Polo Petroquimico
Enviado por joaquinperez • 10 de Septiembre de 2013 • 1.184 Palabras (5 Páginas) • 291 Visitas
POLO PETROQUIMICO
El Polo Petroquímico de Bahía Blanca -uno de los más grandes del país- está ubicado en la localidad portuaria de Ingeniero White, que tiene una población de 12 mil habitantes, y está a escasos 10 Km del centro urbano bahiense. Una distancia demasiado corta tomando en cuenta que esos complejos con alta peligrosidad ambiental deberían situarse como mínimo a 100 kilómetros de las zonas urbanas. Está compuesto por tres tipos de industrias: la petrolera, la petroquímica, y la química. Las firmas más importantes que lo integran son PPB Polisur, propiedad de Dow Chemical Company, que produce etileno y polietileno.
Primero, las consecuencias se percibieron en el aire. Bahía Blanca fue escenario de escapes de sustancias tóxicas que solo por cuestiones de azar no acabaron en catástrofes. Y hace poco se sumó la consecuencia marítima: debido a la gran cantidad de afluentes que las empresas arrojan a la ría, los pescadores están viendo amenazada la actividad que desarrollaron durante años y que históricamente definió a Ingeniero White. Este año, los análisis realizados por los laboratorios más prestigiosos confirmaron que la poca fauna marina que sobrevive en la ría tiene altísimos niveles de sustancias químicas.
Los daños ambientales
Numerosas denuncias de asociaciones ambientalistas se vienen registrando desde hace décadas. Tienen argumentos: los estudios que confirman los altos niveles de contaminación abundan, y se suman a las ingratas experiencias que ya vivió la comunidad de Bahía Blanca y con cuyo peligro se está habituando a convivir.
Pese a que desde 1995, las industrias del Polo Petroquímico trabajan con el programa de seguridad y emergencias Apell, los procedimientos de ese sistema no pudieron evitar hechos que aún guarda la memoria colectiva.
El más grave ocurrió el 20 de agosto de 2000. Se trató de un escape de cloro en la Planta Solvay Indupa por un período de 25 minutos y con ello, la formación de una inmensa nube de cloro, a la que afortunadamente el viento llevó en dirección al mar. Si el azar hacía que ese día el viento sople en otra dirección, como lo hace habitualmente, Bahía Blanca todavía estaría padeciendo las consecuencias de la catástrofe que podría haber generado. Fue la suerte la que hizo que no haya que evacuar a la población, aunque no pudo evitar que se registren personas afectadas. Hasta las máximas autoridades de la empresa reconocieron que la nube tuvo características tóxicas y altamente peligrosas.
Ese hecho marcó un punto de inflexión en la conciencia ambiental de la sociedad. Y fue el puntapié que motivó la conformación de varias asociaciones ecologistas y la creación de organismos de control y hasta de una ley que “regule” la contaminación.
Pero eso no es todo. Cuando la gente todavía no alcanzaba a salir de su asombro, y a tan solo 8 días de ese accidente, se produjo un escape de amoníaco en la empresa Profertil.
Las consecuencias otra vez las pagó la gente. Hubo decenas de hospitalizados por la inhalación de la sustancia. La secretaría de Política Ambiental de la Provincia clausuró la empresa por unos días, y cuando la volvió a abrir, el accidente se reiteró. Y otra vez, hubo personas internadas.
Esos escapes de sustancias fueron los más graves, pero según la organización ambientalista 20 de Agosto -cuyo nombre se lo debe al escape de cloro-, solo en los siguientes cinco años se produjeron otros 30 incidentes de conocimiento público, aunque con consecuencias menos graves. Y si bien la cifra mermó, siguen ocurriendo en la actualidad.
A la contaminación del aire, se le suma la del agua. Ya en 1999, un informe de Greenpeace denunció
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