El Problema Ontológico
Enviado por YamilaRodriguez • 26 de Junio de 2011 • 465 Palabras (2 Páginas) • 1.786 Visitas
El problema ontológico o metafísico, o "¿Qué existe? La suposición básica conocida de Rene Descartes (1596-1650): "«Cogito, ergo sum» pienso, luego existo" se originó de un problema largo tiempo recalcado por la teología de la Iglesia Cristiana. ¿Cómo puede la "mente" conocer la "materia"? o en otras palabras, ¿Cómo podemos llegar a conocer algo acerca del mundo? ¡Quizá es solamente una ficción de nuestra imaginación!... La respuesta ele Descartes fue ingeniosa y persuasiva; continúa inquietando a los filósofos y científicos ele hoy en clía. Permítaseme suponer, elijo Descartes, que nada existe en lo absoluto acerca del universo, excepto, el hecho indiscutible ele que estoy pensando, aquí y ahora, y que, debido a que estoy pensando, debe existir una entidad que realiza el pensar, esto es, Yo. Más aún, debe haber una parte ele mí que conoce y una parte (más básica) que es como todo lo demás, un objeto de conocimiento. Pero inmediatamente, Descartes se vio ante un problema ulterior: ¿Qué sucede si sólo yo existo, y el resto del universo existe solamente en los procesos de mi pensamiento? Descartes estaba profundamente preocupado con esta posibilidad (que posteriormente fue llamadla solipsismo), porque para un filósofo religioso que no podía dudar de la existencia de Dios, el dudar ele la existencia del universo implicaba que Dios podría estar jugando un sudo truco de representación falsa. Es importante ciarse cuenta que el paso de "pienso, luego existo" a "el universo existe" no se da lógicamente, se da solamente si se aceptan las premisas adicionales: "Dios existe y es infinitamente bueno y honrado" y "Dios me da las percepciones del mundo". El sofista Gorgias resolvió el dilema hace algunos 2500 años: "Nada existe. Si algo existiera no podría ser conocido. Si algo pudiera ser conocido no podría ser comunicado". El no estaba interesado particularmente en los dilemas lógicos y teológicos, y la preocupación del hombre por lo espiritual relegó el problema hasta el siglo XVII.
Aún entonces, la conclusión lógica final cíe que nada existe, excepto la mente del que percibe, fue evitada por Descartes, Leibnitz y Berkeley. Para ellos, Dios viene al rescate: si parece que el mundo está ahí, así debe ser; parafraseando a Descartes: Dios no es un embustero de confianza. El solipsismo, al negar la existencia del universo, es por tanto ateísta y a la inversa; el teísmo tradicional necesita de la consideración de que el universo es real. (Se podría argüir que el solipsismo es una forma de teísmo que podríamos llamar "autoteísmo", lo que significa "yo soy el Dios de mi propio universo". Pero esta variante difícilmente podría ser considerada "tradicional"). Hoy en cha, las ciencias exactas has exorcizado en alto grado la duda última acerca de la existencia del mundo como un problema
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