Prevalencia y tipos de disfunción sexual en las personas con cáncer
Enviado por fernan180994 • 29 de Noviembre de 2012 • Informe • 7.754 Palabras (32 Páginas) • 686 Visitas
Prevalencia y tipos de disfunción sexual en las personas con cáncer
La sexualidad es un fenómeno complejo y multidimensional que incorpora aspectos biológicos, psicológicos, interpersonales y del comportamiento. Es importante reconocer que hay una gran variedad en el funcionamiento sexual normal. Al fin de cuentas, la sexualidad la define cada paciente y su compañero en un marco de factores tales como el género, la edad, las actitudes personales, y los valores religiosos y culturales.
Con frecuencia, muchos tipos de cáncer y tratamientos para el cáncer se relacionan con una disfunción sexual. En todos los sitios, los cálculos de disfunción sexual después de varios tratamientos anticancerosos han fluctuado entre 40 y 100%.[1] La mayor parte de la información se relaciona con mujeres que tienen cáncer de mama o ginecológico, y hombres con cáncer de próstata. Se conoce menos sobre como otros tipos de cáncer, en particular otros tumores sólidos, afectan la sexualidad. La investigación indica que alrededor de 50% de las mujeres que padecieron de cáncer de mama experimentan una disfunción sexual prolongada,[2,3] al igual que una proporción similar de mujeres que padecieron de cáncer ginecológico.[4] La disfunción eréctil (aquella que resulta inadecuada para el coito) es la forma principal de disfunción que se investigó en hombres con cáncer de próstata. Las tasas de prevalencia de la disfunción eréctil han fluctuado. En general, en los estudios que utilizaron en su evaluación los informes de los propios pacientes, se encontraron tasas más altas de disfunción eréctil, que oscilan entre 60 y 90%, después de una prostatectomía radical y entre 67 y 85% después de la radioterapia de haz externo.[5-8] La disfunción eréctil parece ser menos prevalente cuando se utiliza la braquiterapia y más prevalente cuando se utiliza la crioterapia para tratar el cáncer de la próstata localizado.[9] En el caso del linfoma de Hodgkin y el cáncer de testículo, 25% de las personas que padecieron de estos cánceres quedan con problemas sexuales a largo plazo.[3,10]
Varios resúmenes de artículos sobre la sexualidad y el cáncer ponen un énfasis particular en sitios de cáncer que inciden de manera directa en el funcionamiento sexual.[11-13] La respuesta sexual de un individuo se puede ver afectada de varias maneras y las causas de disfunción sexual suelen ser tanto fisiológicas como psicológicas. Los problemas sexuales más comunes de las personas con cáncer son la falta de deseo de actividad sexual en hombres y mujeres, disfunción eréctil en los hombres y dispareunia (dolor durante el coito) en las mujeres.[3] Los hombres también pueden experimentar anorgasmia (ausencia de eyaculación), eyaculación retrógrada (eyaculación que retrocede hasta la vejiga) o incapacidad de alcanzar el orgasmo. Las mujeres pueden experimentar cambios en las sensaciones genitales debido al dolor o a la pérdida de sensibilidad o adormecimiento, así como la disminución de la capacidad de alcanzar un orgasmo. La pérdida de sensibilidad puede ser tan angustiosa para algunos individuos como la sensación de dolor.[14] En las mujeres, la insuficiencia ovárica prematura que resulta de la quimioterapia o la radioterapia dirigida a la pelvis es un antecedente frecuente de la disfunción sexual, especialmente cuando se contraindica el reemplazo hormonal debido a que la neoplasia maligna es sensible a las hormonas.[2]
A diferencia de muchos otros efectos secundarios fisiológicos del tratamiento del cáncer, los problemas sexuales no tienden a resolverse durante el primer o segundo año de supervivencia sin enfermedad.[2,7,15-19] Más bien, estos pueden permanecer constantes y ser bastante graves o, incluso, seguir aumentando. A pesar de que no está claro en qué medida los problemas sexuales pueden influir en la calificación general de la calidad de vida relacionada con la salud de un sobreviviente, estos problemas son claramente molestos para muchos pacientes e interfieren en el proceso de reintegrarse a la rutina diaria después del tratamiento. Para llevar la calidad de vida y la supervivencia del paciente a su máxima expresión, son importantes la evaluación, la referencia, una intervención terapéutica y el seguimiento.[2,17]
En un estudio cualitativo con 48 hombres (de 130 entrevistados) con disfunción eréctil después de un tratamiento para cáncer de próstata en estadio temprano,[20] la calidad de vida quedó afectada de forma significativa en las siguientes áreas:
• Calidad de la intimidad sexual.
• Interacciones cotidianas con mujeres.
• Capacidad de fantasear sexualmente.
• Autopercepción de su masculinidad.
Se pidió a los pacientes que participaron en un ensayo aleatorizado en el que se comparó la prostatectomía radical con la conducta expectante, que completaran un cuestionario sobre los síntomas, el funcionamiento psicológico y la calidad de vida.[21] A pesar que la frecuencia de pensamientos sexuales fue similar en ambos grupos, la prevalencia de disfunción eréctil (cambios en la erección voluntaria en situaciones sexuales, erecciones al despertar y erecciones espontáneas) fue más alta en el grupo sometido a prostatectomía radical (80%) en comparación con el grupo de conducta expectante (45%). Entre los hombres sometidos a prostatectomía radical, 56% estuvieron agobiados de forma moderada o alta debido a la disminución del funcionamiento sexual, en comparación con 40% de los hombres del grupo de conducta expectante.[21]
En un estudio transversal con una población diferente, en este caso con hombres supervivientes por 15 años de linfoma de Hodgkin y linfoma no Hodgkin, se compararon el desempeño sexual y las concentraciones hormonales con controles ajustados por edad.[22] En términos generales, los autores concluyeron que el desempeño sexual (según mediciones del Brief Sexual Function Inventory [BSFI]) fue significativamente peor en los supervivientes de linfoma que en los controles. En el análisis con una sola variable, un desempeño inferior se atribuyó a los siguientes aspectos:
• Mayor edad.
• Concentración de testosterona más baja.
• Concentración de hormona luteinizante más alta.
• Mayor fatiga y sufrimiento emocional.
• Por lo menos una comorbilidad.
Se deben tomar varias precauciones al interpretar estos resultados:
• No se listan los tipos de comorbilidad; en consecuencia, no se sabe si hubo prevalencia de enfermedad cardiovascular.
• No se realizaron los análisis multifactoriales para considerar la repercusión relativa de los diversos factores que contribuyen a bajar el funcionamiento.
• Al considerar la mediana general de los puntajes, los puntajes de la subescala de BSFI no fueron ni bajos ni diferentes
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