Problemas Wackerly
Enviado por enrique199408 • 27 de Febrero de 2021 • Trabajo • 15.700 Palabras (63 Páginas) • 69 Visitas
INTRODUCCIÓN
Nos encontramos en nuestro país en un momento decisivo para su historia, es decir, ha llegado el momento de una autorreflexión acerca de lo que se ha dejado de hacer y lo que se ha hecho mal, desafortunadamente solo existen esas dos opciones por más que nos aferremos a los “otros datos” de la administración actual. Pues si bien el crecimiento de la economía para este año ha sido nulo, tan poco que creo que puede llamarse legítimamente una recesión palabra que a toda la sociedad asusta por igual pues sería símbolo de aún más incertidumbre de la que vivimos hoy en día, cosa que no nos ayudaría con las calificadoras internacionales que en todo los que de este 2019 no han hecho más que bajar la calificación de México ante el mundo, y es aquí donde realmente está el impacto de la cancelación del NAICM, un año después de este hecho, Las cifras que proporciona el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que la tasa de crecimiento este año sera de 0%, con probabilidad de que el siguiente año esta cifra sea negativa, y es que si comparamos con el segundo trimestre de 2018 se situó un 0.4 %.
La desaceleración económica es coincidente con un cambio de gobierno radical que ha polarizado a la sociedad sobre prácticamente todo, incluyendo qué es una recesión y a qué o quién podemos atribuírsela. Probablemente la actual administración es responsables en no haber sabido comunicar la flexibilidad con la que empleamos el concepto de recesión, es como llamar a “otros datos” cuando se enfrenta a cualquier cosa que le cause malestar general o una imagen negativa ante la sociedad. Y es que, para la sociedad que ignora todos estos conceptos, que no sabe lo que significa exactamente, pero si puede intuir mediante el uso de los datos disponibles y de los medios de comunicación cuando una economía está creciendo por debajo de lo que se consideraría normal. México suele sostener tasas de crecimiento anuales promedio de 2.5 % desde 1994 por lo que, en la actualidad, estamos creciendo seis veces más lento. El consumo de los hogares, uno de los componentes más importantes del PIB, solo creció un 0.8 % en este año, quince veces más lento que el 2.8 % al que suele crecer en promedio e implica una caída en términos de cuánto puede consumir cada persona en México, que termina impactando en el bienestar de todos, y que ni estrategias como el buen fin pudieron salvar este dato importantísimo, pues alrededor del 60% de los mexicanos no compro nada este fin de descuentos.
Ante tasas de crecimiento tan bajas es irrelevante cómo llamemos a este fenómeno ya sea principios de recesión o solo un pequeño descanso antes de una vuelo imparable como lo quiere hacer parecer nuestro querido presidente. Y es igualmente inútil perder tiempo buscando culpables en administraciones pasadas mirando solo al pasado y criticando los errores o, lo que es peor, negando lo que es ya es evidente en los datos tan duros como los presentados en el siguiente reporte y consiguiente prospectiva. En esencia, tanto los que quieren culpar al gobierno, como los que no, tienen argumentos razonables que encuentran sustento en lo que los datos muestran. Por ejemplo, los detractores del gobierno tienen razón en señalar que muchos países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico están experimentando un proceso de desaceleración económica similar. Un país típico de la OCDE que crecía a un 2.7 % en el tercer trimestre de 2018 hoy crece a un 1.7 % e, igualmente, mientras México crecía a un 2 % el tercer trimestre de 2018, hoy crece cinco veces por debajo, un 0.01 %. En este sentido los datos apoyan la versión oficialista de que el gobierno intenta hacer lo mejor que puede en un entorno global complicado, todo esto agregando los desplantes, humillaciones y amenazas del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que con tal de ganar el apoyo de sus fieles pone condiciones cada vez más duras en el comercio internacional entre los dos países, amenazando con renegociar el T-MEC para ganar más terreno para su país, lujo que no puede dar México considerando que las exportaciones con ese país son el único motor de la economía mexicana que funciona correctamente y del cual actualmente dependemos.
La siguiente prospectiva intentará develar el misterio que esconden los dichosos datos del gobierno, en un entorno donde es obvio un intento de encubrimiento de la situación real del país con tal de no perder popularidad, haciendo un análisis crítico de lo que el gobierno debe hacer apelando al fin último de este, que es la administración de los bienes nacionales, en donde lo único que importará de ahora en adelante no serán las herencias del pasado, si no como es que el gobierno actuará de ahora en adelante.
PARTE A
MIGUEL DE LA MADRID
- Entrada de México al GATT
En enero de 1986, tras tres años de negociaciones. México logró ser admitido en el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, (GATT).
México al ser admitido se compromete a consolidar sus derechos aduaneros a un máximo del 50% y a eliminar los precios oficiales de referencia. Que en 1988 descendió al 20%. Este acuerdo se lleva a cabo por la necesidad de establecer un conjunto de normas comerciales y concesiones arancelarias, y está considerado como el precursor de la Organización Mundial de Comercio. Que funciona como un regulador de la economía.
México al firmar el acuerdo tiene que introducir ajustes en las medidas fiscales, en el sistema de medidas de importación. A México se le permitió conservar temporalmente las licencias de importación en algunos de los productos agrícolas y a otros bienes que provienen de programas de promoción industrial. Este acuerdo la verdad se veía beneficiado para México, pues le ayudaría en el sector económico como por ejemplo: licencias de importación, normas técnicas, dumping y derechos antidumping, valoración aduanera, la información analizada revela que México no firmó, subsidios e impuestos compensatorios y compras gubernamentales, sin que mediara explicación alguna. Además de que a México se le abrió apertura a gozar de un trato especial y más favorable, debido a que era un país en proceso de desarrollo, por eso fue que le ayudaron con el sector agrícola. Se estimaba que la adopción de estructuras arancelarias uniformes brindaba la oportunidad de aumentar la eficiencia en su administración y de transparentar estas actividades, evitando así o reduciendo el riesgo de que ciertos sectores con gran capacidad o poder de negociación influyeran en los flujos comerciales, como había sucedido en el pasado en que determinados grupos habían exigido altos niveles de protección y propiciado estructuras arancelarias dispersas, cuyas consecuencias fueron los altos costos en términos de bienestar e incertidumbre en las decisiones de inversión, producción y distribución de bienes en el país.
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