toma a su cargo una serie de intervenciones y controles reguladores: una biopolítica de la población. Las disciplinas del cuerpo y las regulaciones de la población constituyen los dos polos alrededor de cuales se desarrolló la organización del poder sobre la vida. Ese bio-poder fue, un elemento indispensable en el desarrollo del capitalismo.

La presión de lo biológico sobre lo histórico, , fue extremadamente fuerte; la epidemia y el hambre constituían las dos grandes formas dramáticas de esa relación que permanecía así colocada bajo el signo de la muerte.

La era de los grandes estragos del hambre y la peste se cerró antes de la Revolución francesa; la muerte dejó de hostigar directamente a la vida. Lo biológico se refleja en lo político; el hecho de vivir ya no es un basamento inaccesible que sólo emerge de tiempo en tiempo, en el azar de la muerte y su fatalidad; pasa en parte al campo de control del saber y de intervención del poder. Haber tomado a su cargo a la vida, más que la amenaza de asesinato, dio al poder su acceso al cuerpo. Si se puede denominar "biohistoria" a las presiones mediante las cuales los movimientos de la vida y los procesos de la historia se interfieren mutuamente, habría que hablar de "biopolítica" para designar lo que hace entrar a la vida y sus mecanismos en el dominio de los cálculos explícitos y convierte al poder-saber en un agente de trasformación de la vida humana. Para Aristóteles: un animal viviente y además capaz de una existencia política; el hombre moderno es un animal en cuya política está puesta en entredicho su vida de ser viviente. La ley funciona siempre más como una norma, y que la institución judicial se integra cada vez más en un continuum de aparatos cuyas funciones son sobre todo reguladoras. Una sociedad normalizadora fue el efecto histórico de una tecnología de poder centrada en la vida. hemos entrado en una fase de regresión de lo jurídico; las constituciones escritas en el mundo entero a partir de la Revolución francesa, la vida como objeto político fue en cierto modo tomada al pie de la letra y vuelta contra el sistema que pretendía controlarla. La vida, se volvió entonces la apuesta de las luchas políticas, el sexo como el "pozo" del juego político. Está en el cruce de dos ejes. Por un lado, depende de las disciplinas del cuerpo: Por el otro, participa de la regulación de las poblaciones. El sexo es, acceso a la vida del cuerpo y a la vida de la especie. Es utilizado como matriz de las disciplinas y principio de las regulaciones. en el siglo XIX, la sexualidad es perseguida hasta en el más ínfimo detalle de las existencias. De ahí la importancia de las cuatro grandes líneas de ataque a lo largo de las cuales avanzó la política del sexo desde hace dos siglos. Las dos primeras se apoyaron en exigencias de regulación para obtener efectos en el campo de la disciplina; la sexualización del niño se llevó a cabo con la forma de una campaña por la salud de la raza la histerización de las mujeres, se llevó a cabo en nombre de la Responsabilidad que les cabría respecto de la salud de sus hijos, de la solidez de la institución familiar y de la salvación de la sociedad. En cuanto al control de los nacimientos y la psiquiatrización

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