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Prey Pos Natal


Enviado por   •  7 de Abril de 2012  •  10.041 Palabras (41 Páginas)  •  642 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La educación es un hecho social que, en última instancia, busca proveer al ser humano de los medios necesarios para que pueda enfrentarse con éxito a la vida.

En ese contexto, al futuro ciudadano -desde la más temprana edad- se le prepara no para que más tarde sea un buen alumno o aprovechado estudiante, sino para que desarrolle todas sus potencialidades y pueda convertirse en una persona adaptada, útil y equilibrada, en suma: feliz. Cuanto antes empiece este aprendizaje, mejor.

Dentro de la escala animal, el ser humano es quizás el más indefenso de todos. A diferencia de los otros seres que, instintivamente y casi de inmediato, luego de nacer, se hallan en condiciones de valerse por sí mismos, el hombre necesita someterse a un lento proceso de aprendizaje, a través del cual va aprendiendo a comer, a hablar, a caminar y a ejecutar casi todas las actividades indispensables para la vida.

Parte de tal aprendizaje, lo lleva a efecto por experiencia personal o idiosincrasia; muchas otras cosas se aprenden por imitación, por influencia del ambiente o el proceso de enseñanza inconsciente o deliberado, operativo por los niños o mayores.

La concepción clásica o tradicional de la educación, orientó los sistemas y servicios de esta índole a la atención, preferente o casi exclusiva, de la esfera intelectual, descuidando otra fundamental que guarda estrecha relación con el equilibrio entre lo bio-psico-motor y el intelecto: la socio-emocional.

¿De qué habría haber invertido 15 años o más en “educar” a un hombre que podría terminar convertido en un erudito, especialista en un campo del conocimiento, pero incapaz de pensar por sí mismo y de atreverse a actuar con iniciativa, o expresar lo que siente y lo que piensa, sin reservas ni ataduras de ningún tipo?

La educación tradicional, pues, basada en una mal entendida disciplina y en retardatario régimen de autoridad o jerarquía -al nivel de escuela y de hogar- sólo ha servido para poblar un mundo de hombres y mujeres sumisos, castrados intelectual y moralmente; atados para siempre, a las cadenas de una dependencia total: con esquemas mentales antiguos y patrones de conducta íntimamente ligados al qué dirán y a la mojigatería.

Y es que como dice Robert Dottrens, “Educar -dejando aparte la primera edad de la vida- no es ni siquiera formar; educar es liberar. Liberar de los instintos y de las escorias que el atavismo y la herencia han depositado en nosotros. Más aún: educar es desprender de uno mismo, es mostrar al niño el camino sobre el cual un día tendrá que marchar solo, para ir, si es posible, más lejos y más alto que el lugar donde nos detuvimos”.

Una educación liberadora, en consecuencia, debe buscar hacer del niño una persona libre y responsable; transformar al pequeño e indefenso animalito que llora en la cuna, en un ser humano, en una persona moral, con carácter y conciencia, capaz de actuar con iniciativa y responder inteligentemente ante cualquier eventualidad que le ofrezcan en el mundo y la vida.

GENERALIDADES

“¡Nuestros hijos serán libres algún día, y no lo olvidemos! Hay que prepararlos para el uso inteligente de su libertad. Hay que en nuestras familias, lo mismo que en nuestras escuelas, una pedagogía de la libertad”

Robert Dottrens

El ideal supremo de todo padre es, qué duda cabe, tener hijos sanos, fuertes y felices. Lamentablemente, desde que llega al mundo, el niño tiene que enfrentarse consigo mismo y con su medio, en procura de un equilibrio.

Desde el momento mismo de la concepción, el futuro ciudadano comienza a formarse. Ya en el seno materno, sus características generales y sus rasgos personales, comienzan a perfilarse. Al nacer constituye una realidad compleja, con nueve meses de existencia.

Sin embargo, a diferencia de otros seres de la escala animal, nace inacabado dando la pavorosa sensación de un ser incompleto, indefenso e inerme; y en consecuencia -desde el primer momento- debe iniciar un largo, a veces dramático, proceso de aprendizaje y adaptación, a través de del cual se van desarrollando todas sus potencialidades físicas, nerviosas, sexuales; en suma: su personalidad individual y social.

En este contexto, son determinantes la calidad y la cantidad de alimentos que recibe, el descanso y la recreación; las experiencias y lógicamente los estímulos de todo tipo, así como las enseñanzas y ejemplos que brindan otros niños y las personas mayores que se encuentran junto a él.

El ambiente humano y socio-cultural que rodea al niño, con sus cargas de amor y hostilidad, es decisivo en la evolución que el hombre realiza durante el primer año de vida. Esta evolución los otros mamíferos superiores la alcanzan dentro del útero materno.

A este respecto, conviene recordar lo que significa modelar el sistema nervioso del niño, a través del propio subconsciente, por lo que es necesario insistir en el bienestar mental de los padres (y de los profesores) a fin de evitar insospechadas y perniciosas influencias en el futuro ciudadano.

Dentro de su situación de ser incompleto, alrededor del niño se da una realidad anatómica-fisiológica incuestionable: su cerebro tiene un desarrollo insuficiente, concretamente a nivel de su corteza cerebral. Su cerebro interno, en cambio, que todos traemos en común con los animales, funciona equilibradamente rigiendo -así- la vida instintiva. El ser humano, sin embargo, se diferencia del animal, entre otras cosas, por la riqueza de sus funciones superiores, de su vida psíquica; entonces ese cerebro interno va cediendo su lugar al desarrollo de la corteza cerebral y al paulatino ejercicio de la inteligencia.

Debido a lo expuesto hasta aquí, resulta que el contacto primero y de mayor envergadura es con la madre. El ambiente material, en consecuencia, debe ser óptimo de modo que la formación de su corteza cerebral, alcance el final deseado.

Mediante el contacto con la madre, el niño comienza a asimilar pautas culturales y definir sus patrones de comportamiento. El eventual malestar psicológico de aquella, repercutirá sobre el sistema nervioso del infante, al cual se la plantearán de ese modo respuestas para las que no está preparado, originando reacciones de defensa que en nada ayudan a madurar la vida de la inteligencia, ya que obligan al pequeño a responder de acuerdo a sus necesidades instintivas.

Supongamos el caso que una madre que, luego del nacimiento del niño y transcurridos algunos meses se percata que le resulta difícil recuperar su antigua y elegante silueta: eso la mantiene molesta y disconforme subconscientemente, pero abiertamente no lo acepta pues le parece poco maternal. Entonces vuelca su cólera hacia el bebé, a quién le hace responsable de su desgracia.

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